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Mira, Kyle se consideraba una persona generalmente paciente.
Aunque sí sabía que dependiendo de a quién le preguntara, algunas personas podrían decir que eso era una completa y absoluta estupidez.
Da igual. El caso es que tenía paciencia. Si no en general, al menos contigo.
Por eso le frustraba que actuaras como un mocoso.
Él era paciente contigo y, en general, no le gustaba ser demasiado brusco contigo. No le gustaba arruinarte. No a propósito, de todos modos. A Kyle le gustaba adorarte, tratarte como una preciosa muñequita que necesitaba su protección.
Y aun así, actuaste así incluso cuando él te trataba como a un ángel precioso y dulce. Su ángel, su muñeca, su princesa.
Kyle pensó en algo cuando saliste de tu casa con una camiseta que resaltaba la curva de tus pechos y una falda que no dejaba mucho a la imaginación, pero no dijo nada. Pensó: "Oye, tal vez no lo estabas haciendo a propósito".
¿Pero cuándo saliste y él te sorprendió inclinándote hacia tus amigas, riéndote y haciendo girar tu cabello y juntando tus brazos para forzar tus pechos a juntarse?
Sí. Él sabía lo que estabas haciendo.
Entonces, se puso de pie y te agarró del brazo para jalarte con él. Les dijo a sus amigos que acababa de recordar que ustedes dos tenían algo que hacer, algo sobre un proyecto o algo así. Fue una excusa lo suficientemente buena, considerando que todos se lo creyeron.
Kyle se quedó en silencio hasta que te metió en el auto y luego sacudió la cabeza mientras ponía en marcha el vehículo. Pisó el acelerador con el pie, con los ojos entrecerrados mirando la carretera.
—A veces no puedo creerte —espetó Kyle, con los nudillos blancos por la fuerza con la que sujetaba el volante—. Quiero decir, vi el atuendo y pensé que era raro, pero no importa.
Él negó con la cabeza. —Pero ¿qué demonios fue eso ? —se burló Kyle—. A veces eres una mocosa.
Sabías que Kyle estaba enojado y nada de lo que pudieras decir podría mejorarlo, así que decidiste quedarte callado y dejar que Kyle desahogara sus irritaciones de todos modos.
Cuando llegaste a casa, te arrastró hasta tu dormitorio y se sentó en su cama. Luego, te inclinó sobre su regazo sin decir una palabra más.
"Contar."
Sus palabras no dejaban lugar a discusión, así que tomaste aire. La mano de Kyle cayó con fuerza sobre tu trasero. Jadeaste y te retorciste, pero Kyle te mantuvo firme en tu lugar.
—Uno —dijiste con la voz un poco temblorosa.
—Buena chica. Sigue así —dijo Kyle mientras te acariciaba el trasero antes de volver a golpearte.
