capítulo 14

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—Martin Urrutia —lo saludó una reportera que vestía de tonos fosforitos y tenía una amplia sonrisa en la cara. Olía a chicle de fresa, o eso fue lo que Martin pensó al acercarse a ella. No la conocía, no le sonaba haber hablado nunca con ella—. El chico de moda, qué honor hablar contigo.

Martin se sonrojó.

—Gracias, jo.

La mujer sonrió elevando mucho las cejas.

—¿Cómo fue el concierto ayer? ¿Qué sentiste al volver a cantar con tus compañeros?

—La verdad es que fue muy especial. OT ha marcado un antes y un después en mi vida y me emociona poder revivirlo así —explicó Martin con los ojos brillantes.

Siempre se le había dado bien hablar. Con la prensa, sin embargo, a veces era demasiado inocente, por lo que se quedó en blanco cuando la reportera hizo una nueva pregunta.

—Todas las chicas ayer estaban babeando por ti, Martin. Dime, ¿tienen alguna posibilidad?

Martin no había entendido la pregunta. ¿Qué...?

—¿Eh?

La mujer insistió, instándolo a hablar.

—Sí, ¿cómo está tu corazón ahora mismo? ¿Ocupado por alguien especial?

El vasco estaba completamente rojo. Odiaba ese tipo de preguntas. Y no opinó tampoco sobre la manera en la que la había formulado.

—Pues... Ahora mismo estoy muy centrado en mi lado profesional, la verdad.

—Entiendo. Está libre, chicas —sonrió ella, con picardía.

Martin buscó ayuda con la mirada. Cualquier persona conocida era bienvenida. A un par de metros estaba Juanjo, hablando con otros reporteros, y en cuanto lo miró el aragonés le devolvió el gesto. Estaba pendiente de Martin y tenía el ceño fruncido.

El vasco supo que llamarlo no sería una buena idea, así que encajó las siguientes preguntas con toda la naturalidad que pudo. Se había encontrado de cara con la prensa rosa, esa que siempre trataba de evitar y nunca podía.

La mujer le preguntó acerca de su incidente con el alcohol la noche anterior. Martin quiso meter la cabeza dentro de su camiseta. Pero respondió con una tranquilidad fingida que le sorprendió a sí mismo. Se tragó la vergüenza y miró a la reportera con seguridad.

Pero ella siguió y siguió.

—Vemos que por ahí está tu compañero Juanjo. Fue muy tenso vuestro reencuentro, ¿no? Muy comentado en redes.

Martin quiso salir corriendo. No quería hablar de eso con una señora que no conocía de nada. ¿Quién se creía? Suspiró y puso la mejor cara posible.

—Bueno, hacía bastante que no nos veíamos.

La señora pareció feliz. Martin no entendía qué había hecho él para alentarla a seguir, pero ella lo hizo.

—Vuestra ruptura sigue siendo una gran incógnita sin resolver. ¿Quieres darnos alguna pista?

Martin estaba alucinando. Como si el suceso más doloroso de su vida fuese algún tipo de puzle, de acertijo. Quiso gritarle que se largara y que estaba siendo una maleducada. Pero se contuvo.

If you should ever leave meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora