uno.

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Danae Quaritch, a sus dieciocho años, contemplaba con entusiasmo la llegada de Jake Sully. Desde su infancia en Pandora, rodeada de la belleza de su mundo adoptivo y bajo la influencia de su padre, el Coronel Quaritch, siempre había sentido una profunda atracción por los Na'vi. Aunque apenas había cruzado unas palabras con el nuevo comandante, la curiosidad la envolvía. Su padre prefería mantenerla alejada de los peligros del campo, así que Danae se había dedicado a aprender de los científicos, como Grace y Norm.

—Faltaste a tus lecciones de hoy, Danae —la voz de su padre resonó en la sala, sobresaltándola—. Algún día serás una comandante, tienes que asistir a esos entrenamientos.

Danae se giró rápidamente, sintiendo vergüenza ya que no quería decepcionar a su padre.

—Perdóname, padre. Quería ver la llegada del cabo Sully. Hace tiempo que no recibimos a nadie de la Tierra —respondió, intentando sonreír para apaciguar su tono severo.

Miles, a pesar de su reputación fría y calculadora, había sido un padre cariñoso. Sabía que Pandora ofrecía más que su planeta natal, lleno de contaminación y recursos escasos. Había traído a Danae para que creciera sana, lejos de los peligros de la Tierra. Sin embargo, esa protección a veces se sentía asfixiante.

—Lo sé, pero no es nada impresionante. Prométeme que no volverás a faltar a tus entrenamientos —dijo, revolviéndole el cabello en un gesto de cariño que provocó risas.

—No faltaré, padre. Lo prometo —le abrazó con fuerza antes de escabullirse hacia el laboratorio, donde Grace la esperaba con ansias.

Al llegar, Danae se detuvo frente a una de las cápsulas de los avatares. Su corazón latía con fuerza al imaginar cómo sería estar en un cuerpo Na'vi.

—¿Algún día podré tener uno? —preguntó, mirando con admiración el avatar que estaba listo para Jake.

—No creo que a tu padre le guste mucho la idea. Pero ya alcanzaste la madurez y casi cumples diecinueve, no veo por qué no. Tus habilidades me ayudarían mucho en el campo —respondió Grace con una sonrisa maternal.

Norm, acercándose, bromeó:

—Aunque no tendrás esa bonita cabellera roja.

Danae rodó los ojos con diversión, pero su atención se desvió al entrar Jake Sully. Era indudablemente atractivo, con una presencia que llenaba la sala. Al cruzar miradas, él le sonrió, y ella, sonrojada, desvió la mirada, sintiendo una mezcla de nervios y emoción.

—¿Puedo quedarme a ver la prueba? —preguntó, deseando poder observarlo en acción.

—Por supuesto, Dae. Solo ponte una máscara y pasa con Norm —le indicó Grace, antes de dar instrucciones a Jake.

Con una máscara ajustada, Danae se colocó frente a la cápsula de Jake, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo. Cuando Jake despertó, su sorpresa y emoción eran palpables, y ella no pudo evitar sentir una conexión inmediata.

—Tranquilo, cabo —dijo Danae, alejándose un poco, sintiendo su corazón latir con fuerza. Sentía compasión por él ya que ahí estaba sintiendo lo que era tener piernas de nuevo. Sabía que Norm se molestaría con ella pero aún así abrió la puerta para Jake pudiera salir.

—Gracias, bonita —respondió Jake, sonriendo mientras se preparaba para salir corriendo.

—Danae, espera. Tenemos que hacer unas pruebas primero —le recordó Norm, pero Jake ya había salido disparado, dejando a Danae con las mejillas encendidas.

Aquel primer encuentro estableció las bases de una amistad que se iría fortaleciendo con el tiempo. Danae, fascinada por las historias de Jake sobre Pandora, pasaba las noches escuchándolo hablar sobre sus aventuras, mientras se imaginaba explorando ese mundo a su lado. La conexión que compartían era innegable, una mezcla de admiración y un entendimiento mutuo que parecía ir más allá de las palabras.

—Te envidio tanto. Grace dijo que trabajaría en un avatar para mí, a escondidas de mi padre. Ojalá algún día pueda ir contigo —confesó, abrazándolo con esperanza.

—Sería grandioso, pequeña. Sé lo mucho que te gustaría —respondió Jake, viéndola como una hermana menor.

La rutina continuó, con Danae disfrutando de cada momento que pasaba con Jake. Se convirtió en una parte esencial de su vida diaria, compartiendo risas, historias y sueños. Sin embargo, el mundo a su alrededor estaba cambiando. Las tensiones entre los humanos y los Na'vi crecían, y las noticias de enfrentamientos comenzaban a ser más frecuentes.

Una tarde, mientras estaban en el laboratorio, Danae sintió un escalofrío recorrer su espalda. El aire estaba cargado de tensión, y ella sabía que algo se avecinaba. Jake, notando su inquietud, se detuvo y la miró a los ojos pero en su mirada ocultaba algo, no podía decirle lo que estaba pasando.

—¿Estás bien? —preguntó, con un tono de preocupación en su voz.

—No lo sé. Hay algo en el aire... siento que todo está a punto de cambiar —respondió Danae, intentando esconder su miedo. Jake asintió, sabiendo que no podía ofrecerle más que su apoyo.

Los días se convirtieron en semanas, y las tensiones solo aumentaban. En medio de todo, Danae y Jake continuaron fortaleciendo su amistad, compartiendo sueños de un futuro donde los humanos y los Na'vi pudieran coexistir, en su interior Danae quería una sola oportunidad con Jake más parecía que Neytiri lo iba impedir, la forma en que se expresaba de ella era como deseaba que se expresara de ella. Sin embargo, la sombra de la guerra se cernía sobre ellos, y el destino de Pandora cambiaría para siempre.

Una noche, mientras estaban juntos en el laboratorio, Danae observó las estrellas que brillaban en el cielo de Pandora. Jake, a su lado, comenzó a narrar historias sobre las constelaciones y su significado para los Na'vi.

—Esos son los espíritus de nuestros antepasados. Cada estrella tiene su propia historia —dijo Jake, con los ojos iluminados por la emoción.

Danae lo miró, sintiendo una profunda admiración. En ese momento, no podía evitar pensar en cómo había crecido su afecto hacia él. Sin embargo, sabía que su relación era complicada; la guerra estaba a la vuelta de la esquina y no podía permitirse el lujo de dejarse llevar por sus sentimientos.

—Te envidio tanto, Jake. Tienes la oportunidad de ser parte de algo más grande —dijo, su voz apenas un susurro.

—Tú también puedes serlo. Grace está trabajando en un avatar para ti, y creo que tienes un gran futuro por delante. No dejes que el miedo te detenga —respondió él, con una sinceridad que la hizo sentir esperanzada.

A pesar de las palabras de aliento, el temor creció en el corazón de Danae. Una noche, mientras su padre se preparaba para la guerra, se encontró abrazada a él, la angustia invadiéndola.

—Papá, tengo miedo —murmuró, sin poder contener las lágrimas.

—Estarás bien, Danae. Tienes que ser fuerte. Cuando despiertes, estaré a tu lado —le prometió Miles, acariciando su cabello con ternura.

Con un último vistazo a su padre, Danae se adentró en la cápsula, sintiendo cómo el sueño la envolvía. No sabía que esa sería la última vez que lo vería antes de la guerra. El destino de Pandora estaba en juego, y ella, atrapada entre dos mundos, se enfrentaría a desafíos inimaginables en los años que vendrían. Mientras caía en un profundo sueño, sus pensamientos se centraron en Jake, en lo que podría haber sido, en lo que aún podría ser. Su corazón latía con la esperanza de que algún día, la paz reinara en Pandora, y que ella pudiera explorar ese hermoso mundo junto a él.

 Su corazón latía con la esperanza de que algún día, la paz reinara en Pandora, y que ella pudiera explorar ese hermoso mundo junto a él

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Teñía años sin escribir más espero que sea de su agrado.

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