5.- La historia del gato

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—Por fin ¡Fin de semana! —grito Jungkook antes de mirar su reloj—, oficialmente terminó mi horario laboral, así que ¿Qué harás mañana Yoongas?

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—Por fin ¡Fin de semana! —grito Jungkook antes de mirar su reloj—, oficialmente terminó mi horario laboral, así que ¿Qué harás mañana Yoongas?

—Iré de compras, Kook —respondió disfrutando la animosa actitud de quien consideraba un hermano menor, claro que al parecer siempre olvidaba decirle a su serio rostro—, quede con Namjoon para ayudarlo a escoger su traje de novio, también irá Jackson con nosotros.

—Oh si, que ya se casa con Seokjin en un mes —recordó Jungkook—, se me había olvidado que me pidió que lo acompañara a la prueba de pastel.

—Maravilloso, tú irás a comer pastel y yo a comprar ropa —concluyó Yoongi—, nos vemos hasta la cena entonces.

Jungkook asintió. No vivían juntos, solo eran vecinos y el menor decidió que viviría la mayor parte de su tiempo con Yoongi.

Yoongi, era una persona muy amorosa, sus padres siempre le inculcaron que el amor era algo importante en la vida de cada persona, su personalidad seria no era el producto de algún trauma o algo así, simplemente desde pequeño había sido de aquella forma.

Eventualmente con el paso de los años, esta actitud había formado totalmente su personalidad. Pero, no era una mala persona. Él creció bien, sus padres fueron los mejores. Quizá, él se exigió demasiado para estar a la altura.

Porque aunque sabía que sin importar algo, heredaría la empresa que fundó su padre, siempre se esforzó por ser merecedor del puesto. A lo mejor eso reforzó su actitud seria y distante.

—¿Por qué tenemos que buscar un traje si puedes mandarlo a hacer, Namjoon? —pregunto cuando ya habían recorrido una parte del centro comercial y ya estaba cansado. Había visto a uno que otro periodista siguiendolos, pero por sus guardias ninguno se había atrevido a acercarse, al igual que la gente que buscaba llamar su atención.

—Porque no tengo ni la más remota idea de que quiero usar —confesó el alto, guapo y musculoso hombre que miraba los trajes—, aunque no encuentre algo que me agrade, podré darme ideas.

—¿Por qué no solo le preguntaste a Jin como iba a ser su traje y lo combinabas? —habló el otro hombre guapo que se miraba en el espejo—, yo así lo hice con mi esposo.

—Jin quiere seguir la tradición de que el novio no ve el traje hasta el día de la boda y yo quiero que sea la boda de sus sueños —respondió mirando los maniquíes con ropa de los locales, sin que ninguno llamará mucho su atención—, aparte de que Jin es muy diferente a Hoseok.

—Eso es verdad, Jack —comentó Yoongi, aburrido, llevando su mirada en múltiples locales—, ambos son muy diferentes, Jin es más elegancia y Hobi es más diversión.

Los otros dos asintieron de acuerdo. Mientras Seokjin era la luna, Hoseok era el sol.

Como un imán su vista se dirigió a un punto en específico, y ahí entre la gente, una cabellera rubia resaltó entre todos. Con un suave caminar y una pequeña brisa agitando su cabello, Park Jimin, lucía más que perfecto.

El libro del gatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora