▪︎ EIGHTEEN

33 8 0
                                    

Un beso de amor verdadero

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Un beso de amor verdadero

Pasaron dos días de la llegada de Hades. El dios pasaba día y noche sin dormir, en una habitación que le habían dado custodiadas por guardias dentro y fuera. Había ordenado todos los grimorios del castillo donde pudiera leer algo sobre el Ojo del Dragón, pero cada día tenía menos esperanzas.

Hela había pasado a tener la negrura de la maldición por encima de los codos, y ascendía también de pies a rodillas. Hades no dejaba de mirarla preguntándose si había hecho lo correcto en más de una ocasión. Tal vez no debería haber huido como un cobarde. Tendría que haber estado junto a Maléfica y haber tratado de mantenerla cuerda. A lo mejor así hubiera sido mejor y sus hijas no habrían crecido en la marea de conflictos en las que se habían envuelto.

Mal, Ben y los chicos de la Isla se encontraban en la misma habitación. Ojeaban grimorios y libros antiguos junto al dios del Inframundo hasta que unos guardias abrieron las puertas.

—Una visita para el señor Hades, Majestad. Alega ser urgente.

Ben miró a Hades. Él no tenía ni idea de nada.

—Que pase —asintió Ben.

Los guardias se marcharon. Unos segundos después, a Hades se le paró el corazón. Se puso en pie lentamente, sin poder creer lo que veía.

—Hera —sonrió, con los ojos cristalizados.

—Hola, hermano.

Hera soltó el bolso de cuero blanco y saltó, literalmente, sobre su hermano. Hades la atrapó entre sus brazos con fuerza, 21 años más tarde de haberle hecho prometer que nunca contaría su secreto. Hades lloraba con desesperación, queriendo que todo saliera bien, deseando que su sacrificio hubiera valido la pena y que Hera dejase de sufrir por Zeus.

—Me enteré de lo que había pasado —Hera limpió las lágrimas de su hermano—. He traído libros de Hécate para ayudar —tomó los libros de su bolso—. Y alguien me ha dado esto para ti.

Hera le tendió a Hades un precioso narciso de un mágico color granate. Sus pétalos parecían un atardecer y su tallo era negro. Hades aspiró su aroma sonriendo con anhelo.

—Todo se arreglará —prometió Hera—. Volverás a casa, te lo prometo. Volverás a tu reino, con tu reina y tu corona. Y con tus hijas.

Hera le dedicó una sonrisa a Mal y ella se la devolvió.

—Tiene razón —contestó chica de ojos verdes—. Podemos con esto.

|| And Ever || Carlos de Vil [3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora