🌸 Parte 15 | El Comienzo de algo

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Narra Twilight:

No podía creerlo. Lo había logrado. Yo, Twilight Sparkle, la ex-sirvienta, había vencido en la competencia más ridícula y extravagante que jamás había imaginado. Había enfrentado ilusiones, llamas, y las miradas venenosas de las otras concubinas. Y ahora... ahora estaba frente al Rey Sombra, con todos los nobles murmurando a nuestro alrededor, y él acababa de decir que yo era la vencedora. ¿Qué se supone que haga ahora?

El salón estaba en silencio, el tipo de silencio que te hace sentir como si fueras la única pony en la sala. Los nobles susurraban entre ellos, claramente sorprendidos, mientras las otras concubinas estaban paradas, claramente atónitas y molestas. Pero en ese momento, todo parecía desvanecerse, porque él estaba mirándome directamente.

—Twilight... —dijo Sombra, con ese tono profundo que siempre hacía que mis patas temblaran un poco—. Has ganado la competencia, y has demostrado ser mucho más que una simple concubina.

Mi corazón comenzó a latir más rápido, y no pude evitar que mis mejillas se sonrojaran. ¿Qué estaba ocurriendo aquí? Esto era demasiado. Me había preparado para todo: trampas, hechizos, burlas de las otras concubinas... pero no para esto.

—Uhm... gracias —balbuceé, torpemente, intentando no sonar tan fuera de lugar como me sentía—. Supongo.

—¿"Supongo"? —Sombra arqueó una ceja, como si la palabra lo hubiera sorprendido—. Twilight, no es solo que hayas ganado. Es cómo lo has hecho. No fue solo poder, ni siquiera magia. Fue... —hizo una pausa, como si estuviera buscando las palabras adecuadas, lo cual era raro para él—. Fue la manera en que enfrentaste cada reto con inteligencia y... algo más. Algo que no he visto en mucho tiempo.

¿Algo más? ¿Qué más podría haber mostrado, además de sudor frío y nerviosismo extremo?

Los nobles seguían murmurando a mi alrededor, como si la revelación de mis habilidades mágicas fuera el chisme del siglo. Las otras concubinas intercambiaban miradas irritadas. Velvet Whisper casi parecía lista para lanzar un hechizo de furia emocional en cualquier momento, pero no lo haría. No frente al Rey.

Sombra, por su parte, estaba sorprendentemente calmado, como si hubiera estado esperando este momento. Y luego hizo algo que me dejó completamente desconcertada. Sonrió. No su habitual sonrisa maliciosa y llena de misterio, sino una sonrisa genuina, casi... dulce. Algo que no sabía que podía hacer.

—Twilight, ¿sabes por qué hice esta competencia? —preguntó, su voz más suave de lo habitual.

—Para... uh... divertirte viendo a las concubinas fallar estrepitosamente en pruebas ridículas y ponerme a cargar agua sobre una cuerda floja para tu entretenimiento personal... —respondí, mi tono más sarcástico de lo que esperaba. Oh no. No debería haber dicho eso.

Para mi sorpresa, él soltó una risa suave, una risa auténtica.

—Bueno, en parte sí, debo admitir que eso fue entretenido —dijo, todavía riendo un poco—. Pero no. Quería algo más. Esta competencia no era solo para elegir a la más fuerte o la más mágica.

—¿No? —pregunté, ya completamente perdida.

Sombra dio un paso más cerca. Podía sentir su presencia, su energía oscura, pero esta vez no me intimidaba. Esta vez era diferente.

—No, Twilight. Quería ver quién podía estar a mi lado. No como una concubina... —hizo una pausa, su mirada suavizándose aún más—. Sino como algo más.

Mi corazón dio un vuelco. ¿Algo más?

—Lo que quiero decir, Twilight, es que... durante todo este tiempo, tú has sido más que solo una de mis concubinas. Desde que llegaste, me has intrigado de una manera que no puedo explicar. Y, de alguna forma, empezaste a importarme más de lo que jamás imaginé que alguien podría importarme.

—¿I-Importarte? —Mi voz sonaba débil, como si las palabras fueran demasiado grandes para salir de mi boca. ¿El Rey Sombra acababa de decir que le importaba?

Sombra asintió lentamente, y luego, sin previo aviso, dio otro paso hacia mí, tan cerca que podía sentir el calor de su cuerpo. Esto era surrealista. Este es el Rey Sombra, un tirano que controla sombras y oscurece cielos, y ahora está... ¿declarando algo? ¿Un sentimiento?

—Twilight... —susurró, sus ojos verdes brillando con una intensidad que me dejó completamente paralizada—. Nunca he sido alguien que... muestre debilidad. No soy alguien que permita que otros se acerquen demasiado. Pero contigo... es diferente. Contigo, siento algo que no sentí con nadie más.

Mi respiración se aceleraba. Esto no podía estar pasando.

—Y... —continuó, con una pequeña sonrisa que me desconcertaba—. Me he dado cuenta de que, a pesar de que organizo competiciones ridículas y disfruto del caos que eso genera... lo que realmente quiero es que estés a mi lado. No como una simple concubina, sino como... algo más.

Mi corazón martilleaba en mi pecho. ¿Podría ser que...?

—Twilight, quiero que seas más que una concubina. Quiero que seas mi igual. Mi reina.

¿Qué?

Mi cerebro dejó de funcionar por un momento. ¿Reina? ¿Yo? Esto debía ser una broma, una de las muchas pruebas de Sombra para ver si podía soportar lo ridículo, pero su mirada era seria, intensa... genuina.

Intenté decir algo, pero las palabras no salían. Solo sentía un nudo en la garganta, una mezcla de emociones que no podía identificar del todo. Entonces, Sombra, con una suavidad que nunca habría imaginado de él, levantó mi casco con el suyo, manteniéndolo allí como si me estuviera dando tiempo para procesar todo.

—¿Qué dices, Twilight? —preguntó, sus ojos fijos en los míos—. ¿Serías capaz de gobernar conmigo?

El silencio en la sala era ensordecedor, los nobles seguramente estaban a punto de desmayarse de la sorpresa. Y yo... bueno, yo solo podía pensar en lo absurdo y surrealista que era todo esto.

Pero en el fondo, también sabía lo que sentía. Desde que había llegado aquí, Sombra había despertado algo en mí. No era solo atracción o simple interés. Era una conexión, algo que no podía explicar pero que no podía ignorar. Y ahora, mirándolo a los ojos, supe que no era una broma. Él hablaba en serio.

Finalmente, encontré mi voz.

—Yo... Sombra, no sé qué decir... —mi corazón seguía a toda velocidad, y mi rostro probablemente era del color de un tomate—. Pero... creo que también siento lo mismo. No esperaba que todo esto sucediera, y al principio te veía como... bueno, un tirano aterrador. Pero ahora... —lo miré directamente a los ojos, sintiendo una mezcla de nerviosismo y emoción—. Ahora creo que podría... que quiero estar a tu lado.

Una sonrisa genuina cruzó su rostro, y antes de que pudiera decir nada más, se inclinó y, con la misma suavidad que antes, me besó. Fue un beso diferente a todos los anteriores, lleno de dulzura y algo nuevo: algo profundo y real.

Mi mente quedó en blanco, y por un momento, todo el universo pareció reducirse a ese instante, a ese beso.

Cuando nos separamos, él todavía sonreía, pero había algo más en sus ojos.

—Twilight Sparkle... —dijo, su voz baja y suave—. Serás mi reina.

Y, por primera vez en mucho tiempo, supe que todo estaría bien.


La Concubina del Rey | TWIBRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora