Cap 33; Reconcilaciones y Lagrimas

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Romanov se encontraba sentado en una de las bancas frente de la estatua de Jesús en cierta iglesia de Japón, sus ojos cerrados mientras le rezaba al hombre cruzificado. Sinceramente, las iglesias ortodoxas de Rusia son mejores. Tuvo que mandar a volar a todos los japoneses que estaban aqui dentro para poder rezar él solo.

- ¿Hm?

O eso creia.

- Nicolás II Romanov. - trono sus dedos el de cabellos blancos y azules.

El ruso lo miro, viendo como el chico que no parece un puto adolescente, estaba sin camisa y un poco golpeado. Probablemente por que sus hombres le dieron algo de problemas antes de dejarlo entrar. - Insolente. - gruño, volviendo a encarar a su dios y cerrar sus ojos. - Ten algo de respeto por el creador.

Taiju hizo un sonido de burla, sacando de su bolsillo su rosario para acercarse a la estatua.

Romanov abrio los ojos, encontrandose con la espalda tatuada del chico y ver la inmensa cruz que esté tenia allí. - Crei que los japoneses no adoraban a Dios. - se levanto, tocando su frente, pecho y hombros para terminar con su oración.

- Y yo crei que los Rusos sabian no meter sus narices donde no los llaman. - atacó el adolescente, haciendo que el mayor tensara la mandibula y sus puños dentro de su abrigo. - Quizas las malas costumbres de los Estadounidenses, los afecta. - se burlo.

Romanov arrugo su nariz. - Niños malcriados. - gruño, dandose media vuelta y salir de la iglesia para, efectivamente, encontrarse a sus subordinados en el suelo. Gruño con desagrado. - De pie, pedazos de mierda. - ordeno, comenzando a caminar hacia su carro. Uno de los casi muertos, se levanto lo más que pudo, dirigiendose a la puerta del carro y abrirla para su patron. Con un suspiro, Romanov se sento en su asiento y a su lado estaba Popov, temblando como una hoja. - ¿Hay noticias de este tal 'Kisaki'? - cuestionó, cruzando una pierna sobre la otra mientras el vehículo comenzaba a andar.

Popov suspiro de manera nerviosa, aún con los pelos de punta al haber sido testigo de como un adolescente derrumbaba a los hombres de su patrón como si nada. - Si. - respondió por lo bajó, mirando el iPad que tenía sobre su regazo. - Se llama Kisaki Tetta. - dió por fin la información que su jefe esperaba, viendo cómo los ojos de esté se oscurecian.

- Busquenlo. - rugió.

~

El jóven peli-rosa caminaba por los pasillos de la compañía con una expresión neutral y un tanto molesta, ignorando las miradas curiosas de los empleados metiches mientras tenía a uno de ellos siguiéndole como perro faldero.

Dicho individuo, llevaba en sus manos un gran ramo de flores, globos y chocolates mientras trataba de seguirle el pasó al adolescente que caminaba como si fuese el dueño del lugar.

Si, se presentó en el lugar sin avisar ¿y qué? Ni que alguien pudiera decirle algo a él. Además, hoy era el día en el que decidió hacer las pases con su poste de luz y de paso decirle que esperaban a una criatura.

Abrió las puertas de la sala reuniones, sin tocar o avisar, solo las abrió de golpe para que los ojos de los presentes estuvieran sobre él, incluyendo los de su rubio.

Aye, el idiota tenía ojeras bajo los ojos mientras lo miraba con la boca abierta.

Suspiro. - Largó. - ordenó, adentrándose en la sala para abrir un poco las ventanas.

Joder, ¿éstos hombres son Drácula o se hacen los interesantes?

Los empresarios se miraron entre si, luego tirando la mirada hacía Terano quien aún seguía con la jeta abierta.

Siempre Supe, Que No Eras Mío (SouKun)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora