CAPÍTULO 27

471 48 0
                                    

MINI MARATÓN 2/3.

T/N BELTRÁN.

Llego al hospital, y de inmediato me acerco a recepción.

- Buenos días... ¿Es verdad que mi papá está mejor? - estoy ansiosa por tener noticias de mi padre.

- ¿Nombre del paciente? - me pregunta la recepcionista.

- Antonio Beltrán - responde Cesar por mí.

- Le sugiero que vaya directamente a su habitación. Seguramente el doctor debe estar comprobándolo.

- ¡Gracias!

Sin perder tiempo voy corriendo a la habitación donde está mi padre.

Entro a la habitación, el doctor está viéndolo, y no se percata de mi presencia. Mi padre está conectado a un respirador.

- ¿Cómo está mi padre, doctor? - él se voltea bruscamente.

- Señorita Beltrán, ¿Qué hace aquí?

- Nos llamaron para informarnos que el señor Beltrán estaba evolucionando excelente - contesta Cesar.

Agradezco que él esté aquí conmigo.

- Así es, si sigue evolucionando bien, en la tarde lo cambiaremos de habitación, y le quitaremos el respirador para que pueda respirar por sí mismo - me inunda una sensación de alivio.

- ¿Puedo quedarme con él?

- Sí, pero solo quince minutos.

- ¿Él puede oírme?

- Lo más probable que sí.

- Te dejo a solas para que le hable a tu padre - Cesar me besa mi frente y sale de la habitación en compañía del doctor.

- Hola, papi...el doctor dice que pronto podrás respirar por ti solo - mis lágrimas no tardan en rodar por mis mejillas - Solo deseo que vuelvas. Te extraño, papá...

He visto mi padre y las palabras del doctor me dejan más tranquila. Ahora estamos en un pequeño e íntimo restaurante.

- Habrá que conformarse con este sitio - refunfuña Cesar.

- A mí me gusta, está bonito - le respondo mirando el lugar; sillas de madera, manteles de lino y paredes del mismo color que el cuarto que me enseñó Cesar ¿Cómo lo llamó él? Cuarto de juegos, a mí me pareció cuarto del dolor.

- ¿Qué deseas pedir, T/n? - pregunta Cesar, sacándome de mis cavilaciones.

- Lo que pidas estará bien para mí - no me gusta como Cesar, está mirando al camarero, pareciera que quisiera saltar sobre él y pegarle un puñetazo.

- Solomillo término medio, con salsa bearnesa, papas fritas y verduras - le ordena con frialdad.

- Ahora mismo, señor - el camarero desaparece.

- ¿Por qué fuiste tan frío con él?

- ¿Qué? - finge estar sorprendido - No fui frío con él, T/n. Simplemente me molestó que te esté comiendo con la mirada - ahora la sorprendida soy yo ¿Está celoso?

- Él no me estaba comiendo con la mirada...creo que te pones celoso de cualquier hombre que este al menos diez metros de mí.

- Tal vez, pero es un sentimiento del cual no estoy acostumbrado tener. No me gusta - dice con tono de voz dura.

El camarero regresa con la orden y lo sirve eficientemente.

- Gracias - le digo y el camarero me sonríe, y yo le devuelvo la sonrisa.

- Puedes traernos dos copas de Shiraz del valle de Barossa, por favor - dice Cesar, en voz baja pero furioso. Por lo menos dijo "Por favor"

- Ese vino solo lo servimos por botella, señor.

- Pues una botella - espeta Cesar.

- Sí, señor - el camarero se retira dócilmente, o tal vez Parra lo asustó.

- ¿Qué te sucede que estás molesto?

- Me has puesto celoso. Es infantil hacer eso, si fueras mi sumisa, no podrías sentarte una semana, por ese comportamiento - me contesta amenazante.

Es como si me hubiera dado una bofetada, ¿Él sigue esperando que yo sea su sumisa?

- Si tanto deseas una sumisa, porque no te marchas a Phoenix, te buscas una y a mí me dejas en paz - abre los ojos como plato, creo que no esperaba que me enoje, pero lo estoy.

- Lo siento...no era mi intención decir eso...yo - no sabe que más decir, y me sorprende verlo avergonzado.

- Está bien...disculpa aceptada.

A pesar de nuestra pequeña discusión, comemos tranquilamente y hablamos de trivialidades. Me sorprendo lo mucho que nos parecemos en algunos aspectos y lo diferentes que somos en otros.

- Gracias - le digo cuando entramos a la suite del hotel.

Él me mira como si no entendiera.

- Por estar conmigo - le respondo.

- No es nada, T/n. ¿Has pensado en mi propuesta?

- Cesar, he tenido muchas emociones que no he tenido tiempo de pensar en nada - él toma mis manos y lo lleva a sus labios y besa los nudillos.

- No hay mucho que pensar, T/n. Solo dime que sí - me dice ansioso.

- Por favor déjame pensarlo...no puedo darte una respuesta. Al menos hasta que mi padre despierte.

- Está bien - sonríe, pero no les llega a los ojos.

Llevo una mano en su mejilla y le doy un beso, pero él convierte el beso más profundo y mi cuerpo reacciona de inmediato, y empieza arder.

Cesar, empieza desvestirme sin dejar de besarnos, yo intento desvestirlo, pero él no me deja. Quita mi brasier.

- ¡Ah! - estoy tumbada en la cama, gimiendo, mientras Cesar está lamiendo, besando, y chupando mi sexo.

Su lengua experta en darme placer. Agarro su cabello y tiro de él. Gimo, estoy por llegar. Este hombre me enloquece. Oh, siii.

- ¡Cesar! - grito cuando llego al orgasmo.

Sin darme tregua, abre mis piernas con las suyas, me mira. Está desnudo, gloriosamente desnudo y antes de pestañear entra lentamente en mí. Cierro los ojos deleitándome de tener este dios griego, el hombre que amo dentro de mí. Disfruto de sus exquisitos movimientos. Adentro fuera, adentro fuera, una y otra vez, una y otra vez, hasta que exploto nuevamente en un arrollador y glorioso orgasmo en torno a él, gritando escandalosamente su nombre, él me sigue y grita mi nombre cuando explota dentro de mí.

Cuando recobro la cordura abro los ojos y me encuentro con la intensa y brillante mirada café de Cesar Parra.

- Hola - susurra.

- Hola - respondo tímidamente.

- Si aceptaras mi propuesta, tendríamos sexo cuando se nos dé la gana - susurra y me sonríe.

De pronto me pregunto qué pasará entre nosotros si no acepto su propuesta.

- ¿Tienes hambre? Pediré algo de comer - sale de mí, y se saca el condón de su ahora flácido pene.

Tomo el teléfono y ordena, me quedo mirándolo embobada, mientras un sentimiento de angustia oprime mi pecho de solo pensar en dejarlo ir.

Ella es para mí.👫🏻🫶🏻♥️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora