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Kyle y yo estábamos sentados en el fondo de las gradasen la asamblea escolar más aburrida del mundo. Nos advertían sobre los peligros de conducir borrachos o algo así. El vestido que llevaba era fino y corto, así que me estaba congelando. Me dio su chaqueta y la puse en mi regazo. Me acerqué a él para intentar robarle un poco más de su calor. Me rodeó con el brazo y me besó la coronilla.
Su mano se deslizó debajo de la chaqueta y aterrizó en mi muslo. "Sé una forma en que podemos mantenerte caliente".
Lo siguiente que supe fue que estaba sentada en su regazo con su chaqueta sobre la mía, fingiendo mirar al orador invitado mientras me hundía lentamente sobre él.
Teníamos fama de mostrarnos cariñosamente en público, así que sabía que si me sentaba en su regazo, nadie se molestaría.
Él gimió silenciosamente en mi oído y envolvió su brazo alrededor de mi cintura.
Lentamente comencé a mover mis caderas y, joder , se sentía tan bien.
Estaba enamorada de la polla de Kyle. Era tan gruesa y me llenaba tan deliciosamente que a veces solo podía pensar en ella. ¿La mejor parte? Él sabía cómo usarla.
Lentamente movió sus caderas con las mías y estaba golpeando ese punto dulce dentro de mí, me preocupaba que me hiciera delirar un poco.
Intenté con todas mis fuerzas no hacer ningún ruido para que las personas que estaban delante de nosotros no sospecharan.
Cerré los ojos y comencé a moverme un poco más rápido. Podía escuchar su respiración entrecortada en mi oído y la forma en que se movía debajo de mí era tan buena que olvidé por completo dónde estaba. Dios, realmente solo quería correrme.
Me di cuenta de que Kyle sentía lo mismo.
Él agarró mis caderas mientras se movía debajo de mí, empujando hacia arriba con más y más fuerza.
—Te sientes jodidamente bien —Kyle lamió el lóbulo de mi oreja.
En ese momento, moví las caderas y él gimió por lo bajo. Comencé a moverme cada vez más rápido a medida que mi orgasmo se acercaba cada vez más.
Las manos de Kyle se deslizaron hasta mis pechos y solo sentir su palma y apretarlos me hizo perder el control.
Gemí en voz alta y arqueé la espalda mientras todos los músculos de mi cuerpo se tensaban más de lo que jamás hubiera creído posible. Las suaves y cálidas paredes de mi interior se apretaron alrededor de su pene y lo agarraron desesperadamente. Podía oírlo gemir en mi oído mientras la sensación de mi orgasmo nos arrastraba a ambos.
Él agarró mis caderas y me sujetó mientras empujaba hacia arriba, frotándose contra mí mientras su polla estallaba y chorros calientes y pegajosos llenaban mi centro.
Él jadeó en mi oído y mientras bajaba de mi clímax, recordé dónde estábamos.
La asamblea se había detenido. Todos se quedaban mirando.
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