XIV.

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New York, Estados Unidos 
Alison Jones

- Hola Chin – saludo mientras lo cargo y lame mi cara –

Lo dejo en el sofá y también mi bolso, me quito la chaqueta y camino lentamente hasta la cocina, entro y saco de la alacena un vaso, me sirvo agua y me recargo del fregador mientras me quedo pensando, las palabras de Mariam vuelven a mi mente, “Llora lo que debas llorar y al día siguiente la dejas atrás finalmente, ella no va a regresar”.

- ¿Entonces no seremos Jennifer? – pregunto al aire y volteo la cara para ver el sol resplandeciente – ¿Esta vez no? – pregunto mientras siento un nudo en la garganta –

Lavo el vaso y lo dejo al lado del fregador, salgo de la cocina y me acerco a la sala para servirme un trago, me acerco al ventanal y corro la puerta para salir al balcón, el viento pega en mi cara y me recargo de la baranda para quedarme mirando la ciudad.

- Ya es momento de que te suelte Jennifer – susurro y alzo la cara al cielo – tal vez solo era conocernos y vivir una pequeña parte de cada una – susurro mientras una lágrima corre por mi mejilla derecha – tal vez ya es hora de seguir mi vida – finalizo y tomo de mi copa –

Bajo la cara y siento como un apretón en mi corazón, respiro profundo y boto todo el aire, suena el timbre y volteo la cara, Chin ladra y entonces decido entrar a casa, me acerco a la puerta y miro por el rabillo, me recargo de la puerta pegando la frente y cierro los ojos.

- Adiós, Jennifer Rizzo – susurro finalmente y abro los ojos para alejarme, paso la mano libre por mi cara y respiro profundo para botar el aire –

Paso los dedos por mi cabello y tomo de fondo el trago, suena de nuevo el timbre y lo pienso para abrir, finalmente abro y la castaña sonríe, sonrío y se acerca para abrazarme, lo permito y me deja un beso en la mejilla para alejarse, le doy permiso y entra al departamento, cierro la puerta y mientras Chin va al sofá, yo sigo a Bárbara.

- Tal vez la mejor experiencia de mi vida fuiste tú, pero solo eso – dice mi mente mientras camino hasta la cocina, lavo el pequeño vaso y lo dejo a un lado, mientras que Bárbara me pide dos platos y asiento para sacarlos de la alacena –
- ¿Vas a tener guardia hoy? – pregunta mientras la ayudo con el desayuno –
- Hasta lo que sé, no – respondo y asiente –
- ¿Vamos a cenar? – pregunta y asiento –
- Esta bien – respondo –

Terminamos de servir el desayuno y nos sentamos a comer, Bárbara habla hasta por los codos y yo sólo sonrío, porque algo que he aprendido en estos meses es que si la castaña habla mucho es porque se encuentra muy feliz y me encanta verla así, ya que sus ojos cafés brillan y se ven tan resplandecientes.

                                         …

Después de pasar toda la mañana con Bárbara, ahora estoy caminando con Chin, me detengo en un kiosko para comprar unos chicles y mientras tanto saco el dinero del bolsillo trasero de mi pantalón, cuando miro al frente veo una revista que hace que me detenga, a un lado se encuentran más revistas y me acerco, busco la que acabo de ver y allí la encuentro.

Es Jennifer, claro que lo es, además la noticia lo dice muy bien “!¿Habrán regresado?!”. Mi corazón se acelera y compro la revista, agradezco y en vez de seguir caminando me regreso al departamento. Un rato después llegamos y cierro la puerta con mi espalda, me agacho y le quito la tira a Chin, me pongo de pie y me acerco al sofá donde me siento y comienzo a leer la sección que le dejaron solamente a Jennifer Rizzo con su ex el mismo con el que se iba a casar, fotos en la playa, sonrisas, abrazos y luego se encuentra una donde van caminando, lágrimas caen por mis mejillas y cierro de golpe la revista.

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