Shen Jiu regresa en el tiempo a cuando era un esclavo en la mansión Qiu después de que termina su segunda vida como un joven maestro mimado de una familia rica en el mundo moderno. El le dice un rotundo NO y elige quedarse fuera de la situación y se...
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NOTA
Shen Jiu hace lo que mejor sabe hacer cuando está inactivo: planear.
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A la mañana siguiente, el general Liu Fangzhao se encontró con su homólogo, el general Wei Lihung, que lo esperaba en la puerta de entrada en un carruaje. Sin preámbulos, subió al carruaje del otro general y se sentó junto a su viejo amigo taciturno.
"¿Son ciertos los rumores?", preguntó el general Wei sin abrir los ojos.
—¿El del líder de la secta Li Jiuyuan convocando la Gran Lluvia? Sí —respondió Liu Fangzhao—. Ya le he informado a Su Majestad sobre esto.
Wei Lihung tarareó: "Aún no he solicitado una audiencia con Su Majestad, así que quería preguntarle primero sobre esto".
—¿Hay alguna razón por la que hayas sentido la necesidad de venir hasta mi casa? —preguntó Liu Fangzhao—. ¿No me digas que de verdad tienes tanta curiosidad?
"Tengo mucha curiosidad", confirmó Wei Lihung. "He oído rumores desenfrenados durante la última semana, especialmente cuando empezó a llover en la montaña Yuehu. Y según los informes, sigue lloviendo allí, lo cual es casi demasiado fantástico para creerlo".
"Es cierto, yo mismo presencié el ritual", respondió Liu Fangzhao. "El líder de la secta Li merece todos los elogios que la gente afirma que merece".
Su viejo amigo finalmente abrió los ojos y lo miró con una ceja sorprendida.
"Es un gran elogio viniendo de un viejo cínico como tú", dijo Wei Lihung, "Ahora estoy deseando conocer al Maestro Inmortal de Huashan".
Liu Fangzhao no se sorprendió por eso, muchos en sus filas también estaban ansiosos por conocer a la famosa belleza. El líder de la secta ganó mucha popularidad entre la gente común a lo largo de los años con su generosidad e ingenio. Las historias sobre él y su secta de flores celestiales se han difundido ampliamente por los comerciantes y viajeros que tuvieron la fortuna de conocerlos.
