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ACTO TRES 💫 CAPÍTULO VEINTIOCHO ALHENA Y TEDDY
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La noble casa Black llevaba varios años abandonada, por lo que estaba llena de criaturas mágicas que salían de todos lados. A eso había que sumarle a Kreacher, quien vez que podía insultaba a todos, sobre todo a Sirius y a Alhena «Las malditas escorias de la familia, si la ama supiera que les debo obedecer...»; y el retrato de la madre de Sirius también era un tema sensible, pero cada vez lo sobrellevaban mejor.
—Debieron deshacerse de ti apenas naciste —solía decirle a Alhena, y luego atacaba a Sirius:— No has traído más que desgracia a nuestro linaje.
—¡Cállate, vieja arpía! —gritaba Sirius cada vez que la escuchaba.
Los siguientes días se la pasaron limpiando y dejando lo más habitable posible la casa, aunque Sam seguía jugando su bromita de la campana, por lo que debían correr al menos dos veces en una hora para ir a verla. Al llegar agosto, Samantha descansaba más de lo normal, ya que de vez en cuando le venían contracciones y con sus conocimientos de medimagia se dijo a sí misma que lo mejor era no sobre exigirse.
Cuando caía la tarde, Harry y Alhena se recostaban con ella y hablaban por horas, mientras tía Molly preparaba la cena. Para ambos era muy entretenido hablar con ella y Sirius porque siempre les contaban de cosas que hacían en la escuela.
—Hoy vi ese tapete que tiene el árbol genealógico de los Black —dijo Harry—. Aparecías tú, pero al igual que Sirius estabas borrada.
—Yo creo que te eliminaron cuando Bennu y Lunático te adoptaron —dijo Sirius—. Ese árbol pone a todos los que nacen inmediatamente, mi loca madre se encargaba de ir borrando a quienes no cumplían con los estándares —él negó con la cabeza—. Le contaba a Harry cuando me echaron de casa y tus padres me adoptaron —sonrió hacia Sam.
—¿Vivieron juntos? —preguntó Alhena sorprendida.
—Sí, desde sexto año —sonrió Sam—. Luego, él se fue a vivir solo, porque James y yo también hicimos nuestras vidas —Sam suspiró—. Unos días antes de Navidad, Canuto llegó con su baúl a nuestra casa. Nos contó lo sucedido en su casa y mis padres no dudaron ni un segundo en recibirlo. Creo que tú eras el favorito de mamá —Sam y Sirius rieron.
