🌸 Parte 6 | La realidad de ser concubina

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Narra Twilight:

El silencio en la habitación era... abrumador. Un tipo de silencio incómodo que te hace querer ser tragada por la tierra. Ahí estaba yo, Twilight Sparkle, concubina recién estrenada del Rey Sombra, con la melena completamente despeinada y el corazón latiéndome a mil por hora. Mis ojos estaban fijos en la pared, la hermosa y fascinante pared, porque no quería girar la cabeza y enfrentar la realidad.

¡Oh, por Dios, qué acabo de hacer!

Me encontraba en la cama del Rey Sombra, con las sedas oscuras enredadas a mi alrededor, intentando no hacer contacto visual con él. Mi rostro estaba rojo como una manzana y, honestamente, deseaba con todo mi ser, cualquier otra cosa en ese momento. ¿Un libro flotante? ¿Un pergamino olvidado? Cualquier cosa, excepto yo, la concubina avergonzada número uno del reino.

Sombra, por supuesto, no estaba teniendo ningún problema. Él seguía siendo... él. Recostado a mi lado, con esa sonrisa autosuficiente de "lo he hecho genial", como si todo esto fuera un día más en su emocionante y oscura vida. ¡¿Cómo puede estar tan tranquilo después de lo que acabamos de... hacer?!

—Entonces, Twilight... —dijo con ese tono profundo y seductor que le encantaba usar, rompiendo el silencio en pedacitos—. ¿Qué te ha parecido?

¿Qué me ha parecido? ¡¿QUÉ ME HA PARECIDO?! Mi cerebro estaba dando vueltas. ¡Por Dios, Sombra, ¡acabamos de... no puedo ni decirlo!

—Ehm... —balbuceé, todavía mirando la pared con una intensidad que probablemente la desgastaría—. B-Bien, supongo...

¡¿BIEN, SUPONGO?! ¿Qué clase de respuesta era esa, Twilight? Por todos los libros que he leído, ¿cómo es que nada me preparó para esto? ¡Claramente, había una falta seria de capítulos sobre cómo sobrevivir a una situación como esta!

Sombra soltó una risa suave, esa risa baja que hacía que mis cascos se sintieran aún más torpes de lo normal. Podía sentir cómo me miraba, analizándome, disfrutando de cada segundo de mi incomodidad. Qué humillante.

—"Bien, supongo" —repitió con una sonrisa ladeada, claramente disfrutando de mi vergüenza—. No es una respuesta que escucho muy a menudo, debo decir.

Finalmente, no pude evitarlo. Giré la cabeza lo suficiente para mirarlo, aunque solo un segundo, antes de volver a fijar la vista en las sábanas. ¿Cómo es que él sigue tan... confiado?

—B-Bueno, es que... —traté de excusarme, aunque las palabras se me trababan—. N-Nunca he hecho esto antes.

Gran declaración, Twilight. El rubor en mis mejillas ya había alcanzado niveles alarmantes. Pero él, por supuesto, no parecía sorprendido. En realidad, parecía más satisfecho que otra cosa. ¡Por supuesto que lo estaría! Es el Rey Sombra, por todos los rayos y centellas.

—Lo noté —dijo con una sonrisa tan suave como inquietante, sus ojos brillando con ese destello de malicia que parecía siempre acompañarlo—. Pero... no te preocupes. Aprenderás.

¡¿Aprenderé?! ¡Oh, Celestia, dame fuerzas! No había manual ni lista de verificación para esto. ¿Qué se supone que debo aprender exactamente? ¿Cómo evitar que mi vida se convierta en una serie de humillaciones interminables?

Me removí un poco en la cama, deseando con todas mis fuerzas ser tragada por las sombras mismas. Aunque... oh no, ¡él controla las sombras! ¡Maldita sea!

—Relájate, Twilight —dijo él, acercándose un poco más, su voz suave como terciopelo oscuro—. Tienes toda una vida de... comodidades por delante. Solo asegúrate de seguir cumpliendo con tus... deberes.

La Concubina del Rey | TWIBRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora