Cap 18: La criatura de las emociones

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Desde la última meditación con Bill, Dorito había sentido que algo cambiaba dentro de ella. Su parte malvada seguía ahí, latente, esperando cualquier oportunidad para hacerse presente, pero cada día notaba que ese lado oscuro se debilitaba un poco más, como si el entrenamiento con Bill y las pruebas de control emocional estuvieran surtiendo efecto.

Un día, Ford entró a la cabaña del Misterio con noticias preocupantes.

—Algo antiguo y peligroso ha despertado en Gravity Falls —dijo Ford, mostrándole a Bill y Dorito un antiguo pergamino con símbolos extraños—. Es una criatura que se alimenta de emociones negativas. Sus ataques provocan miedo y angustia en las personas, y mientras más fuerte sean esos sentimientos, más poderosa se vuelve.

—¿Dónde está ahora? —preguntó Bill, frunciendo el ceño.

—No muy lejos del pueblo —respondió Ford—. Ya ha comenzado a influenciar a algunos habitantes. Si no lo detenemos pronto, su poder crecerá y será incontrolable.

Dorito, quien había estado escuchando en silencio, dio un paso adelante. Sabía que ésta era una oportunidad para demostrar que podía controlar sus poderes.

—Yo iré con ustedes —dijo con determinación—. Quiero ayudar. Puedo hacerlo.

Ford y Bill intercambiaron miradas, pero finalmente asintieron. Sabían que Dorito había progresado, y tal vez ésta era la prueba que necesitaba para enfrentar su lado oscuro.

Al llegar a las afueras del pueblo, encontraron que la criatura ya estaba causando estragos. Los habitantes caminaban asustados, con rostros desencajados y llenos de miedo. Ford intentó tranquilizarlos, pero la criatura, una sombra etérea que se movía como un viento oscuro, se alimentaba de sus emociones negativas y crecía cada vez más.

—Necesitamos que todos mantengan la calma —dijo Bill—. Si sienten miedo, sólo harán que se vuelva más fuerte.

Pero era más fácil decirlo que hacerlo. La criatura era aterradora, y susurros de temor recorrían el aire, metiéndose en la mente de las personas. Dorito cerró los ojos, recordando los entrenamientos con Bill. Sabía que ésta era su prueba definitiva.

—Concentración, calma, control —se repetía mentalmente.

La criatura se abalanzó sobre ellos, pero Ford, Bill y Dorito se dispersaron rápidamente. Ford intentaba utilizar algunos artefactos antiguos para contenerla, mientras Bill conjuraba hechizos de contención, pero no era suficiente. La sombra seguía fortaleciéndose, absorbiendo todo el miedo que encontraba.

Dorito se dio cuenta de que sólo había una forma de detener a la criatura: tenía que enfrentarse a ella de frente, sin dejar que el miedo la dominara.

—Voy a intentar algo —dijo, y antes de que pudieran detenerla, avanzó hacia la sombra.

El aire se volvió denso a su alrededor, y la criatura se percató de su presencia. Al instante, Dorito sintió cómo el miedo intentaba apoderarse de su corazón, y con ese miedo, su lado oscuro comenzó a surgir. Sentía la maldad dentro de ella, retorciéndose y queriendo tomar el control.

—No... no ahora —susurró, luchando internamente mientras la sombra se acercaba más.

De repente, una voz familiar la llamó.

—¡Dorito! —era Benja, que había llegado corriendo detrás de Ford—. ¡Tú puedes!

La voz de su mejor amigo le dio fuerzas. Dorito cerró los ojos y respiró profundamente, enfocándose en lo que Bill le había enseñado: no se trataba de reprimir sus emociones, sino de aceptarlas y aprender a controlarlas.

Cuando abrió los ojos, estaba lista. La sombra intentó sumergirse en ella, pero Dorito se plantó firme. Se enfrentó a su miedo, a su parte malvada, y de alguna forma logró mantenerlas a raya. Al hacerlo, la criatura comenzó a debilitarse, como si ya no pudiera alimentarse de las emociones que Dorito controlaba.

