Portada del capítulo:
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La relación entre Ford Pines y Bill Cipher comenzó de una manera inesperada. Al principio, Ford desconfiaba profundamente de Bill, pero poco a poco, conforme pasaban más tiempo juntos, las tensiones se desvanecieron. La curiosidad intelectual de Ford y el ingenio de Bill los llevaron a pasar horas conversando sobre los misterios del multiverso, hasta que sus diferencias comenzaron a parecer pequeñas ante la inmensidad de lo que compartían.
Con el tiempo, esos sentimientos de respeto mutuo se transformaron en algo más. Las miradas se hicieron más largas, los silencios más cómodos, y pronto, sin darse cuenta, ambos se enamoraron. Meses después, oficialmente comenzaron una relación. Parecía surrealista, una mezcla entre la mente científica y la entidad caótica, pero funcionaba de una manera que nadie podría haber previsto.
Después de algunos meses, la vida les sorprendió aún más. Bill, con su naturaleza única, quedó embarazado de Ford. Ambos estaban asombrados y emocionados por la noticia. Finalmente, el día del nacimiento llegó, y su primera hija nació: una pequeña bebé a la que llamaron Dorito, por su notable parecido con Bill. La pequeña tenía una forma triangular sutil en su rostro, lo que recordaba a todos la figura característica de su padre.
Ford y Bill salieron del hospital emocionados, listos para compartir la noticia con Dipper y Mabel. Los gemelos quedaron impactados al principio, pero la alegría pronto los inundó. Pasaron todo el día jugando con la bebé Dorito, riendo mientras la pequeña reía también, sintiéndose cómoda entre sus tíos.
Mientras los gemelos se entretenían, Ford y Bill se enfrentaron a la tarea de organizar la nueva vida de su pequeña familia. Decidieron que la antigua oficina de Ford, donde solía trabajar en sus investigaciones, sería la habitación perfecta para Dorito. Se pusieron manos a la obra, desmontando muebles, pintando las paredes con colores cálidos y suaves, y decorando el espacio con detalles tiernos. Después de varias horas de trabajo, la habitación estaba lista, acogedora y perfecta para su hija.
Al caer la noche, Dipper y Mabel llevaron a Dorito a su nueva cuna, asegurándose de que estuviera bien acomodada antes de dejarla descansar. Ford, con una sonrisa cálida, se acercó para darle un beso en la mejilla antes de salir de la habitación, cerrando suavemente la puerta.
Esa noche, mientras todo en la casa se calmaba, Ford y Bill se retiraron a la habitación que alguna vez compartió Ford con su hermano Stanley. En silencio, ambos se acostaron, aún asimilando la nueva realidad. Se tomaron de las manos antes de dormir, sabiendo que, aunque el futuro era incierto, lo enfrentarían juntos, como una familia.
Al día siguiente, toda la familia esperaba con ansias que la pequeña Dorito despertara. Apenas el primer rayo de sol atravesó la ventana de su habitación, Dorito se removió entre sus sábanas y soltó un leve suspiro, lo que hizo que todos en la casa se apresuraran para estar junto a ella. Dipper y Mabel fueron los primeros en llegar. Con una sonrisa amplia y ojos llenos de ternura, se inclinaron sobre la cuna para verla despertar. Apenas abrió los ojos, su carita triangular mostró una pequeña sonrisa que iluminó el día de todos.