━━━𝗟𝗮𝗻𝗶𝗲𝗿 era un joven mitad británico mitad francés, británico por parte de su padre y francés por parte de su madre. El chico era bastante listo, por lo que había decidido seguir aquello que su padre tanto quería que fuera: ser cirujano. El...
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──Lanier, por favor, solo quiero hablar contigo.──insistió Janette con suavidad, su preocupación evidente. Se apoyó contra la puerta, intentando ofrecer algo de consuelo, aunque sabía que su hermano estaba roto por dentro. El silencio del otro lado la desgarraba.
──No puedo hacer esto ahora, Jane... Solo déjame en paz.──respondió Lanier, su voz era apenas un murmullo lleno de agotamiento.
Janette suspiró, sintiendo la impotencia arrastrarse por su cuerpo. Quería estar ahí para él, quería ayudarlo a sanar, pero entendía que a veces, las heridas eran demasiado profundas para ser curadas con palabras.
La joven de ojos azules mantuvo la vista en el suelo por un momento, buscando las palabras correctas antes de levantar la cabeza y hablar con más firmeza.
──No, Lanier, no te dejaré solo en esto.──dijo con una determinación renovada en su voz.──Sé que necesitas tu espacio, que quizás lo último que quieres es hablar, pero déjame estar aquí para ti, como tú lo has estado para mí durante toda mi vida.──Su tono reflejaba el amor y la gratitud que sentía por su hermano mayor, la conexión que siempre los había unido.
El silencio que siguió fue pesado, pero Janette no retrocedió. Permaneció frente a la puerta, esperando que él entendiera que no tenía que enfrentar su dolor solo, aunque él todavía no estuviera listo para aceptarlo.
La puerta se abrió lentamente, y Lanier apareció, su rostro marcado por el agotamiento emocional. Sin decir una palabra, permitió que Janette entrara antes de cerrar la puerta tras ella.
──Tuve una discusión con Jack.──dijo Lanier en un tono apagado, sus palabras cargadas de dolor.
Janette intentó suavizar el ambiente con una pequeña broma, aunque su voz mostraba una mezcla de preocupación y cariño.
──Vaya, entonces supongo que ya no podremos ir al hospital a que nos atiendan.──dijo con una sonrisa tenue, tratando de aligerar el momento.──Perdón...──añadió rápidamente, sintiendo que tal vez no era el mejor momento para bromear.
Lanier negó levemente, como si apreciara el esfuerzo pero su corazón estuviera demasiado herido para responder. Se sentó, y Janette se acomodó a su lado, en silencio, ofreciéndole su compañía y apoyo, sin necesidad de más palabras.
Janette lo miró con preocupación, su rostro reflejaba una mezcla de ternura y desazón.
──¿Qué ocurrió?──preguntó, su voz llena de una preocupación genuina mientras sus ojos buscaban entender el dolor de su hermano.
Lanier suspiró profundamente, sus palabras salieron con pesadez.
──Dijo que no me quería y que jamás lo haría, y en medio del enojo, le dije cosas horribles.──dijo el pelinegro, sus palabras llenas de arrepentimiento y tristeza.
