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Los tres tuvieron bastantes clases juntos, la mayoría de las cuales los chicos pasaron comentando lo sexys que eran. Estaban muy conscientes de la presencia de los chicos en la escuela. Bien podrían ser Regina George y su pequeño grupo, con Kyle Broflovski al frente.
Kyle Broflovski, el dios residente del baloncesto, con una lengua afilada. Es conocido por hacer que la gente abandone el campus llorando, solo por estar en su camino. El malo.
Stanley Marsh, conocido por su carrera futbolística, es racional pero también está lleno de ira y no ha tenido reparos en atacar a algunos de los miembros más intolerantes de su equipo. El bueno.
y Kenneth McCormick, el estudiante de arte que era conocido por follarse a todas las chicas del campus. Era todo confianza y derrochaba sexo y lo sabía, lo usaba contra cualquiera que lo mirara dos veces. El coqueteo.
Pasaron la mayor parte del día después de eso hablando sobre la necesidad de usar leggings con más frecuencia porque hacen que tu trasero se vea increíble. Un plan estaba tramando.
Después de clase, normalmente te detenías en la biblioteca para estudiar un poco en silencio, pero hoy fue un poco diferente. Todos los chicos vinieron y se sentaron en tu mesa, básicamente apiñándote. Los tres eran bastante intimidantes, con lo lindos que son.
El cabello negro contrastante de Stan y sus ojos azul cielo, los ojos dorados de Kenny y su cabello rubio perfectamente acondicionado, los hermosos rizos rojos de Kyle que se roban la atención, con ojos verde bosque igualmente tentadores.
—Hola, linda chica —dijo Kenny lentamente, inclinándose hacia delante para apoyarse en su mano. Tus ojos lo recorrieron antes de seguir para mirar a Stan y Kyle. No estabas acostumbrada a tanta atención.
"Uhm, hola". Habías estado yendo a la universidad durante dos años, y había sido una experiencia estable y solitaria. Ni siquiera tenías amigos, y te gustaba que así fuera. Hablar era difícil, te ponías nervioso con mucha facilidad y te enojabas con la misma rapidez. Los amigos nunca fueron algo en lo que fueras bueno.
Te trabaste un poco con tus palabras, aunque no dijiste mucho. Con timidez, te colocaste un mechón de cabello detrás de la oreja.
—¿Harás algo esta noche? —Esta vez fue Kyle quien intervino. Sus ojos se posaron sobre ti con indiferencia, como si no lo estuvieras mirando directamente.
"Estamos organizando una fiesta y nos encantaría que vinieras", Stan prolongó la palabra amor y comenzaste a sentir un motivo oculto.
Tus paredes se levantan instintivamente, tus ojos se estrechan con sospecha al mirar a los chicos que están frente a ti. Nunca fuiste la opción principal de nadie, y eso te volvió fácilmente paranoico.
Levantaste una ceja y dijiste a los chicos: "Escuchen, si esto es algún tipo de broma rara o una iniciación que hace su estúpida fraternidad de chicos mariquitas, no quiero participar en ella. Si no les molesta, tengo que estudiar un poco, así que váyanse a la mierda". Resoplaste después de tu discurso, abriendo tu computadora portátil y tu libro de texto. Aleja a las personas y no podrán arruinar tu rutina.
