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Abu debió haberme recibido mi vitalidad en aquel entonces, reflexionó Eugene, recordando el momento en que Abu había mostrado tanto entusiasmo antes de llegar a las montañas Anoti. Este recuerdo impulsó a Eugene a preguntarle sobre algo que la había desconcertado en ese momento.

—Hwansu es como una semilla, ¿no? ¿La vitalidad que aporta Anika es diferente a eso? —preguntó.

—Completamente diferente —fue la respuesta.

Eugene indagó más:

—¿Cuál es la diferencia?

El tono hablador de Mara desapareció por un momento. Después de estudiar a Eugene por un breve momento, habló con decisión:

—Creo que he compartido suficiente información hasta este punto. No organicé esta reunión para contar historias.

Eugene asintió con la cabeza, entendiendo que Mara había aportado información inestimable, suponiendo que todas fueran precisas. Era como recibir un generoso anticipo.

—No creo que sea necesario que nos presentemos nuevamente en este momento. Seamos claros acerca de nuestros deseos —propuso Eugene, haciendo una pausa para mirar a Kasser, sentado a su lado. Antes de la reunión, Kasser había delegado plena autoridad en Eugene. Ya sea que Eugene negociara con Mara o no, no intervendría.

—Tanto Sang-je como Mara desean su apoyo. Como eje central de estos acontecimientos, su opinión tiene la máxima importancia —había declarado.

En ese momento, ella simplemente había apreciado su confianza. Sin embargo, ahora que se encontraba sentada a la mesa de negociaciones, una repentina oleada de ansiedad la invadió. Anhelaba ser la única responsable de la toma de decisiones. Si tomaba una decisión, podría atraparlo a él y, peor aún, podría traer consecuencias imprevistas para el reino.

Kasser, cuya mirada se cruzó con la suya, asintió sutilmente, con expresión resuelta. Eugene sintió que él tenía más fe en ella que ella en sí misma. Una nueva oleada de coraje la envolvió y volvió a dirigir su mirada hacia adelante.

—Mara, vamos a eliminar a Sang-je.

Antes de esta reunión, la certeza era escasa. Sin embargo, ahora existía un decidido compromiso de librarse de ese formidable adversario. La situación se había vuelto peligrosa, dada la incertidumbre que rodeaba las intenciones de Sang-je.

—Tú y Sang-je representan la mayor amenaza para el otro, por lo que la coexistencia parece imposible, ¿verdad? ¿Tu objetivo es eliminar a Sang-je o estás explorando alternativas como un tratado inquebrantable? —preguntó Eugene.

—No hay alternativas como un tratado inquebrantable —respondió Mara.

Si Eugene no hubiera vislumbrado fragmentos del futuro, podría haberse angustiado por la veracidad de Mara. Sin previsión, podría haber temido que Mara fingiera cooperación mientras conspiraba en secreto con Sang-je, lo que llevaría a que todos sus planes fracasaran.

Sin embargo, en el futuro que había presenciado, Sang-je y Mara se enfrentaron en un intento de eliminarse mutuamente. Aunque ese futuro seguía siendo una mera posibilidad, dada la naturaleza astuta del Soberano, si existía incluso una mínima posibilidad de negociación, ella dudaba que él permitiera que se desarrollara un conflicto tan extremo.

Sin embargo, Eugene albergaba dudas y buscó más aclaraciones de Mara, preguntando:

—¿Por qué es imposible para ti y Sang-je coexistir, dado que ambos son de la misma naturaleza?

Mara contempló la pregunta por un momento antes de responder:

—Siendo de la misma naturaleza, bueno...

Eugene²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora