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—Ah, una novela, dices —dijo Alber riendo mientras recordaba ese día.

La actitud de Jin había sido tan seria que no pudo reaccionar, pero la realidad de todo era simplemente absurda. ¡Qué fascinante era que Jin creyera que esto era su propia creación!

En el antiguo clan, el don de ver el futuro era un arte misterioso, dividido en varias clasificaciones. La más extraordinaria de estas habilidades se conocía como el "poder de la intuición". Aquellos que tenían la suerte de poseer este don podían ver el futuro a través de sueños o visiones repentinas que adornaban sus mentes. Reverenciados como profetas, podían predecir el futuro inminente con una precisión notable.

A lo largo de la historia del antiguo clan, solo dos individuos habían sido verdaderamente reconocidos como profetas, lo que los convertía en una raza rara y venerada. Sin embargo, las visiones de estos profetas a menudo eran enigmáticas y estaban llenas de simbolismo. Fue solo en retrospectiva, después de que se desarrollaron los acontecimientos, que se aclararon los verdaderos significados de sus visiones.

Luego estaban aquellos como Alber, bendecidos con la habilidad de "amplificación". A través de su conexión especial con los hechizos, ellos también podían vislumbrar el futuro. Aunque sus visiones eran más claras que las de los profetas, no eran resultados predestinados.

En cambio, el don de Alber les permitió percibir los posibles caminos que les aguardaban. Era como si, entre los innumerables futuros infinitos, las visiones de Alber solo pudieran captar una mera fracción de las posibilidades. Y dentro de ese ámbito limitado, no había certeza de cuáles de esas visiones se harían realidad o si todas ellas podrían verse desafiadas por las manos del destino.

Jin poseía una habilidad extraordinaria: tenía el poder de leer. Entre los miembros del antiguo clan que poseían el don de la previsión, aquellos bendecidos con una intuición excepcional eran una rareza.

Entre las noventa y nueve personas con este don, solo nueve poseían el poder de amplificación, mientras que el resto poseía el poder de leer. Aunque el poder de leer por sí solo parecía intrascendente, cuando se combinó con alguien que poseía el poder de amplificación, generó una potente sinergia.

Cada vez que Alber invocaba el hechizo para vislumbrar el futuro, una miríada de fragmentos, cada uno de los cuales representaba un futuro potencial diferente, se dispersaban en todas direcciones. Entre estos fragmentos, uno contenía el poder de la lectura.

El futuro visto a través de la lente de esta habilidad era mucho más preciso y lúcido. Incluso si mostraba un futuro que nunca sucedería, contenía una gran cantidad de conocimiento que se podía obtener mediante un examen minucioso. No era de extrañar que el poder de leer fuera considerado tan importante en la antigüedad.

Cada vez que Alber se adentraba en la magia de la adivinación, rezaba fervientemente. Su esperanza era que alguien dentro del clan tuviera la capacidad de leer el futuro que ella veía, un individuo que pudiera descubrir los oscuros secretos que acechaban en un mundo plagado de entidades monstruosas y alterar el curso de los acontecimientos. Pero esta oración, aparentemente un sueño imposible, se hizo realidad. Anika, una descendiente nacida con el poder de la lectura, salió a su encuentro. El encuentro milagroso superó toda creencia.

Mientras Alber calculaba el tiempo de los acontecimientos, se dio cuenta de que había activado el hechizo de adivinación para vislumbrar el futuro aproximadamente dos años antes del nacimiento de Jin. Parecía que en ese momento, Jin había leído uno de los fragmentos del futuro. Considerando su tierna edad en ese momento, Alber especuló que el conocimiento se había impreso en su subconsciente, saliendo gradualmente a la superficie en su mente consciente a medida que maduraba.

Eugene²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora