Después de ser expulsado de la preparatoria, Bakugo Katsuki es enviado en contra de su voluntad a la prestigiosa escuela U.A.
Al llegar se da cuenta que el ambiente es muy agradable y eso lo molesta.
Una noche se encuentra con unos ¿Pandilleros?
...
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¿Denki realmente recordaba la última vez que se había sentido acompañado? Desde que había comenzado la misión que su jefe de zona Tokoyami le encomendó las cosas cambiaron mucho. El Kaminari Denki era muy diferente a como se mostraba a los demás, parecía ser una persona extrovertida, relajada y sí, un poco estúpida, pero aquello era quizá una forma de proteger su verdadera naturaleza. Denki era en realidad bastante callado y reservado, podía llevar a cabo misiones de espionaje y recaudación de información sin mayores problemas, incluso para sus compañeros de la zona 15 el chico era un misterio, a veces simplemente parecía que no estaba ahí, como un fantasma que aparece cuando lo invocas.
Pero, ¿cuándo empezó a sentirse diferente? Quizá desde que conoció a Mina y a Kirishima, sin duda eran buenas personas, agradables, actuar frente a ellos le hacía sentir mal. Quería ser él mismo...quizá le gustaría ser normal, nada más que eso. Comer acompañado, bromear con amigos, estudiar, ir a casa, dormir en una cama. Nada de drama, nada de violencia. Cuando comenzaba a acostumbrarse a aquella rutina escolar le asignaron vigilar a una persona, Bakugo Katsuki. Era un joven que lo intrigaba mucho y con el tiempo se dio cuenta que aquel joven probablemente no era tan diferente a él mismo, Denki sabía que Katsuki tenía el deseo de cambiar.
Y lo hizo, pudo ver cómo se iba transformando del típico chico matón a una persona normal. Para Denki, Bakugo tenía lo que él no podía tener. Era, o al menos parecía, ser feliz, ¿acaso Denki conocía el significado de aquella palabra?
Fuera de su amistad con los chicos, estaba lejos de tener una vida normal. Nació y creció en las zonas y ahora más que nunca estaba bajo mucha presión porque se encontraba bajo las órdenes de Deku, aquel joven aterrador lo había amenazado para que hiciera bien su trabajo. Fingir alguien que no era del todo, sentir que no encajaba, el silencio que se hacía grande e insoportable, todo aquello aplastaba su voluntad. ¿Qué quería? ¿Qué era querer? Lo único que hacía era seguir órdenes, solo eso.
Pero un día alguien se dio cuenta de su estado vagabundo, un joven que conocía de vista: Shinso, la mano derecha de Deku. Desde la perspectiva de Denki, no existía nadie más leal que el pelimorado, era alguien firme y decidido. Y ese tipo de persona se había preocupado por él.
Con los recientes sucesos habían compartido mucho tiempo juntos en la casa de la zona 16, Shinso pasaba ahí la mayoría del tiempo, incluso tenía un cuarto solo para él. Por su parte, a él también lo intrigaban sus propias acciones, de alguna manera ya no podía negarlo: el chico rubio lo había cautivado. Al principio pensaba que era solo un típico imbécil pero después se sorprendió al darse cuenta que no eran tan diferentes, Denki era más bien callado y taciturno, no hablaba mucho pero expresaba todo con sus expresiones y movimientos. Había aprendido a interpretarlo, poco a poco se acostumbró a su compañía. Esperaba a que volviera de la escuela y comían juntos, siempre que podían pasaban la tarde juntos, ninguno era de decir muchas palabras, pero el silencio era cotidiano...cómodo, casi acogedor.
