Capítulo 2: ¡No soy agresivo, hijos de puta!

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Todo estaba oscuro, los recuerdos del pasado le acosaban incansablemente, quería que aquello se detuviera

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Todo estaba oscuro, los recuerdos del pasado le acosaban incansablemente, quería que aquello se detuviera.

Katsuki se sentó estrepitosamente en su cama, el sudor frío y los jadeos se apoderaron de él. Otra pesadilla.

-Otra vez, maldición- se calmó y salió de la cama.

Le esperaba su cuarto día en la escuela, por el momento no estaba tan mal. Por primera vez se planteaba la posibilidad de terminar la preparatoria decentemente. Si nadie lo molestaba ni se metía en su camino, por fin podría terminar con esa etapa de su vida. Pero no quería precipitarse, no quería ilusionarse y que todo se fuera a la mierda.

Sin quererlo realmente ya se encontraba al frente a la preparatoria, ese ambiente tan amistoso no le gustaba del todo, no le gustaba pensar que era falso.

Se encontraba ya en sus clases, aún recordaba algunos temas y sabía varias respuestas, pero no participaba nunca, sólo se limitaba a quedarse callado con el semblante serio.

Nuevamente era hora del almuerzo, Katsuki casi rezó para que nadie lo molestara, realmente se sentía bien en aquel momento, estar solo y tranquilo le sentaba bien.

Pero no era así, nuevamente esos tipos del primer día junto a la chica de ojos raros se acercaron a él.

Ah, puta madre.

-¡Hola, hola, Katsuki!- saludó amablemente la chica.

No respondió.

-Estábamos pensando en que si no quieres ir a la cafetería podemos comer contigo aquí- dijo Eijiro y los tres le mostraron sus bentos.

¿Cómo se supone que debía interpretar eso? Se quedó unos segundos sorprendido y después frunció el ceño. ¿Acaso se burlaban de él? ¿Le tenían lástima?

-No necesito su compasión, estoy bien comiendo solo. No quiero que me molesten.- lo dijo tranquilo, pero serio, de verdad esperaba que esto fuera suficiente.

-No hace falta que te hagas el duro, Katsuki, vamos. Nadie quiere estar solo- Mina insistió pero Denki y Eijiro se pusieron nerviosos, después de lo que pasó antes no sabían qué esperar.

-Dije que no me molesten- se levantó para irse, pero Mina lo tomó del brazo para detenerlo. En un acto reflejo, Katsuki la empujó con más fuerza de la que hubiera querido usar, lo que sorprendió a todos.

Mierda, no quiera hacer eso, lo siento.

Pensó, pero no le salían las palabras. Quería decirlas, pero Eijiro no se lo permitió.

Eso era demasiado, era muy poco caballeroso de su parte empujar a una persona y más si esta era una dama, Eijiro nunca permitiría algo así. Tomó a Katsuki del cuello de la camisa y lo estrelló contra la ventana. Ante el golpe, una grieta apareció en el cristal.

¡Se bueno, Kacchan!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora