Anyone; hailey & justin bieber

05

'🍒'

HAILEY BIEBER

Agarré con fuerza la bolsa de plástico que tenía en la mano y con muchos nervios toqué el timbre de la casa.
Unos minutos después tenía a una castaña preocupada delante de mi abriéndome la puerta de su casa.

— Hola — saludé avergonzada, el destello de sueño recorría su rostro y su pijama se unicornio la hacía lucir tierna.

— ¿Hailey? ¿Qué haces aquí a esta hora? — preguntó mirándome fijamente.

— Lo siento — solté sin saber que más decirle, el hecho de que esté aquí en la madrugada tampoco tiene una explicación para mí — no sé qué hago aquí  — alboroté mi pelo en señal de frustración.

— No importa, pasa, hablemos adentro — abrió completamente la puerta para que pudiera entrar. Todo estaría prácticamente oscuro de no ser por las lamparas en el salón de estar. Escuché como cerró la puerta detrás de mi y giré a mirarla.

— Lo siento, Char, no sé que hago aquí la verdad, solo sé que necesitaba ir a un lugar seguro y lo primero que pensé es venir aquí, nisiquiera me fije en la hors — expliqué pero ella.solo me miraba enternecida.

— Hace años no escuchaba a nadie llamarme Char — dijo y se acercó a mi  para agarrar mi mano libre, la miré confundís por lo que dijo.

— Es tu apodo, ¿ya no te dicen así? — negó.

— No desde que te fuiste — reveló.

— Parece que jodí más tu vida de lo que parece, ¿No es así? — solté una risa irónica y me maldije internamente por haber sido una estúpida años atrás.

Charlotte negó por segunda vez — no es tu culpa, Hals, son cosas que debieron pasar. Tomalo como pruebas del destino.

Jodida prueba — mascullé y segundo después ambas estábamos riendo por eso. Su sonrisa era como una recarga de batería para mí.

— Vamos arriba, tengo una cama grande — comentó señalando con su dedo las escaleras — podemos ver una película o solo quedarnos conversando.

— Cómo en los viejos tiempos — hablé para mi pero el hecho de que Charlotte hiciera un sonido de afirmación me indicó que me escuchó —Traje helado, espero siga siendo tu comida favorita — elevé en el aire la bolsa de plástico que realmente había ignorado desde que la vi en la puerta.

Dió pequeños saltitos y me indicó que fuera subiendo al cuarto mientras ella buscaba los cubiertos.
Cuando caminó hacia la cocina me di cuenta que nuestras manos se habían estado tocando.

Su cuarto es realmente cálido y no solo por la temperatura sino también por la decoración y las luces.
Me fijé en el gran peluche de oso que tenía sobre la cama y sonreí. Cuando eramos más jóvenes fuimos a una feria a escondidas de nuestros padres y había un juego de tirar anillos al cuerno del unicornio, debo aclarar que Charlotte nunca fue buena en eso y en ningún otro juego de feria por eso yo lo jugué y le gané ese peluche, me da gusto saber que aun lo conserva.

— Estaba pensando en hacer una pijama — habló detrás de mi al mismo tiempo que hacía sonar las cucharas en sus manos — a ver ya es una pijama, pero vamos a hacerla oficial

— Lo que tú digas, coronel — imité el saludo militar y soltamos una carcajada.

— Voy a buscarte un pijama — puso los cubiertos sobre una de las mesas de noche al lado de la cama y entró a su clóset para salir segundos después con un pijama en sus manos — Es de unicornios, hace pareja con el mío — dió una vuelta para que la mirara.