MARATÓN 5/5.
T/N BELTRÁN.
De milagro no me caí por bajar corriendo las escaleras, no puedo creer que Cesar pretenda que yo sea su sumisa.
- T/n, no te vayas por favor - dice bajando las escaleras.
¿Que no me vaya? Está loco si piensa que voy a quedarme después de haber visto una habitación del siglo XVI época de la inquisición española.
- Quiero irme a mi casa - digo un poco temerosa, aún sigo en shock...pensé que él quería acostarse conmigo, no que me quisiera como su posible esclava.
- T/n, no me tengas miedo, por favor - me dice con voz, engañadoramente dulce.
- No te tengo miedo...solo es...es mucha información y necesito procesarla.
- Pero no te vayas...hablemos si quieres - llega hasta el último peldaño.
- Está bien - no creo que quiera hacerme daño.
- Ven - me tiende la mano. Dudosamente cojo su mano y me lleva de vuelta al salón increíblemente grande.
- Seguro que tienes cosas que preguntarme - me dice soltándome la mano cuando llegamos a la cocina. Pues claro que tengo cosas que preguntarle. Pero, ¿Por dónde empiezo?
- Has firmado el acuerdo de confidencialidad, así que puedes preguntarme lo que quieras y te contestaré - para él es fácil decirlo.
Estoy junto a la barra de la cocina y observo cómo abre la nevera y saca una botella de vino, del armario saca dos copas ¿Va a ensuciar dos copas más? Si en el salón dejamos dos copas.
- ¿En qué consiste ser tu sumisa? - yo y mi curiosidad.
- Como te dije anteriormente; quiero que te rindas a mí voluntariamente - responde y vierte el vino en las copas.
- ¿Y por qué yo haría algo así? - estoy perpleja.
- Para complacerme - ¡¿Para complacerlo?! - ¿Cómo? - me entrega una copa.
- Digamos, en términos muy simples, que quiero que quieras complacerme - quiere que yo lo complazca.
- ¿Cómo tengo que hacerlo? - siento la boca seca...me bebo todo el contenido de mi copa. Espero no emborracharme.
- Tengo normas, y quiero que las acates. Son normas que a ti te benefician y a mí me proporcionan placer. Si cumples esas normas para complacerme, te recompensaré. Si no, te castigaré para que aprendas - susurra.
¿Me castigará? ¿Se refiere al castigo físico?
- ¿Me vas a castigar? ¿Cómo? - estoy atónita.
- ¿Viste las varas, los cinturones, las tablas? - asiento - ¿Para qué crees que son? - oh por dios.
- ¿Vas a pegarme?
- Si lo miras por ese lado...sí. Te pegaría.
- Eres un sádico - le digo horrorizada.
- Soy un amo - creo que no quiero saber nada más.
- T/n, es muy simple...tú me obedeces y yo te recompenso, con sexo, ropa, autos...todo lo que desees te lo daré, y si o acatas las reglas...te castigaré omo una buena zorra - siento como si hubiera tirado la alfombra bajo mis pies.
- ¿Has tenido mujeres que han aceptado? - le pregunto espantada.
- Por supuesto.
- ¿Hay mujeres que aceptan estas clases de relaciones? - oh dios.
- Más de las que crees - ya no quiero seguir escuchando.
- Supongamos que yo acepto, ¿Qué sacaría yo de todo esto? - le pregunto.
- A mí - te quiero a ti, pero no de esta forma - Y todas las cosas materiales que pueda darte.
- Como una puta de turno.
- ¡Por supuesto que no! - me regaña.
- ¿Y cómo se le llama, a las que tienen sexo, a cambio de ciertas cosas materiales? - mi voz está llena de censura.
- No seas retorcida - ¿Qué no sea retorcida, con toda la mierda que acaba de enseñarme?
- ¿Y si no acepto?
- No habrá ningún tipo de relación entre los dos - siento como si me hubiera dado una bofetada.
- ¿Por qué? - ¿Por qué no podemos tener una relación normal?
- Porque soy así - se bebe su copa. Quisiera más vino, quiero irme, porque si sigo aquí, terminaré aceptando su propuesta y no creo estar preparada para sus castigos.
- Será mejor irme - no puedo ocultar mi tristeza. ¿Por qué me duele?
- ¿Ahora? - me dice molesto.
- Sí...yo, no voy a aceptar tu propuesta, y dijiste que no habrá ningún tipo de relación entre los dos. Así que, fue un gusto conocerlo - tiendo mi mano.
- No te vayas - me suplica ¿Con tristeza? ¿Le duele que no acepte su propuesta?
- Es lo mejor, señor Parra - no quiero llorar.
- Pero tu departamento...
- No se preocupe por mí...estaré bien - no creo estar bien, sabiendo que no seremos nada.
- Escucha...quédate, y mañana te vas, ¿Sí?
Si me quedo, será más difícil decirte adiós.
- No. Lo mejor es que usted continúe con su vida - se me llenan los ojos de lágrimas - Y yo con la mía.
Le doy un beso en la mejilla, y me doy la vuelta y me encamino hacia al ascensor.
- ¡T/n! - me limpio una lágrima que rueda por mi mejilla.
Él me alcanza en el ascensor y me agarra mi brazo
- Espera...no puedo dejarte ir así - me toma por la cintura hasta rodearme entre sus brazos. El movimiento me pilla por sorpresa y de pronto siento todo su cuerpo pegado al mío. Me recorre la cara con los dedos. Se inclina y me besa. Oh dios, ¡Me está besando! Suelto un gemido, y él aprovecha de meterme la lengua. Mi lengua acaricia tímidamente la suya. Me arde la sangre, siento un cosquilleo en el estómago, y esa corriente que me recorre todo el cuerpo. Mi entrepierna se humedece.
- Quédate - susurra contra mis labios.
- No puedo...no soy lo que buscas - y toda la mierda que me dijo antes me invade. Me quiere como su sumisa, para que haga su voluntad. Me aparto bruscamente de él.
- ¿Puedes abrir el ascensor? - se queda atónito.
Me observa con expresión herida ¿Realmente le duele? Pero yo nunca podré ser la mujer que él quiere, soy una alma libre, como dice mi padre.
- Está bien...si quieres irte, vete - dice enojado y se acerca al ascensor y presiona el botón.
De inmediato entro adentro.
- T/n - dice con tristeza.
- Cesar - las puertas del ascensor se cierran.
Me toco el labio y mis lágrimas salen sin parar. ¿Por qué tengo este sentimiento de perdida? Si nunca lo he tenido. Mierda dejé mis cosas, pero no estoy de ánimos para volver, si lo hago le diré que acepto su propuesta y lo mejor será no verlo más.
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Ella es para mí.👫🏻🫶🏻♥️
خارق للطبيعةUna fiesta de máscaras, que lo cambia todo. Una hermosa mujer, que salva a un extraño de ser asesinado. Un hombre inteligente, y mujeriego. Que no sabe quién quiere deshacerse de él. Una amenaza que lo llevará conocer lo que nunca imaginó, y lo que...