I.

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New York
NYC Health + Hospitals/Woodhull

Alison Jones

- Doctora Jones – me volteo y sonrío al ver a mi mejor amiga –
- Doctora García – digo, se ríe mientras se acerca y abro mis brazos –

Al llegar a mí, abrazo a la trigueña como si la noche anterior yo no la hubiese visto, me alejo y le dejo un beso en la frente, nos reímos y comenzamos a conversar de nuestro día. Mariam García, mi mejor amiga prácticamente de toda la vida, nuestros planes eran los mismos excepto que ella quería ser cardióloga y yo médico internista, ahora ella está a próximo de especializarse y yo estoy muy orgullosa de ella.

Me quedo observando a Mariam y siempre diré que es una de las mujeres más hermosas que conozco y no lo digo solo porque sea mi mejor amiga, Mariam es ojos verdes, piel trigueña, tamaño medio como un centímetro menos que yo, se suele pintar el cabello pero actualmente es castaño y tiene una de las sonrisas más hermosas de New York, cero dudas de ellos. Mi mejor amiga y yo estudiamos juntas desde la escuela hasta la medicina, bueno algunas materias no siempre y aunque ahora ella va por la especialización, estamos en el mismo hospital solo que no siempre tenemos las mismas horas de guardia como hoy, que ella le toca de noche y a mí siempre me toca en el día.

- Tu papá me pidió que te convenciera de tomar especialización – confiesa y suspiro –
- No sé que hacer con ese señor – respondo y se ríe negando –
- Entiende que quiere algo más para ti – dice y niego –
- Yo estoy bien así, que se quede con que acepté estar aquí – respondo y Mariam sonríe mientras niega –
- ¿Vamos por un café? Ya casi entro a guardia – invita y asiento –
- Vamos, yo ya salí – respondo y asiente –

Mientras voy con Mariam hacia la cafetería, me quedo pensando en las palabra de ella, sé que mi padre quiere lo mejor para mí, pero lo mejor que siento para mí y que siempre he querido es ser simplemente médico, si es internista lo veo bien, yo sólo quiero ayudar como me enseñó mi madre, no puedo decir lo mismo de mi padre.

Porque esa es mi realidad, vengo de familia médica, mi madre es neuróloga, mientras que mi padre es cirujano plástico, de los mejores aparte. Mis padres se conocieron en la universidad y en una noche de tragos me procrearon, decidieron tenerme y se casaron, pero ese matrimonio no duró más de cinco años, pues cada uno tiene un carácter horrible y aparte la medicina es muy demandante, aunque estudiaban en la misma universidad y empezaron a trabajar en el mismo hospital, nunca tuvieron tiempo, ni siquiera para mí por eso siempre agradezco ser hija única, porque para un hermano tengo a John, mi primo más cercano y médico también.

Si me pusieran a elegir uno de la familia, quien es mi médico favorito, diría que mi madre Martha Fields, una mujer con un temple admirable, tiene sus momentos duros y también sensibles, es una de las mejores neurólogas de New York y estoy muy orgullosa de ser su hija, después de especializarse por decisión propia duró un largo tiempo en un hospital en el Bronx, pero cuando cumplí mis 18 años volvió al NYC Health + Hospitals/Woodhull, actualmente es jefa de la parte de neurología y eso me hace sentir muy orgullosa de ella. De mi madre podría decir que saqué los ojos verdes, ya que ella en sí es castaña, piel trigueña, ojos verdes, eso sí tiene un cuerpo fenomenal y de tamaño es medio, como un centímetro menos que yo, mamá es una mujer preciosa y si no tiene a alguien ya es por decisión propia porque estoy segura que pretendientes no les falta.

En cuanto a papá, es uno de los cirujanos más importantes de New York, director del NYC Health + Hospitals/Woodhull y esta casado, aunque eso último poco me importa, nuestra relación es simple, él quiere que yo sea una gran médico y yo solo quiero ayudar a otros, su ambición no va al mismo paso que yo y es lo que siempre le molesta, muy diferente a mi madre, quien aún siendo de las mejores, nunca ha dejado de ayudar a los más necesitados y eso es lo que a mí me gusta hacer. En cuanto lo que puedo parecerme a mi padre, lo más seguro es que sea el rubio y color de piel, ya que él es rubio, ojos marrones, piel blanca, alto como de 1.85, y por eso es tan mujeriego Pol Jones, lamentable porque ninguna mujer merece un hombre así, en cuanto a su lado paterno, no me quejo, es buen padre a pesar de todo.

- Gracias – digo y Mariam niega –
- ¿Vas a casa? – pregunta y asiento –
- Paso por comida y voy al departamento – respondo y asiente –
- ¿Y mi bebé Chin? – pregunta y me rio –
- En casa esperándome – respondo y mi castaña sonríe –
- Entonces termínate ese café, mi niño Chin es primero – se queja y me rio más –

Chin Jones Fields, un caniche de 2 años que me encontré el mismo día que me mudé al departamento que mi padre me regaló en el corazón de Manhattan, desde entonces el vive conmigo y somos como una dupla, es el perro más inteligente que conozco y también el más cariñoso, podré vivir sin nada, pero si lo tengo a él, lo tengo todo.

