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Desde que tengo memoria, estuve enamorada de Stan Marsh. Cuando finalmente se convirtió en mi novio, me sentí extasiada, y la primera vez que tuvimos sexo... Fue tan bueno que estaba en la luna.
De hecho, a la mañana siguiente todavía estaba bajando de ese subidón. Llegaba tarde a clase y acababa de cerrar de golpe mi casillero mientras Stan se apoyaba en el que estaba junto al mío.
De repente me acercó y me preguntó: "¿Hiciste algo interesante anoche?"
—No que yo pueda recordar —esperé no sonrojarme demasiado, pero mis mejillas realmente ardían.
—¿En serio? Porque tuve el sexo más increíble de mi vida —se inclinó hacia mi oído—. Pero esperaba que pudiéramos superarlo.
"¿Cuándo estabas pensando?" Besé suavemente su cuello.
Él me devolvió el favor y me besó el cuello con amabilidad: "Ahora mismo".
Me di cuenta de que ya llegaba tarde a clase. ¿Qué son unos minutos más?
Volvimos a meter todas mis cosas en mi casillero. Stan me agarró de la mano y me llevó al baño de mujeres. Entramos sigilosamente y él cerró la puerta de golpe. Un instante después su boca estaba sobre la mía y sus manos sobre mi trasero.
Dejó un rastro de besos por mi cuello mientras me apretaba con fuerza: "Desde anoche, eres lo único en lo que puedo pensar".
"¿En serio?" No pude contener una sonrisa.
Él reconoció mi sonrisa dejando un suave beso en la comisura de mi boca: " De verdad " .
Agarré la hebilla de su cinturón, acercando nuestros cuerpos y pude sentirlo palpitar contra mí.
Le mordisqueé la oreja y le dije: "Pruébalo".
Sus manos recorrieron mi espalda y agarraron mis hombros. "Pensé que nunca lo preguntarías".
Me giró hacia el espejo y me empujó los hombros hacia el mostrador. Me apoyé en los codos mientras él me subía la falda y me bajaba las bragas.
El reflejo de Stan me sonrió en el espejo mientras sus dedos trazaban mi raja.
—Ya estás muy mojada. —Se mordió el labio mientras sus dedos empujaban dentro.
Mirarlo en el espejo era extrañamente excitante. Un poco voyeurista, incluso. Parecía tan fascinado con todo lo que estaba haciendo entre mis piernas. Stan no podía apartar los ojos de mí y yo no podía apartar los ojos de él.
Traté de contener mis gemidos, pero sus dedos eran como magia. Supongo que era cierto lo que dicen sobre la gran destreza de los guitarristas. ¿Una vez que sus dedos se curvaron? Me llevó a la estratosfera.
No pude soportar la calidez y el placer entre mis piernas. La forma en que movía sus dedos y luego mirarlo en el espejo era abrumadora. No pude detenerme. Mi cuerpo se tensó, mis ojos se pusieron en blanco y una increíble ola de felicidad me invadió. Traté con todas mis fuerzas de permanecer en silencio para que no nos descubrieran, pero mis gemidos descarados resonaron por toda la habitación.
Pude escuchar a Stan gemir cuando mis suaves y húmedas paredes se cerraron alrededor de sus dedos, " Joder " .
Una vez que mi orgasmo pasó y estaba en el resplandor, Stan retiró su mano con una sonrisa satisfecha.
Lo miré desabrocharse, desabrocharse y abrirse la cremallera de los pantalones. Ah, estaba observando sus manos con atención. Sus manos eran tan jodidamente sexys, especialmente cuando estaban sacando su hermosa polla.
Estaba tan decepcionada que no pude mirarlo bien en el espejo antes de que comenzara a frotar mi raja y a recoger la grasa que se había acumulado entre mis piernas. Estaba tan sensible y abrumada por su tacto que el solo hecho de que se deslizara sobre mí me hacía sentir bien.
Stan gimió en voz alta cuando finalmente se apretó dentro de mí. Me encanta la forma en que reacciona ante mi cuerpo... Y mi cuerpo ciertamente estaba reaccionando ante él.
Oh, se sentía tan bien. Sus caderas se movían en embestidas largas y profundas y golpeaban deliciosamente mi punto dulce con cada embestida. Pasó sus manos por mi espalda y se sujetó de mis hombros para hacer palanca. Luego comenzó a bombear de verdad.
Una de sus manos se estiró y comenzó a acariciar mis pechos por encima de mi blusa. Debió haber decidido que estorbaba, porque me subió la camisa para poder ver mi sostén en el espejo.
Mirarlo así y luego sentir su pene golpeando mi punto dulce fue demasiado. Escuchar sus sonidos de placer junto con los ruidos lascivos que hacían nuestros cuerpos mientras su pene embestía en mí fue demasiado.
Gemí sin pudor y arqueé la espalda mientras otra oleada de éxtasis crecía y alcanzaba su punto máximo. Sus dos manos estaban de nuevo sobre mis hombros; se apretaron y sujetaron con tanta fuerza que pensé que podría dejarme algunos moretones. Empujó profundamente y, mientras mis paredes sedosas lo apretaban con fuerza, su cuerpo se dobló sobre mí.
Dios, Stan estaba tan dentro de mí que apenas podía soportarlo. Vi en el espejo cómo sus ojos se ponían en blanco. Podía sentirlo latir y pulsar dentro de mí mientras llenaba mi pequeño coño de chorros calientes y húmedos.
Jadeaba sobre mí y su rostro reflejaba puro placer. Estaba tan sexy jadeando sobre mí que casi le pregunté si quería una segunda ronda.
Pero.
Todavía teníamos clases.
Una vez que dejó de jadear lo suficiente como para alejarse de mí, Stan me levantó, me giró hacia él y me besó con fuerza. Profundo. Mientras nuestras lenguas se acariciaban, me sentí muy agradecida de tener un novio que no se cansaba de mí. ¿Cuántos novios te sacan de clase para echar un polvo rápido porque te sientes tan bien que no lo pueden soportar?
Nos dimos besos rápidos mientras yo subía mis bragas mientras él se acomodaba, arreglándose los pantalones y la hebilla del cinturón.
Me atrajo hacia él y me dijo: "Joder, siempre te sientes tan bien".
Esas manos sensuales acunaron mi rostro entre sus palmas y me atrajeron hacia otro beso profundo. Mientras nuestras lenguas se acariciaban nuevamente, lo único en lo que podía pensar era en tenerlo nuevamente dentro de mí.
"Eres un gran momento", Stan dejó un rastro de suaves besos que conducían a mi oreja, "Deberíamos hacer esto otra vez".
"¿Qué pasaría si..." Sonreí ampliamente y envolví mis brazos alrededor de su cintura, "¿nos saltamos el almuerzo?"
Stan me mordisqueó la oreja y se apretó contra mí. Sentí que su pene se movía y supe que ya había ganado.
La puerta todavía estaba cerrada.
Ya llegamos tarde.
Comencé a desabrocharle el cinturón.
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