Portada:
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El día amaneció tranquilo en Gravity Falls, pero una energía extraña comenzó a sentirse en el ambiente. Bill lo notó primero, un aura que reconocía de inmediato. Sin decir palabra, salió de la cabaña mientras Dorito desayunaba en la mesa, ajena a lo que estaba por suceder. Apenas cruzó la puerta, una figura apareció en el cielo, moviéndose con elegancia y poder. Era Axolot, el rey de los multiversos.Bill sabía que este encuentro no sería cualquier cosa. Axolot había llegado a Gravity Falls por un motivo específico, y cuando finalmente aterrizó frente a la cabaña, su inmensa presencia dejó a todos boquiabiertos. Dorito, al sentir la energía fuera, salió a ver lo que pasaba, y sus ojos se abrieron de par en par al ver la imponente figura del dios ajolote.
—Bill, viejo amigo, vengo a cumplir con mi palabra —dijo Axolot con una sonrisa calmada, mientras sus brillantes ojos observaban a Dorito con interés.
—¿Palabra? —preguntó Dorito, algo confundida.
Bill miró a Axolot, sabiendo que no había otra opción. Se volvió hacia Dorito y le explicó:
—Axolot y yo hicimos un trato hace tiempo. Si las cosas salían bien, él te ayudaría a controlar tu poder.Dorito, aunque aún sorprendida por la llegada de Axolot, asintió lentamente. Sabía que controlar sus habilidades era crucial, especialmente después de lo que había ocurrido con el Dementor.
Axolot se acercó, su presencia tan inmensa que parecía dominar todo a su alrededor.
—No será fácil, niña. Este poder que tienes es inmenso, pero también peligroso. Si no lo controlas, podrías ser destruida por él. Pero si lo dominas, podrías ser tan poderosa como cualquiera de nosotros —dijo, mirándola directamente a los ojos.El entrenamiento comenzó inmediatamente. Axolot no perdió tiempo y llevó a Dorito a un lugar apartado, lejos del bullicio de la cabaña y de los demás. Allí, en un claro rodeado por árboles altos, le explicó la naturaleza de sus habilidades y cómo debía aprender a equilibrar sus emociones con su poder.
—El poder de la ira es destructivo, pero no necesitas eliminarlo, solo aprender a usarlo —explicó Axolot mientras flotaba en el aire, sus manos moviéndose suavemente mientras controlaba pequeñas partículas de energía.
—Tu desafío será encontrar ese equilibrio, entre lo que sientes y lo que debes hacer.Axolot la llevó a realizar varios ejercicios de control mental y físico. Primero, le pidió que concentrara toda su energía en sus manos sin dejarse llevar por la emoción. Cada vez que Dorito perdía el control, una pequeña explosión de energía la sacudía, pero con cada intento, su dominio aumentaba. El entrenamiento continuó durante horas, cada paso más desafiante que el anterior. Axolot, siendo un dios paciente, sabía que esto tomaría tiempo, pero estaba impresionado con la determinación de Dorito.
Después de horas de práctica, Axolot hizo que Dorito enfrentara recreaciones de sus miedos. Ella se enfrentó nuevamente a su alter ego, a las dudas sobre sí misma, y sobre todo, al temor de herir a su familia. Pero, a diferencia de antes, ahora sabía qué hacer. Recordó las palabras de Bill sobre usar su mente y no dejar que la emoción la controle. Axolot observaba cada movimiento, cada reacción, viendo cómo la joven luchaba pero poco a poco lograba mantener la calma.