Vuelvo la vista a mi amiga quien me pregunta ahora por mi primo y hago una cara pícara, algo que ella ignora y me rio negando, ahora conversamos de su familia y así seguimos mientras me termino mi café. Una hora después estoy saliendo del hospital y me tropiezo con alguien.

- Perdona – susurro y el hombre frente a mí niega –
- No la vi – dice el señor quien arregla su saco y asiento –
- Hasta luego – susurro y asiente –

Así que mientras el señor entra al hospital, yo termino de salir y me abrazo unos segundos, el frío en estos tiempos es insoportable, froto mis manos y resoplo para entonces arreglar mi bolso en mi hombro y caminar hasta mi coche, al llegar saco las llaves de mi chaqueta y bajo el seguro, me subo y al hacerlo comienzo a sentir la calidez, dejo todo en el asiento del copiloto y me pongo el cinturón de seguridad, enciendo el coche y también la radio, le subo mientras va sonando All I want de Kodaline, comienzo a manejar para salir del estacionamiento y segundos después tomo camino a mi departamento.

Treinta minutos después me estoy estacionando y apago el coche, me quito el cinturón de seguridad y agarro mis cosas para bajarme, paso el seguro y arreglo mi bolso en el hombro derecho, arreglo mi gorro con el logo de Yankees y de color gris, resoplo y camino hasta entrar al edificio, el señor Paco me abre la puerta de entrada y agradezco, sonrío amablemente y él también, camino hasta el ascensor y toco el botón para esperarlo, mientras tanto saco el celular de mi mono médico, lo desbloqueo y reviso las notificaciones de todo el día, es lo malo y bueno de esta profesión… que no da tiempo para muchas cosas y menos en el hospital.

Al abrirse las puertas del ascensor, guardo mi celular y entro para tocar el botón diez, las puertas se iban a cerrar cuando veo un tacón negro atravesarse entre las puertas que volvieron a abrirse, alzo la mirada y entra una pelirroja preciosa, alza la mirada y sonríe amablemente, doy dos pasos atrás y se da la vuelta para entonces tocar mi piso, puedo admirarla, es alta… mucho más alta que yo, cabello rojizo un poco debajo del brasier, una vestimenta de empresaria y cuando alzo la cara, ella voltea a verme y sonríe de lado, unos ojos cafés hermosos y una sonrisa ladina que hasta bonita es, mi corazón se acelera y aquella pelirroja vuelve la vista al frente, no me di cuenta del tiempo cuando las puertas del ascensor se abren nuevamente y ambas salimos en el mismo piso, me quedo paralizada y la sigo con la mirada, es mi vecina de al lado, boto todo el aire y no puedo creerlo, sonrío y niego para caminar hasta mi departamento, saco las llaves de mi chaqueta y abro para entrar, cierro la puerta con mi espalda y en seguida escucho un ladrido muy familiar.

-¡Chin! – chillo y abro los brazos, mi perro salta y lo tomo en mis brazos – te extrañé pequeño hermoso – digo y me lame la cara – así no Chin – me quejo y sonríe –

Le dejo un beso en la cabeza y lo bajo, Chin va al sofá y yo me quito finalmente el bolso del hombro, me quedo paralizada y otra vez esos ojos cafés vienen a mi mente, su cabello rojizo, su sonrisa ladina e incluso su caminar sensual, suspiro suavemente y niego para agarrar mi bolso y camino hasta la barra de la cocina, como no compré comida, decido hacer algo rápido y para ello nada mejor que un sándwich con mantequilla de maní, pero incluso haciendo algo tan simple no salía de mi cabeza ella, mi vecina de al lado, frunzo los labios y niego para borrar todos esos pensamientos y seguir en el sándwich.

-Basta Alison – me quejo y Chin ladra – exacto Chin – digo y me rio para lanzarle un beso –

Después de dos horas, tenía la pijama puesta y estaba frente a las puertas corredizas estilo ventanal mirando New York, es tan hermosa de noche, corro una de las puertas y salgo para apoyarme de la baranda del balcón, me quedo admirando el cielo y parte de la ciudad, volteo la cara y puedo ver las luces encendidas del departamento de al lado, sonrío de lado y vuelvo la vista al frente, el frío es más fuerte que yo así que minutos después entro de nuevo y corro de nuevo la puerta, le silbo a Chin y ambos caminamos hasta mi habitación, mi perro se acuesta en su lado y sonrío, apago las luces de la habitación y me acerco a la cama donde me acuesto y abrazo a Chin, un suspiro y me derrito de amor, cierro los ojos y aquellos ojos cafés se ofrecen a quedarse por un largo rato, sonrío dulcemente y así me quedo dormida.

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