Con un último grito, la sombra se desvaneció, y todo volvió a la calma.

Dorito cayó de rodillas, exhausta, pero aliviada. Benja corrió hacia ella, abrazándola con fuerza.

—¡Lo lograste! —dijo emocionado—. Sabía que podías.

Ford y Bill se acercaron también, impresionados por la valentía de Dorito.

—Hiciste un gran trabajo —dijo Ford, con una sonrisa de orgullo.

—No lo habría logrado sin ustedes —respondió Dorito, sonriendo también—. Pero... todavía siento que no he terminado. La parte malvada sigue ahí, aunque más débil.

Bill asintió, sabiendo que esto era solo el comienzo.

—Vendrán más pruebas, pero hoy diste un gran paso —dijo—. Y cuando llegue el momento de enfrentarte a tu lado oscuro, estarás lista.

Dorito asintió, sabiendo que aún quedaba mucho por aprender. Pero por ahora, había ganado una importante victoria, tanto contra la criatura como contra sus propios miedos.

Mientras caminaban de regreso, con Benja a su lado y sus mentores guiándola, Dorito entendió que, con el tiempo y el apoyo adecuado, podría superar cualquier obstáculo, incluso aquellos dentro de ella misma.

¡Claro! Aquí está la extensión corregida con la referencia adecuada a Pato:

Dorito llegó al jardín al siguiente día, notando una sensación de tensión en el aire. Cada tarea parecía más desafiante, pero recordó las palabras que Bill le había dicho en su entrenamiento. Usando esas palabras a su favor, logró mantener a raya sus emociones, y en vez de dejar que el estrés la abrumara, guió cada acción con la cabeza, tomando decisiones conscientes y claras. A lo largo del día, cuando la ansiedad amenazaba con aparecer, Dorito respiraba hondo, mantenía la calma y controlaba sus poderes, sintiéndose más segura de sí misma.

Al volver a la cabaña, encontró a Soos hablando animadamente con Stanley. Al verla entrar, Soos comentó con una sonrisa: "¡Dorito está creciendo muy rápido!" A lo que Bill, quien acababa de aparecer en la habitación, respondió: "Es normal. En mi mundo, las criaturas pasan una niñez algo rápida y se vuelven completamente adultas cuando ya pueden usar su magia de forma segura". Stanley, curioso, preguntó: "¿Esos seres viven igual que nosotros?" Bill lo pensó un momento antes de responder: "Más o menos, pero podría decirse que sí, en ciertos aspectos."

Dorito subió al segundo piso para saludar a los gemelos y luego bajó para tomar una merienda. Después de comer, se acercó a Pato, el cerdito de Mabel, y comenzó a acariciarlo. El suave gruñido de Pato y su piel tibia y rosada la relajaban, ayudándola a desconectar por un momento de todo lo que pasaba en su vida. Jugar con Pato siempre le hacía sentir paz.

Más tarde, jugó algunas partidas de cartas con Soos en la sala, mientras él le contaba historias de los tiempos antes de que ella naciera, historias divertidas que la hacían reír. Mientras tanto, en el sótano, Stanley, Ford y Bill mantenían una conversación seria sobre la situación que pasaba con Dorito y su alter ego malvado.

Después de un rato, Soos y Dorito decidieron sacar a Pato a pasear por el bosque cercano. El cerdito corría alegremente mientras ellos conversaban sobre cómo las cosas habían cambiado desde que Dorito llegó a la cabaña. Cuando volvieron, la cena casi estaba lista. Stan había preparado fideos con tuco y queso rallado, y Dorito quedó fascinada por el delicioso sabor. Terminó comiendo cinco platos enteros, mientras los demás solo alcanzaron a comer dos.

Al finalizar la cena, todos ayudaron a recoger la mesa y luego cada uno fue a su habitación a descansar. Soos se despidió de la familia antes de irse a su casa, donde lo esperaba su novia y su madre. Finalmente, ya en sus camas, todos se acomodaron bajo las mantas, cálidos y cómodos, esperando que el día terminara en paz.

La familia ChiperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora