Narra Twilight:
El gran día había llegado. El equivalente imperial al Baile de la Gala del Galope estaba en pleno apogeo. Todos los nobles del Imperio de Cristal estaban allí, con sus ropas elegantes y sonrisas de pura falsedad. Y aquí estaba yo, Twilight Sparkle, con un vestido que parecía haber sido diseñado por un pony con una vendetta personal contra la comodidad.
—Por todos los destellos ¿Qué es este corsé? —pensé mientras me retorcía ligeramente, tratando de ajustarme el vestido sin parecer demasiado desesperada. Cada movimiento hacía que las costuras del vestido me apretaran como si intentaran exprimir cualquier atisbo de dignidad que me quedara. El vestido era de un tono morado brillante (claro, porque al parecer mi color personal no era suficiente), con detalles dorados que parecían haber sido diseñados para atraer la atención. Pero en lugar de hacerme sentir elegante, me hacía sentir... como una berenjena muy decorada.
Miré a las otras yeguas nobles. Todas llevaban vestidos enormes, llenos de volantes, perlas, y joyas brillantes que casi cegaban al pasar. Qué pesadilla. No entendía cómo podían disfrutar de llevar esos trajes tan pomposos. Y, por si fuera poco, todas se movían como si fueran princesas, perfectamente cómodas en esas telas absurdamente elaboradas.
Yo, en cambio, no podía dejar de pensar en lo mucho que extrañaba a mis horrendos padres (¡sí, horrendos!) y, sobre todo, a mi adorado hermano Shining Armor. ¿Cómo había terminado en esta situación ridícula? Mis padres, aunque eran bienintencionados, nunca habían sido parte de la alta sociedad. Éramos una familia humilde, y ninguna cantidad de vestidos bonitos y joyas brillantes iba a cambiar eso.
Ni siquiera los nobles me querían saludar. Sus miradas decían lo que sus bocas no: "Oh, claro, ahí está la sirvienta que el Rey ha decidido promover por capricho". Aunque mi vestido era impresionante, y las joyas que colgaban de mi cuello podrían haber pagado diez años de alquiler en Ponyville, no bastaban para cubrir el hecho de que, en el fondo, yo era una plebeya.
Mientras intentaba mantenerme en pie sin tropezar con el dobladillo de mi vestido, vi al Rey Sombra en la distancia, compartiendo vino con otros nobles. Estaba rodeado de risas y saludos, sus ojos siempre brillantes de esa oscura malicia que parecía atraer a todos como polillas a la luz. Y por supuesto, había otras yeguas. Ellas se inclinaban hacia él, coqueteando descaradamente, sus vestidos ajustados mostrando justo la cantidad de piel que sabían que llamaría la atención. Qué escena tan patética.
Miré hacia el suelo, sintiéndome completamente fuera de lugar. ¿Por qué me sentía así? No era como si realmente quisiera competir con esas otras yeguas. Yo era solo una concubina de bajo rango, torpe y ni siquiera tan linda. No tenía nada de lo que ellas tenían: el porte, la confianza, la gracia. Yo solo era... bueno, yo.
—¿Por qué me siento así...? —murmuré en voz baja, luchando con el corsé que, a estas alturas, se sentía como una prisión de terciopelo.
Y entonces, lo sentí.
Una presencia oscura y envolvente detrás de mí, una respiración suave en mi oído. No me di cuenta hasta que era demasiado tarde, pero cuando escuché la voz baja y profunda de Sombra susurrar cerca de mi oído, mi corazón casi se detuvo.
—Te ves hermosa, Twilight —dijo, su tono suave, pero lleno de esa malicia encantadora—. Pero... me gustas más fuera del vestido.
Sentí cómo mi cara se encendía como una llama. ¡¿Qué?! Me sonrojé de inmediato, mirando alrededor con nerviosismo. Me aparté de él, apenas un paso, sintiendo que mis cascos temblaban ligeramente. ¿Acaso no tenía ninguna vergüenza? Porque yo claramente sí la tenía... ¡y mucha!
—¡S-Sombra! —balbuceé, tratando de sonar en control, aunque por dentro solo quería desaparecer en las sombras (¡irónicamente!)—. Estamos en una fiesta...
Miré alrededor, sintiendo las miradas agudas de las otras concubinas. Gleaming Jewel, Velvet Whisper, y Radiant Shine estaban cerca, observándome con sus ojos llenos de desprecio que matarían si pudieran.
—Ven conmigo —dijo Sombra, sin darle importancia a mi protesta, mientras su tono sugería que no estaba pidiendo permiso.
—¿A-Ahora? Pero... la fiesta... —miré a los nobles, las yeguas, la música que continuaba sonando elegantemente en el fondo.
Sombra me miró con una sonrisa oscura y peligrosamente atractiva.
—La fiesta no importa —respondió, casi ronroneando—. Ven.
Oh por Dios, aquí vamos otra vez. Antes de que pudiera reaccionar, sentí cómo me guiaba fuera del gran salón, llevándome a través de los pasillos oscuros y majestuosos del palacio. ¿Cómo terminaba siempre en estas situaciones? ¿Por qué no podía ser una simple asistente bibliotecaria? ¿Por qué no podía estar en mi cómoda cama en su casa, organizando libros y alejándome de las aventuras extrañas y los tiranos oscuros? ¿Por qué debió convertirse en sirvienta para mantener a sus padres?
Finalmente, llegamos a una habitación, una que reconocía bien: la habitación de Sombra. Entramos, y allí estaba la cama, siempre imponente, con esas sábanas de terciopelo oscuro que parecían atrapar la luz.
Sombra se sentó en el borde de la cama, suspirando, claramente harto de las formalidades de la fiesta. Me observó con esa mirada tranquila, como si la situación fuera completamente normal.
—Estoy agotado —dijo, apoyando sus cascos en las rodillas—. Estas molestas fiestas no me interesan en absoluto.
Me quedé parada en medio de la habitación, torpemente ajustándome el vestido mientras intentaba pensar en algo, lo que fuera, que pudiera decir. Finalmente, murmuré:
—¿Hay... algo que pueda hacer para ayudarte?
Él me miró, su sonrisa oscura ampliándose mientras sus ojos brillaban con malicia. Sabía que había algo más detrás de esa sonrisa.
—Tal vez... —dijo con una voz suave, inclinando la cabeza mientras me observaba de arriba a abajo—. Quizás podrías ayudarme a liberar la tensión.
Sentí cómo mi rostro se volvía aún más rojo. ¿Qué clase de respuesta se supone que debo dar a eso? Tragué saliva, sabiendo perfectamente lo que vendría después.
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La Concubina del Rey | TWIBRA
FanficTwilight Sparkle, antes una sirvienta común, es elegida como concubina del Rey Sombra. Ahora tendrá que atender sus necesidades ¿Podrá Twilight cumplir con sus labores? ➵Aclaración: En este Universo Sombra gobierna el Imperio de Cristal, Twilight es...