𝐂𝐀𝐏⁹ ━━━ Paz, tiempo, amor, decepción

81 10 20
                                    

CAPÍTULO NUEVE
(PAZ, TIEMPO, AMOR, DECEPCIÓN)

Lanier estaba sentado en el mueble de la cocina, relajado como no lo había estado en todo el día

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Lanier estaba sentado en el mueble de la cocina, relajado como no lo había estado en todo el día. Metía un pedazo de manzana en su boca, masticando con tranquilidad mientras sus pies se balanceaban de adelante hacia atrás como los de un niño pequeño. La ansiedad y la frustración que habían dominado su mente antes se habían disipado, dejando en su lugar una sensación de paz que no recordaba haber experimentado en mucho tiempo.

Después de su encuentro con Jack, era como si algo se hubiera desbloqueado dentro de él. Ya no estaba atrapado en el torbellino de emociones que lo había asfixiado antes. En ese momento, no pensaba en nada complicado, solo disfrutaba el momento, encontrando un inusual consuelo en la simplicidad de estar ahí, con la sensación de felicidad que se extendía desde lo profundo de su ser.

──Lanier, ¿qué haces ahí? Bájate de ahí ──dijo su madre, entrando en la cocina con el ceño fruncido.

Lanier bajó de la mesa con una sonrisa traviesa y caminó hacia su mamá.

──Mamá, ¿sabes algo? Te quiero demasiado, eres la mejor ──dijo el chico, antes de salir de la cocina con una sonrisa mientras se dirigía a la sala.

──¿Por qué tienes esa sonrisa? ¿Algo bueno pasó? ──preguntó su hermana, sentada en el sillón, mirándolo con una sonrisa igualmente curiosa.

──Algo así, no lo sé. Pasó algo y... te lo contaré después ──respondió Lanier con una sonrisa, antes de subir las escaleras hacia su habitación, tarareando una canción mientras se alejaba.

Al llegar y abrir la puerta de su habitación, Lanier la cerró rápidamente tras de él y se tiró en la cama, con una sonrisa que jamás había tenido antes. La felicidad que lo invadía era tan intensa que apenas podía contenerla, y por primera vez en mucho tiempo, se sintió genuinamente pleno.

Jack confiaba en él, y eso era todo lo que Lanier necesitaba. Saber que alguien creía en él.

El pelinegro se levantó de la cama y se dirigió a su escritorio, donde se sentó en la silla. Su mirada se dirigió al balcón, observando cómo el sol se ocultaba lentamente en el horizonte. Luego, volvió a su escritorio, sacó sus libros y comenzó a estudiar más sobre cómo convertirse en un buen cirujano. El silencio de la habitación y la luz tenue del atardecer creaban el ambiente perfecto para concentrarse en su objetivo.

Odiaba estudiar sobre medicina, pero no lo hacía por él mismo, ni por su padre o su madre; lo hacía por Jack. Era el deseo de demostrarle a Jack que podía ser mejor, de ganarse su confianza aún más, lo que le daba la fuerza para perseverar a pesar de su aversión hacia el tema.

Después de casi tres horas de estudio, dos golpes en la puerta se escucharon. Lanier levantó la mirada de los libros y frunció el ceño.

──¿Pase? ──dijo, algo confundido. Nadie solía golpear su puerta, y la interrupción era inesperada.

𝐓𝐎𝐎 𝐒𝐖𝐄𝐄𝐓 ; 𝐉𝐀𝐂𝐊 𝐃𝐀𝐖𝐊𝐈𝐍𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora