2.- Los deseos del gato

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—Entonces ¿dices que cuando lo encontraste te dio una vibra muy rara? —preguntó Taehyung después de escuchar la alocada historia que le dijo Jimin

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—Entonces ¿dices que cuando lo encontraste te dio una vibra muy rara? —preguntó Taehyung después de escuchar la alocada historia que le dijo Jimin.

—Sí, me dio una sensación muy extraña —confirmo—, aparte de que yo había escrito mi lista con negro y cuando la fui a revisar era rojo.

—¿No será alguna sustancia que tenga el libro? —Taehyung estaba tratando de darle el sentido lógico al asunto—, incluso ¿has tratado de escribir otra cosa y ver qué pasa?

—¿Debería hacerlo? —Taehyung asintió—, está bien —tomo el libro y el lapicero negro—, quiero dos órdenes de hamburguesas con papas y una pizza de peperoni —escribió.

Ambos se quedaron mirando el libro.

—No pasa nada —comentó Taehyung justo antes de que la tinta se volviera roja de golpe y la puerta fuera tocada. Sorprendiendo a ambos, haciendo que dieran un saltito en su lugar—. Ve a abrir —dijo Taehyung con apuración.

Jimin asintió y se dirigió a la puerta, siendo seguido por Taehyung.

—¡Lindo día! —hablo un repartidor—, traigo un pedido para Park Jimin.

—Sí, soy yo —respondió automáticamente—, ¿Cuánto es el pago?

—Ya está pagado, señor —respondió entregando el pedido a Taehyung, quien estaba más que sorprendido.

—De acuerdo, muchas gracias —habló Jimin sonriendo. El repartidor se fue y los dos amigos entraron en el departamento.

—Hay que intentarlo una vez más —habló Jimin yendo a tomar el libro—, esta vez será algo más grande.

Taehyung asintió dejando la comida en la mesa.

—Quiero cien mil wones —escribió, Taehyung sonrió. Aquello estaba pasando muy rápido y surgían dudas, muchas dudas. Fueron tres segundos lo que tardó la tinta en volverse roja.

—No pasa nada —habló Taehyung después de esperar que la puerta fuera tocada—, aunque no creo que un repartidor te venga a dar cien mil wones.

—Eso es verdad —rápidamente Jimin sacó su teléfono, dirigiéndose de inmediato a la aplicación del banco—, me llegó.

Le mostró a Taehyung la cantidad de dinero en su cuenta. En efecto, ahí estaban los cien mil wones.

—Sabes lo que eso significa ¿no? —preguntó Taehyung dejando de observar el teléfono.

—Si —lo miro con una sonrisa comenzando a crecer en su rostro—, somos millonarios.


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—Buenos días, joven —habló la señora Kang a un joven que nunca había visto—, ¿es usted nuevo?

El libro del gatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora