🌸 Parte 7 | Patio de Rivalidades

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Narra Twilight:

Ah, el Imperio de Cristal. Aunque había sido prisionera de mis propios pensamientos durante los últimos días, sabía que pronto tendría que enfrentar algo más que los deseos del Rey Sombra. 

Un evento importante estaba por venir.

El equivalente imperial al Baile de la Gala del Galope: un evento lleno de elegancia, pompa y... más cosas incómodas de las que no quería ni pensar. Mi nuevo deber como concubina incluía asistir a estos eventos y, según el sirviente, "representar la gracia y el favor del Rey". Oh, genial, porque claramente era conocida por mi gracia. ¿Qué tan mal podría salir todo esto?

Pero antes del evento, tuve que enfrentar algo más inmediato. Las concubinas tenían un lugar propio en el palacio, un elegante y amplio patio privado donde pasaban el rato, se relajaban y... probablemente me observaban con desprecio. Era hora de "integrarme", pensé. Quizás, si hacía algunos amigos, las cosas serían menos incómodas.

Al llegar al patio, pude ver a tres ponis ya instaladas en una mesa, riendo y conversando en sus asientos llenos de cojines. Una de ellas, una unicornio con pelaje celeste y una melena lila, me hizo una seña para que me acercara. ¿Una señal amistosa? ¡Eso es un buen comienzo!

—Twilight, ¿verdad? —dijo, con una sonrisa que parecía... algo genuina—. Siéntate con nosotras. Soy Gleaming Jewel.

—Oh, claro, gracias —respondí, algo aliviada de que alguien al menos me hablara con algo de amabilidad. Me senté a su lado y miré a las otras dos. Una de ellas, una pegaso de pelaje dorado y melena negra llamada Radiant Shine, apenas me miró, mientras que la otra, una tierra de colores rosas llamada Velvet Whisper, solo me observaba con una sonrisa que me resultaba un poco... inquietante.

—¿Te apetece un poco de té? —me ofreció Gleaming Jewel con amabilidad. ¡Té! Por fin, algo normal. Y esta vez, sin tener que pensar en sombríos besos con lengua ni tareas "especiales" de concubina.

—¡Claro! —respondí, feliz de participar en una actividad que parecía tan civilizada.

Tomé la taza con mi magia y le di un sorbo. Y fue entonces cuando mi mundo cambió.

¡¿QUÉ ES ESTO?! El líquido no solo era caliente... era picante. MUY picante. Mis ojos se abrieron de golpe y mi garganta comenzó a arder como si hubiera bebido un volcán en miniatura. El impulso de escupirlo fue inmediato, pero... ¡estaba rodeada de concubinas elegantes! No puedes hacer eso, Twilight. ¡No puedes!

Mis ojos comenzaron a lagrimear mientras luchaba por contener el líquido infernal en mi boca. Quería, necesitaba escupirlo, pero antes de que pudiera hacer algo, Velvet Whisper habló, con una sonrisa burlona en los labios.

—Oh, querida, ¿acaso eres tan vulgar como para escupir tu té en frente de nosotras? —dijo, con un tono que no dejaba lugar a dudas de que se estaba riendo a mis expensas.

Las otras dos se rieron suavemente, aunque lo suficientemente alto como para que no pudiera ignorarlo. Me miré en el espejo de agua del estanque cercano y lo confirmé: me estaban tomando el pelo.

—T-Todo bien... —balbuceé mientras tragaba el maldito té picante. Y entonces lo sentí: un ardor en mi garganta que bajaba hasta mi estómago como si un pequeño dragón hubiera encendido una fogata dentro de mí. Mi cara debía estar roja como una manzana madura. Esto es un desastre.

Radiant Shine, quien hasta ahora no había dicho mucho, se inclinó hacia mí y murmuró, aunque claramente con la intención de que todas lo oyeran:

—No te creas tanto solo porque el Rey tiene un... "capricho" contigo ahora mismo.

—Sí, —intervino Velvet Whisper, sonriendo de manera nada agradable—. No te olvides de dónde vienes. Después de todo, no eres más que una sirvienta que rompió un jarrón, ¿no?

Gleaming Jewel se limitó a observarme, como si estuviera esperando que hiciera algo gracioso. Sentí cómo mi corazón se hundía un poco más. ¿Así que era eso lo que pensaban de mí? Claro, que el Rey me "favoritara" ahora no significaba nada para ellas. Para ellas, yo era solo una intrusa, una adición pasajera.

—Además, no olvides que yo soy la concubina principal —dijo Gleaming Jewel, ahora dejando caer el peso de su título con una sonrisa triunfante—. Tú solo eres un juguete nuevo. ¿Quién sabe cuánto tiempo te tendrá aquí antes de aburrirse?

Sentí cómo mi rostro se calentaba aún más, pero esta vez no era solo por el té. ¿Esto es lo que soy ahora? ¿Un simple juguete? Yo, Twilight Sparkle, que una vez soñó con ser una gran hechicera, ¡ahora reducida a ser una distracción para el Rey!

Radiant Shine sonrió mientras tomaba un sorbo de su propio té, claramente disfrutando de mi incomodidad.

—Sabes... la verdadera "concubina eterna" será la que le dé un hijo —dijo, de manera casual, como si hablara del clima.

—Sí, la que lo logre... —añadió Velvet Whisper con una risa discreta—. Esa será la que obtenga todo su favor para siempre.

Mi corazón dio un vuelco. ¿Un hijo? ¿De qué estaban hablando? Yo ni siquiera quería estar aquí, ¡mucho menos pensar en algo tan... tan... personal!

El peso de la conversación se hacía cada vez más aplastante. No había palabras que pudieran salir de mi boca. Me sentía completamente fuera de lugar. No solo no encajaba aquí, sino que ni siquiera quería estar aquí en primer lugar. No estaba interesada en competir por el favor de Sombra, y mucho menos en... ¡tener un hijo!

Me levanté rápidamente de la mesa, con la garganta aún ardiendo, las miradas de las otras concubinas fijas en mí.

—D-Debo irme... —dije, tartamudeando, sin saber realmente a dónde ir, pero queriendo salir de allí lo más rápido posible.

—Oh, claro, querida —dijo Gleaming Jewel, sonriendo falsamente—. No te preocupes. Sabemos que esto es... mucho para ti.

Las risitas de las tres resonaron detrás de mí mientras me retiraba, mi orgullo y dignidad claramente en pedazos. Salí del patio sintiéndome peor de lo que había imaginado. No solo no encajo aquí... sino que tampoco quiero.

Las palabras seguían resonando en mi cabeza. Un juguete. Una sirvienta. Un hijo. Todo era demasiado. Demasiado.

La Concubina del Rey | TWIBRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora