Cuatro años después
El público rompió a aplaudir cuando Juanjo entonó la última nota, un agudo que mantuvo durante quince segundos seguidos, dejando al teatro entero anonadado.
Era su segunda gira. Comenzaba a notar las tablas en el escenario. Se sentía con más experiencia, más seguro defendiendo sus temas. Había sacado ya dos discos y no podía estar más contento con el resultado. Sentía que lo representaban a la perfección. En cuanto terminase la gira, comenzaría a escribir el tercero.
Martin siempre lo ayudaba. Les encantaba componer juntos. Las canciones que habían escrito en casa eran sus favoritas del álbum. El toque de Martin siempre les daba otro color. Y Juanjo se inspiraba mucho más cuando él estaba cerca.
El maño también le ayudaba a componer a él. Su chico estaba escribiendo su tercer EP, y compaginándolo con el rodaje de una película. No paraba quieto.
Como ahora, que estaba pegándole voces desde detrás del escenario. El pequeño se había asomado para verlo de cerca, y Juanjo sabía que los del lado izquierdo del público lo estarían viendo seguro. Igual que ocurría siempre. Después encontraría mil vídeos en tiktok de su novio dejándose las manos en aplaudirle.
Martin lo acompañaba a todos los conciertos que podía, así como Juanjo lo había hecho en las dos giras del pequeño. Con la tontería, se habían recorrido España varias veces los dos juntos.
El público alargó el aplauso y Martin continuó junto a ellos, al lado de Ruslana y Claudia, que lo vitoreaban también. Era el primer concierto suyo al que asistía la novia de Ruslana, y Juanjo se alegró al ver que lo estaba disfrutando.
Aunque no pudo fijarse mucho, porque los ojos siempre se le iban hacia Martin, que estaba guapísimo y muy ilusionado viéndole cantar. Como si no se hubiera tragado ese mismo concierto mil veces. Los ojitos le seguían brillando igual.
La admiración que Martin sentía por él era tan bonita y pura que Juanjo se emocionaba sólo de pensarlo. Él sentía lo mismo por el vasco. Era su persona favorita, su inspiración y su modelo a seguir.
Le lanzó un beso a su novio y le guiñó un ojo, con una pequeña sonrisa ladeada. Martin lo entendió al vuelo y abandonó su sitio para prepararse.
Había llegado su momento. Como en cada concierto al que Martin había podido asistir. En algunos no había sido posible por el tema del rodaje, pero eso hacía que las fechas en las que Martin aparecía fueran el doble de especiales. Las fans siempre cruzaban los dedos por que así fuera.
Porque aquel había sido uno de los requisitos que había exigido Juanjo desde el comienzo de la gira. Cantar con Martin una canción. Y, obviamente, no le habían puesto ni una pega. Él decidía. Él era el momento.
Ambos lo eran.
—Como todos ya sabréis, ahora viene un momento muy especial —empezó Juanjo, y el público estalló en gritos. El maño sonrió al ver el entusiasmo—. Sabéis que la persona que voy a presentar ahora es muy especial para mí. Igual que esta canción. No importa cuantas veces la cantemos, siempre me emociono de la misma manera. Y nunca es la última vez. Siempre vienen más. Siempre vendrán más.
La gente se volvió completamente loca. Los chillidos se escuchaban por todas partes y sólo disminuían en volumen cuando Juanjo pronunciaba alguna frase, y después volvían a elevarse en consecuencia.
Martin se asomó para que el maño pudiera verle. El lado izquierdo del teatro se revolucionó al divisarlo, y después el lado derecho, imaginando lo que ocurría.
Juanjo le sonrió con dulzura a su chico, que ya llevaba el in ear puesto y estaba más que listo para salir. Así se lo hizo saber mostrándole un pulgar hacia arriba.
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If you should ever leave me
RomanceHan pasado dos años desde que terminó OT. Algo más de uno desde que los caminos de Martin y Juanjo se separaron de forma definitiva. ¿Qué pasó para que los dos, que tanto amor sentían el uno por el otro, no quisieran volver a mirarse a la cara? Nadi...