Portada:
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El sol brillaba con intensidad en Gravity Falls, iluminando la casa de Benja. Era un día especial, pero él no lo sabía. Dorito y sus amigos, incluyendo a Jiret, estaban decididos a organizarle una fiesta de cumpleaños sorpresa, ya que Benja nunca había tenido una celebración como esta debido a su situación económica. A pesar de que su cumpleaños había pasado hace meses, el grupo decidió que era hora de darle el festejo que se merecía.
La mañana de la fiesta, todos comenzaron a llegar a la casa de Benja, trayendo globos, serpentinas y decoración festiva. La sala se transformó en un lugar lleno de color y alegría, con una pancarta que decía “¡Feliz Cumpleaños, Benja!” colgando en la pared. La emoción era palpable; cada uno sabía lo importante que era para Benja sentirse querido y valorado.
Mientras tanto, Dorito se mantenía en contacto con Benja a través de mensajes de texto, inventando excusas para que no fuera a casa. “Oye, ¿te gustaría salir a dar una vuelta más tarde?” le escribió. La respuesta de Benja llegó rápido: “Claro, pero ¿por qué no vamos a la cabaña del misterio en su lugar?” Dorito se puso nerviosa, ya que todos estaban en la casa de Benja y no en la cabaña.
“Eh... no, mejor ven a la casa. No quiero que... tengamos que caminar tanto”, respondió, tratando de sonar convincente.
“Está bien. Entonces me veo en casa en un rato”, contestó Benja.
Mientras tanto, Ford y Bill estaban ocupados en la cocina, preparando un festín para la fiesta. Bill, con su característico sentido del humor, decía: “¿Estás seguro de que Benja no se va a dar cuenta de que estamos tramando algo?”
“No creo. Mientras lo mantengamos distraído, todo saldrá bien,” respondió Ford, mientras sacaba una gran pizza del horno. “Lo importante es que llegue y se sienta sorprendido.”
Cuando la hora de la fiesta se acercaba, todos los amigos se escondieron en el patio trasero, esperando la llegada de Benja. Cada uno contenía la respiración, ansiosos por ver su reacción. La puerta de la casa se abriría en cualquier momento.
Finalmente, escucharon el sonido de pasos y el chirrido de la puerta. Benja había llegado, con una sonrisa despreocupada. Dorito lo recibió con un gesto despreocupado, tratando de ocultar su emoción. “¡Hola, Benja! ¿Listo para pasar el rato?”
“Claro, pero ¿dónde están los demás?” preguntó Benja, mirando a su alrededor.
“Oh, no te preocupes. Solo somos nosotros. Quería mostrarte algo divertido,” dijo Dorito, intentando desviar su atención. Mientras tanto, los amigos se estaban organizando para el gran momento.
De repente, se escuchó el sonido de un timbre. “¡Voy a abrir!” dijo Dorito rápidamente, sin pensar que era el momento crucial. Al abrir la puerta, un grupo de amigos se abalanzó hacia ella, gritando: “¡Sorpresa!” y al instante, se metieron rápidamente de nuevo, intentando que Benja no se diera cuenta.