Capítulo XVI : No me gusta verte así.

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Jungkook había entrado a la universidad con un único propósito: perder tiempo. No estaba ahí porque realmente le importara su educación o porque soñara con un futuro académico. Había ingresado solo para alejarse del destino que su padre le tenía preparado, heredando la maldita empresa de tabaco tan pronto como terminó la secundaria. Sabía que no podría retrasar lo inevitable para siempre, pero al menos, en la universidad, podía evadirlo por un tiempo.

El día había sido normal hasta que, entre las conversaciones y miradas curiosas de los estudiantes, lo vio: su padre. Caminaba por el pasillo, irradiando esa presencia imponente que siempre había tenido, su traje exageradamente caro y su mirada de superioridad atrayendo las miradas y los murmullos de todos. La empresa de tabaco de su padre era demasiado famosa como para pasar desapercibida. La mayor parte de la población fumaba sus productos, y para muchos, era sinónimo de calidad. Pero para Jungkook, era sinónimo de todo lo que odiaba. Si había algo que él despreciaba, era el tabaco y lo que representaba para su familia.

Sintió que su respiración se volvía errática y su pecho se apretaba al verlo. "¿Qué está haciendo aquí?", pensó, sin poder apartar la vista de él. No quería que estuviera ahí, no quería que lo asociaran con su padre ni que nadie hiciera preguntas. Empezó a angustiarse más de lo normal. Sus notas no eran las mejores, y sabía que no podría usarlas como excusa por mucho tiempo. Su plan de retrasar la inevitable entrada a la empresa se volvía más frágil cada día.

Decidido, caminó rápidamente hacia su padre, evitando las miradas curiosas de los estudiantes.

—¿Qué haces aquí? —preguntó sin rodeos, su tono frío y cargado de tensión.

Su padre lo miró y le sonrió con esa sonrisa orgullosa que siempre parecía falsa, una máscara que había usado durante toda su vida pública.

—Heredero al trono, siempre tan directo —respondió su padre, sin tomarse en serio la evidente incomodidad de Jungkook. Esa frase solo hizo que Jungkook se tensara más. Odiaba cuando su padre lo llamaba así, como si su vida ya estuviera decidida, como si él no tuviera voz ni voto.

—Deja de preocupar tanto a tu madre —continuó su padre, su tono severo pero disfrazado de preocupación—. Sabes que está muy preocupada por ti desde el incidente. Es un milagro que sigas vivo.

Jungkook bufó, mordiéndose el labio para evitar soltar todo lo que estaba pensando. ¿De verdad sabía sobre el incidente? Se sorprendía de que siquiera le importara. Su mente retrocedió rápidamente a su infancia, a esos días donde siempre terminaba lastimado. Cuando era pequeño, había sido un niño inquieto, tanto que las heridas eran parte de su día a día. Recordó cómo, cada vez que se hacía daño, lloraba y dramatizaba, esperando aunque fuera un gesto de afecto de su padre. Pero nunca lo conseguía. Había anhelado tanto su cariño, su aprobación... y ahora todo lo que sentía era rechazo.

El recuerdo más amargo lo invadió. Había sido cuando se rompió la pierna jugando fútbol, un deporte que había decidido practicar solo porque escuchó que a su padre le gustaba. Quería enorgullecerlo, quería ser el hijo perfecto para él. Pero cuando se lesionó y pasó varios días en el hospital, su padre nunca apareció. A pesar de todo lo que esperó y rezó para que lo visitara, nunca lo hizo. El dolor de ese recuerdo lo golpeó como una bofetada, haciendo que su respiración se agitara aún más.

—No tengo tiempo para esto —dijo, tratando de ocultar la amargura en su voz—. Estoy ocupado. Nos veremos otro día.

Su padre no pareció notarlo, o simplemente lo ignoró.

—Mañana tenemos una cena importante con tu madre —dijo mientras le daba una palmada en el hombro—. Hablaremos sobre tu futuro y la empresa. No faltes.

Fallen Light - KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora