Cap 19; Brasil

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Sus ojos rosas se abrieron lentamente para encontrarse con la suite con completa oscuridad y algo borrosa, ya que sus ojos aun no se enfocaban al extraño entorno en el que estaba.

Habia cerrado las cortinas para tomar una siesta que disfruto con gusto, la suite también le sorprendio bastante con la cama de tamaño King en la que estaba acostado en estos momentos con sus cobijas de algodón que lo mantuvieron cálido como pollito en invierno, un vestidor casi del mismo tamaño de un apartamento que contenia variedades de ropa y calzados de marcas extravagantes -siendo profesionales y casuales, para cada ocasión- con hileras de perfumes exquisitos, un baño con ducha tipo lluvia y acabados de mármol para luego terminar el recorrido con una sala de estar independiente.

Un oasis de lujo.

Solto un suspiro, tratando de levantarse para prepararse para el dia cuando un peso alrededor suyo le impidió hacer tal cosa. Junto sus cejas, sabiendo ya de quien se trataba al prohibirle dejar la cama.

- South. - gruño, viendo sobre su hombro al nombrado abrazarlo con sus ojos cerrados- aun seguía molesto con él. Bufeo al no obtener respuesta del rubio, asi que trato con sus propias manos deshacerse del agarre de osos que el mayor le tenia.

- No. - murmuro, apretando su agarre alrededor del peli-rosa, haciendo que este se detuviera para volver a verlo sobre su hombro. - Ayer me ignoraste todo el dia, y fue difícil levantar la cerradura de la puerta. - dijo adormilado, acurrucando su cara en la nuca del menor.

Atsushi le quedo mirando, parecía estar cansado, tiro la vista a la puerta- estaba entre abierta mientras la cerradura estaba destruida. ¿Como no le escucho entrar? Suspiro. - Culpa tuya. - dijo, volviendo a acomodarse de lado.

El rubio se quejo, atrayendo al menor mas cerca de su cuerpo- tenia la impresión de que si se descuidaba, el adolescente se le escaparia de las manos. - Y asumo toda la responsabilidad. - escucho a su pareja murmullar en molestia. - Pero lo hice para no atraer la atención, minha joia. - se justifico. - Te recuerdo que mi vida no es como la tuya, es mas peligrosa.

- Claro, saldo con un mamarracho de veintidós que es un criminal y no un puto delincuente como me lo esperaba. - reprocho, atacándole el ego al mayor pero volvio a suspira, ahora dándose la vuelta para encararlo mientras aun estaba entre sus brazos. - Pero te acepto asi, tal como eres. - recordó, acurrucando la mejilla de South en su mano. - Solo.. no me tomes por sorpresa de esa manera. - sugirio, regalándole una pequeña sonrisa al mayor.

South sonrio aliviado, tomando la mano del pequeño en la suya y depositarle un beso en su palma. - Concordo. - afirmo, su voz siendo ronca mientras miraba al menor con sus ojos de girasol y una sonrisa sobre sus labios.

La puerta se abrió lentamente con un chirrido, revelando a Hanma con un helado de Tarta de queso con Fresas como desayuno entre las manos. Murmullo mientras llenaba su boca con el postre. - Mm, ¿listos? Tenemos media hora para llegar al hotel. - les dijo, apoyándose el marco de la puerta mientras degustaba del helado.

- ¿Hotel?

- Copacabana Palace. - respondio el mayor de ellos, deslizándose fuera de la cama mientras ayudaba a su pareja en el proceso. - Tiene una buena vista a la hermosa playa de Copacabana. Tres restaurantes gastronómicos que te explotaran las pupilas gustativas con cada bocado. - atrajo al pequeño hacia su cuerpo, obteniendo un gruñido de acuerdo provenir del perro faldero de Kisaki ante la mención de la comida proveida en los hoteles. - Un spa para relajarte. - susurro, masajeando los muslos de Akkun haciendo que este le regalara una sonrisa maliciosa. - Con la Galleria Continua que contiene obras de arte del artista francés Monsieur Daniel Buren.. - suspiro. - Brasil es un lugar lleno de cultura, mi pequeño. - sonrio calidamente. - Y me alegra compartirla contigo.

Akkun sonrio. Se sentía tan especial gracias a la forma que su pareja le hablaba de su lugar proveniente, era como si Minami le entregase gran parte de su corazon hacia él.

Hanma entrecerró los ojos al notar que estos dos se iban a poner empalagosos. - ¿Ya podemos irnos? - cuestiono, ganándose que el de mechar rosas le lanzara una almohada la cual él esquivo y golpeo a Taiju quien iba pasando después de rezar.

- Hijos de..

- ¡No se puede maldecir después de hablar con Dios!

~

El joven salio del carro cuando este se detuvo frente a las puertas del majestuoso hotel de cinco estrellas.

Por fin estaban en la avenida Atlántica 1702 de Copacabana Beach, donde merodeaban turistas de arriba abajo como locos- en especial gringos- para tomarse fotos en la playa.

Sintió la presencia imponente de South a su lado, quien no dudo en rodear con su brazo la cintura de el menor, para asi adentrarse en el lobby del hotel mientras los amigos de estos le seguían como guardaespaldas.

Habían muebles ingleses antiguos y obras de arte originales reposando por cada rincon, con tonos cafes y calidos para ayudar con la frescura del lugar. Las paredes estaban revestidas por mármol mientras que el techo, con grades y hermosos candelabros bañados en oro que guindaban de este, era alto para crear un atmosfera sofisticada. Un lugar donde, ciertamente, la historia, elegancia y la belleza se entrelazan en armonía.

- Buenos días, ¿en que puedo ayudarles? - la voz de la recepcionista le llamo la atención, indicándole al menor que ya habían llegado a la recepción.

- Buenos días, recepción para Terano Minami. - hablo el rubio de los cuatro, manteniendo a su apareja cerca de él mientras sus amigos observaban discretamente el lugar por si hubiese alguna señal de peligro.

La mujer asintió con la cabeza, comenzando a teclear algo en la computadora frente a ella. - ¡Ah! La suite presidencial. - dijo al encontrar la recepción del joven, ganándose un murmullo de acuerdo. - Con siete suites mas, ¿cierto?. - el rubio volvio a asentir.

- ¿Como que siete mas? - el menor susurro después de darle un codazo en la costilla.

South rio levemente, bajando un poco su cabeza para que sus labios esten al lado de la oreja del menor. - ¿Y donde crees que se quedaran tus guardaespaldas, gema?

Akkun lo fulmino con la mirada. - ¿Me vas a tener como pajaro enjaulado?

- No no no, mi amor ¿que pasa? - el brasileño lo miro un poco ofendido. - Podras salir cuando quieras a ver el lugar, pero ni muerto te dejo desprotegido. - aclaro, tomando las cuatro tarjetas de pase para la suite, entregándole una a cada una de ellos. - No las vayan a perder. - les advirtió, asegurándose de guardar la de Akkun en su bolsillo.

- Dicelo a este pendejo. - Taiju señalo a Hanma, quien lo miro con cara de traicionado antes de que pudiera encender su cigarrillo.

| Holaa

los deje mucho tiempo solos? |

Siempre Supe, Que No Eras Mío (SouKun)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora