Clara no había podido dormir. La nota que encontró en su apartamento la noche anterior seguía persiguiéndola. No lograba entender quién podía estar detrás de ella ni cómo sabían tanto sobre su pasado y sus secretos. Y lo que más la inquietaba era la mención de Adrián en el mensaje.
Sentada en el borde de su cama, revisó una vez más las palabras escritas en el papel arrugado. ¿Cómo podían saber lo que buscaba? ¿Y por qué sentía que Adrián estaba de alguna manera conectado con esto?
Decidió que esa mañana iría directamente a la biblioteca, intentando mantener la rutina para no perder el control. Sin embargo, la inquietud seguía a cada paso que daba. No podía dejar de pensar en Adrián, su presencia enigmática y la frialdad con la que la había tratado el día anterior.
Al llegar a la biblioteca, Clara intentó concentrarse en su trabajo, reorganizando los libros y atendiendo a los pocos clientes que pasaban. Pero su mente volvía una y otra vez al misterioso mensaje y al hombre que parecía acechar su vida.
Unas horas después, mientras Clara se sumergía en las estanterías, sintió una presencia a sus espaldas. Se giró lentamente, su corazón acelerándose al reconocer a Adrián, quien estaba de pie frente a ella. Su rostro mostraba la misma expresión impenetrable que la había perturbado desde el primer momento.
-Buenos días -dijo él, su voz baja pero autoritaria-. Veo que sigues trabajando duro.
Clara intentó mantener la compostura, pero su cuerpo no respondía de la misma manera. Las manos le temblaban ligeramente, y su respiración se aceleró sin que pudiera evitarlo.
-Sí, solo... reorganizando -respondió ella, con voz nerviosa.
Adrián dio un paso hacia ella, acortando la distancia entre ambos. Clara sintió que el aire en la habitación se volvía más denso, como si la presencia de él pudiera cambiar la atmósfera.
-Anoche recibiste una visita inesperada, ¿verdad? -dijo Adrián, sin apartar la mirada de ella.
El corazón de Clara dio un vuelco. ¿Cómo podía saberlo? ¿Era posible que él hubiera estado detrás de la nota?
-No sé de qué hablas -contestó Clara, intentando disimular su sorpresa.
Adrián sonrió, pero no fue una sonrisa amigable. Era más bien una advertencia.
-Este pueblo guarda muchos secretos, Clara. Y tú, al igual que yo, estás envuelta en ellos más de lo que crees. Tal vez deberías tener más cuidado con las personas que te rodean.
Clara sintió que las palabras de Adrián no eran solo una advertencia; eran una amenaza velada. Sabía que había algo oscuro detrás de todo esto, y la forma en que él parecía saber tanto sobre su vida solo lo confirmaba.
-¿Qué sabes de mí? -preguntó Clara, armándose de valor.
-Sé suficiente -respondió Adrián-. Y también sé que hay muchas cosas que prefieres mantener ocultas. Pero tarde o temprano, todo sale a la luz. Es mejor que lo aceptes.
Sin esperar respuesta, Adrián dio media vuelta y salió de la biblioteca, dejándola sumida en una mezcla de miedo e incertidumbre.
Clara se quedó de pie, intentando asimilar lo que acababa de suceder. Las palabras de Adrián resonaban en su mente como un eco siniestro. ¿Hasta qué punto estaba él involucrado en los secretos del pueblo? Y más importante aún, ¿qué papel jugaba ella en todo eso?
Sentía que estaba al borde de algo grande y peligroso, y no sabía si podría enfrentarlo sola. Pero una cosa era segura: no podía confiar en Adrián, por mucho que una parte de ella se sintiera atraída por su misterio.
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Guardián de Secretos
RomantizmClara pensó que había dejado atrás su pasado lleno de cicatrices. En un intento desesperado por escapar del abuso implacable de su padre y los recuerdos de una madre rota, encuentra refugio en un pequeño pueblo costero, donde las olas parecen ser lo...