XIV : Sentimientos encontrados.

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Jungkook aún seguía abrazando a Jimin bajo la lluvia, respirando con dificultad, como si temiera que al soltarlo, se esfumara por completo. De pronto, se separó solo un poco, lo suficiente para mirarlo a los ojos con una mezcla de confusión y determinación.

—Ven conmigo a casa —dijo, sin darle tiempo a Jimin de reaccionar o responder.

Antes de que Jimin pudiera articular palabra, Jungkook tomó su mano firmemente y comenzó a caminar hacia su auto. Las gotas de lluvia seguían golpeando con fuerza, pero la calidez del agarre de Jungkook lo mantenía en el presente, haciendo que su corazón latiera desbocado. Cada pequeño gesto de Jungkook despertaba en él una marea de emociones que no podía comprender del todo, pero que lo hacían sentir vivo.

Jimin trató de protestar mientras llegaban al auto, pero Jungkook no le soltaba la mano. Cuando ambos entraron al vehículo, el sonido de la lluvia en el techo hacía eco en el interior. Jimin suspiró y lo miró preocupado.

—No deberías conducir, no estás en condiciones. Pidamos un taxi, Jungkook —sugirió Jimin, tratando de ser la voz de la razón.

Pero Jungkook no lo escuchó. Encendió el auto y comenzó a conducir, su mirada fija en la carretera, aunque sus movimientos eran torpes y claramente influenciados por el alcohol. Jimin rodó los ojos y suspiró de nuevo, resignado. Sabía que Jungkook podía ser increíblemente terco, y esta era una de esas veces. Su corazón latía con fuerza por la preocupación, pero en el fondo, una pequeña sonrisa se asomó en sus labios. Este era el Jungkook que siempre había intuido que estaba debajo de la fachada.

Para su alivio, llegaron a casa sin problemas. La lluvia seguía cayendo intensamente cuando entraron a la casa, empapados de pies a cabeza. Jungkook dejó caer las llaves en la mesa de la entrada y se giró hacia Jimin, con pasos torpes por el alcohol y el cansancio.

—¿Quieres agua? ¿Comida? —preguntó con una sonrisa, tambaleándose ligeramente mientras caminaba hacia su habitación—. Te conseguiré algo de ropa seca.

Jimin observó la escena con ternura. Ver a Jungkook, mojado, con el cabello chorreando y tratando de ofrecerle algo de ropa seca mientras apenas podía mantenerse en pie, le tocó el corazón de una manera que nunca antes había sentido. Una calidez invadió su pecho, y no pudo evitar sonreír con dulzura. Este era el Jungkook que se escondía detrás de todas esas capas de arrogancia, el que no mostraba con facilidad.

Jungkook regresó con unas prendas en la mano, tropezando ligeramente antes de ofrecérselas a Jimin. Él tomó la ropa, aún con una sonrisa en el rostro.

—Gracias, pero no voy a cambiarme hasta que tú también lo hagas. —Jimin lo miró con una mezcla de diversión y seriedad—. Te vas a enfermar si sigues así, Jungkook.

Jungkook lo miró, frunciendo el ceño un poco, como si estuviera procesando lo que Jimin decía. Finalmente, asintió con un gesto lento y algo torpe.

—Está bien, está bien... tú ganas —dijo, dejando la ropa para él mismo mientras caminaba hacia su habitación para cambiarse.

Ambos se cambiaron rápidamente, y unos minutos después, se sentaron en el sofá, con la calma de la casa contrastando el caos que había sido la noche. Jimin, aún sintiendo esa extraña calidez en su pecho, rompió el silencio.

—¿Por qué saliste corriendo así? —preguntó en voz baja, mirándolo con curiosidad—. ¿Y por qué decías que yo iba a irme? Nunca te he dicho nada sobre eso.

Jungkook miró al frente, su semblante algo perdido por el efecto del alcohol, pero las palabras de Jimin lo hicieron detenerse a pensar. Suspiró profundamente, sus hombros tensándose por un momento.

Fallen Light - KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora