Shen Jiu regresa en el tiempo a cuando era un esclavo en la mansión Qiu después de que termina su segunda vida como un joven maestro mimado de una familia rica en el mundo moderno. El le dice un rotundo NO y elige quedarse fuera de la situación y se...
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NOTA
Shen Jiu completa más de una misión y logra lo imposible.
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Por un momento, Hong Huya se quedó sin palabras y sin poder creerlo.
¡De hecho, había ordenado a su asistente más astuto que espiara a los cultivadores de Yinhua bajo la apariencia de un sirviente, pero nunca había esperado que tal cosa sucediera!
Hong Huya regresó rápidamente a su habitación para vestirse antes de apresurarse a ir a los aposentos de invitados. Allí, los guardias lo redirigieron al salón de la asamblea del emperador, lo que significaba que la gravedad del asunto había aumentado hasta el punto de preocupar a toda la corte. Y, de hecho, cuando llegó allí, la mayoría de los funcionarios ya estaban reunidos en el salón. Hong Huya se preguntó cómo se las arreglaron para recibir la noticia en medio de la noche y viajar tan rápido desde sus hogares. ¿Por qué lo informaron tan tarde?
Entonces se dio cuenta de que el líder de la secta en cuestión no estaba presente. Solo estaban sus dos maestros de salón y el tutor asistente Lu estaba acurrucado de lado, claramente dolorido. Había sangre salpicada por todo su uniforme de sirviente, su mitad inferior más que cualquier otra.
—¡¿Qué tienes que decir?! —preguntó el Emperador, luciendo más indignado de lo que Hong Huya lo había visto nunca—. ¡Hacer un acto tan despreciable!
El asistente gimió: "No, no, no lo hice, lo juro..."
"Su Majestad, ¿qué ha sucedido? Explíquemelo", exigió Hong Huya, olvidándose por completo de sus modales profesionales.
"¡Tu subordinado atacó al líder de la secta Li!" acusó el Canciller Zhong, luciendo extremadamente enojado. El asesor normalmente tranquilo y sereno era uno de los compañeros de clase de confianza del Emperador cuando aún eran niños bajo la tutela de Hong Huya. Era un niño sencillo, recto y poco dispuesto a doblegarse, incluso ante los deseos de Hong Huya, a pesar de haber sido disciplinado varias veces por su desobediencia. Hong Huya había hecho todo lo posible para obstaculizar sus avances en la corte, pero el entonces Príncipe Heredero lo había mantenido cerca y había elevado su rango a pesar de las otras recomendaciones de su Tutor.
