XII.

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Dos meses después…

Los días comenzaron a pasar y con ellos los meses, después de todo lo único que llegó fue mayo y no ella, con los días no pude sentirme mejor, pero debía seguir con mi vida, no entendía porque me dolía más que cuando terminó todo con mi ex, hasta que entendí que de ella sí me enamoré, fue tan profundo que hasta ahora me duele, lo único que me ha mantenido de pie es mi trabajo, pero cuando llego al edificio y entro al ascensor todo mi buen día se acaba, ella vuelve a mi mente y mi pesimismo regresa.

Hace poco me tropecé con Mike Rizzo, al principio estuve reacia de saludarlo, sin embargo, él fue muy amable y yo tengo una buena educación, así que terminamos tomándonos un café y hablando de todo un poco, no es como ella pero me hizo reír en muchas ocasiones, es un buen hombre y debo confesar que estaba asombrada del parecido físico con ella, era verla pero versión hombre y una parte de mí se sentía familiarizada con ello, aunque la otra sentía dolor porque la quiere de regreso y no está pasando, en ningún momento pregunté por ella, ni él me la nombró y fue algo que agradecí.

- ¿Doctora Jones? – preguntan y me volteo –
- Dime Soto – digo y la enfermera sonríe –
- La señorita Valderrama la está buscando – avisa y asiento confusa –

Pero recuerdo que hace dos meses la atendí y sigo a la enfermera para ir hasta donde se encuentra la señorita Valderrama, al llegar a la sala de espera la castaña se pone de pie y sonriendo se acerca a mí, sonrío amablemente y nos saludamos, me da mucha curiosidad su visita ya que no soy su médico actualmente.

- Llevo tiempo queriendo venir y verte – confiesa directamente y me quedo asombrada –
- ¿Por qué? – simplemente pregunto y sonríe –
- Porque me gustaría invitarte un café – responde sincera y asiento –

Hace dos meses que nadie me invitaba a nada, excepto Mariam y John, exceptuando Rizzo que no sé si contarlo, el punto es que estaba asombrada de la invitación ¿debería aceptar? ¿Qué tan raro parecería? Resoplo y saboreo mi labio inferior para luego morderlo, termino asintiendo y en ese momento suena mi alarma de emergencia.

- Salgo a las 18:00 horas – aviso y asiente –
- Te espero en el café Laroux’s – dice y asiento –
- Vale – susurro y alzo la mano en forma de despedida –

Me volteo y corro hasta urgencia, al entrar veo una revolución como suele ser la sala de urgencias, agarro una bata y me la coloco, también guantes y finalmente un tapaboca, salgo a la entrada y le pido a unos paramédicos que me sigan. Y así es esto, puedo estar muriéndome porque ella vuelva, pero debo seguir la vida y recordar que tengo un perro que depende de mí, que soy médico y que el mundo sigue girando con ella o sin ella a mi lado, suspiro y una enfermera me asiste, lo cuál le agradezco.

                                               …

- Hasta luego doctora – se despiden algunos familiares de pacientes y enfermeros –
- Hasta luego – me despido y termino de salir del hospital, me abrazo y froto mis brazos, la primavera esta presente aún y eso significa una sola cosa, no debo confiarme con el clima –

Arreglo mi gorro de Yankees y camino hasta el estacionamiento, al llegar a mi coche escucho mi nombre y me volteo, sonrío cuando veo a la castaña quien se acerca sonriendo, nos saludamos y me pide que la siga, acepto y me parece asombroso que maneje como si nada cuando hace dos meses tuvo un accidente automovilístico, yo estaría más que traumada aún.

Me subo al coche después de verla subirse al suyo y dejo mis cosas en el copiloto, me pongo el cinturón de seguridad y enciendo el coche, también la radio y va sonando una canción que no reconozco y su artista menos, pero la dejo y miro por el espejo retrovisor, comienzo a salir del puesto donde estoy estacionada y segundos después estoy siguiendo a Valderrama.

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