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JUSTIN BIEBER

    Sabía que la hora no era la ideal cuando las calles normalmente llenas de autos y personas se encontraban vacías y la Luna se posicionaba en lo más alto del cielo junto a las pocas estrellas que hoy bañaban el manto negro, el reloj de mi celular señalaba que eran las 2:17 de la madruga. En el momento exacto que Hailey quedó dormida junto a nuestro hijo en la cama de nuestra habitación agarré mi celular y las llaves del auto y tomé el camino que ya me sabía de memoria para venir hasta aquí.

Esperé que la puerta delante de mi fuese abierta después de haber tocado el timbre tres veces, los pasos  viniendo lentamente se lograron escuchar más cerca. El sonido de la puerta abriéndose se escuchó para dar paso al cuerpo de Charlotte asomándose por un pequeño espacio, usaba lentes y su pelo recogido en una trenza.

— A mi parecer ustedes tienen un fetiche con molestarme en la noche o sino, creen que mi casa es un motel gratis que abre exclusivamente en las madrugadas — se burló, una de sus cejas alzadas en mi dirección, sus manos en forma de jarra en su cintura. 

Negué con una ligera sonrisa en el rostro, bajé un poco mi mirada escaneándola  y caí en cuenta de su playera, blanca totalmente y con una foto mía de joven en el medio lanzando un beso — Linda playera — señalé con la mano que no tenía dentro de mi bolsillo. Bajó su vista fijándose en lo que señalaba, sus mejillas se tiñeron de rosado al darse cuenta que trató de ocultar girando su rostro a un lado — Si quieres te la firmo — seguí bromeando queriendo ver de ese sonrojo pero solo terminé recibiendo una mala mirada por su parte.

Abrió la puerta por completo y se hizo a un lado dejándome espacio para entrar al calor de su casa — ¿Leías? ¿A esta hora? Eso le hace daño a la vista, Char, no quiero que termines ciega y no puedas seguir viendo a este bombón— hice una pose de modelo provocando su estruendosa carcajada.

Me di cuenta de como todo el salón principal y la casa en general estaban sumidos en la oscuridad de la noche excepto por un rincón con un sofá y una lampara proyectándole luminosidad directamente, un libro sobre este. Ella asintió caminando a tomar el libro y guardándolo en el librero detrás del sillón y girando en mi dirección.

— ¿Quieres algo de tomar o ya te preparo la habitación de invitados? — se cruzó de brazos, en su rostro se dibujaba la burla hacia mi. 

— Esperaba un mejor recibimiento de tu parte — lleve una de mis manos a mi corazón fingiendo dolor — pero te acepto un té.









'🐻'











   Mientras ella calentaba la tetera con el agua yo la observaba desde atrás buscar los té por las repisas de madera de la cocina. Teniéndola de espaldas a mi aproveché para guardar en mi galería mental la imagen de ella, al parecer no se había dado cuenta que solo llevaba un pulóver y yo no sería quien se lo recordara, algo en ella me hacía verla como un ser especial, de la misma manera que me pasa con mi esposa, es un poder que me hace estar de rodillas ante ellas.

— No respondiste mi mensaje — solté de repente rompiendo el ambiente silencioso para comenzar un tema de conversación, el silencio entre ambos aunque no era desagradable en absoluto, para mi era insoportable el no poder escuchar su voz teniéndola tan cerca, a solo pasos de distancia.

— Se me olvidó — dejó la caja con lo que supongo sean los té y dio media vuelta mirándome. Se recostó en la meseta blanca detrás de ella y cruzó los brazos provocando que su pulóver se subiera un poco mas arriba de sus muslos. Tragué duro y pensé en animales jugando en la granja para no tener que mantener una erección durante mi estancia aquí en su casa — Realmente no creo poder ir con ustedes a la gira, lo siento — y aunque suponía desde mucho antes que esa era su respuesta después de lo que Hailey me contó que pasó en su ultima visita, me rompió un poco el corazón el saber que tal vez nuestra oportunidad de conquistarla en esta gira alrededor del mundo se viera arruinada — Tengo trabajos que surgieron y otros que no puedo atrasar — explicó mas yo conocía que todo lo que usaba para excusarse era mentira, el jugueteo nervioso de sus manos me lo confirmo tambien.

Anyone; hailey & justin bieberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora