doce.

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Quaritch avanzaba a paso veloz hacia la habitación de su hija, su mente girando en una espiral de preocupación y rabia. La alarma había sonado, un eco agudo que azotaba en su cabeza, intensificando su inquietud. No la encontraba por ningún lado, y cada segundo que pasaba sin saber de ella parecía aumentar su ansiedad. En su interior, la preocupación por su seguridad se entrelazaba con el temor de que algo terrible hubiera ocurrido.

Al abrir la puerta de su habitación, la imagen que se presentó ante él lo dejó momentáneamente paralizado. Levi yacía en el suelo, su cuerpo adolorido y magullado. Un ojo morado y una nariz sangrante eran testigos del reciente enfrentamiento, y Quaritch sintió un escalofrío de rabia recorrerle la columna. Sin embargo, lo que más le preocupaba no era el estado de Levi, sino la ausencia de su hija. Faltaban algunas de sus pertenencias y una mochila que solía estar en la entrada ya no estaba. Con un ceño fruncido, se acercó al humano, la furia oscureciendo su juicio mientras lo alzaba por la camisa, forzándolo a mirarlo a los ojos.

— ¿Dónde está mi hija? — su voz era un rugido, y lo zangoloteó con la intensidad de un depredador que acaba de encontrar a su presa.

Levi, apenas recuperándose del golpe, soltó un jadeo de dolor y trató de soltar las manos del coronel que lo asfixiaban. A pesar de su estado, una sonrisa burlona se dibujó en su rostro, una expresión que solo sirvió para avivar la ira de Quaritch.

— Su hija... su adorada hija... se está follando a los hijos de Jake Sully — respondió, disfrutando de cada palabra como si fuera un veneno. La burla en su tono desató la furia del coronel, que no podía creer lo que escuchaba.

El rostro de Quaritch se transformó de sorpresa a furia absoluta. En un movimiento brusco, lo lanzó al suelo, el sonido del impacto resonando en la habitación. Su aliento se volvió un siseo lleno de rabia.

— ¡Ni se te ocurra dirigirte de esa manera a mi hija! — la defensa del coronel era visceral, y en su corazón deseaba que todo aquello fuera una mentira. La idea de que su hija pudiera estar con los hijos de su enemigo le provocaba una profunda decepción.

Desde el suelo, Levi se retorció de dolor, pero no se detuvo.

— ¡Es la verdad! ¡Su hija traicionó a su especie! Ella cree que escapó... que se liberó de usted. —

Las palabras del humano resonaron en la mente de Quaritch como un eco perturbador. La traición, el dolor de ver a su hija alejarse de él y unirse a sus enemigos, todo eso lo consumía desde adentro. Sin poder soportarlo más, salió de la habitación como un torbellino, arrasando con todo a su paso, su mente en una tormenta de furia y confusión.

En el pasillo, se reunió rápidamente con su pelotón. Cada uno de ellos se movía con la disciplina que él había inculcado en ellos, pero en sus rostros había preocupación. Sin embargo, no había tiempo para eso. En su mente, la idea de que los hijos de Sully habían secuestrado a Danae se repetía como un mantra. Tratando que con esa mentira ocultara la verdad de que su hija en realidad había escapado con los hijos de su enemigo.

— Encuentren a Danae. Esos salvajes se la llevaron — ordenó Quaritch, la voz firme pero con un temblor de ansiedad en el fondo. La angustia por la posibilidad de que su hija estuviera en peligro lo comía por dentro. Quería creer que era solo una mentira, que Levi estaba jugando con su mente, pero no podía ignorar el instinto paternal que le decía que debía actuar rápido. Temía que igual que su hijo Miles se uniera a los Sully.

El pelotón se adentró en el bosque, armados y listos, y Quaritch iba al frente, moviéndose con la rapidez y determinación de un cazador en busca de su presa. La oscuridad del bosque parecía envolverlos, pero él no se detendría. Encontraron unas huellas pequeñas, distintivas, que llevaban a un camino no muy lejano. Eran las de su hija, y cada paso que daban se sentía como un rayo de esperanza en medio de la tormenta.

 𝐇𝐲𝐩𝐧𝐨𝐭𝐢𝐳𝐢𝐧𝐠 ;; 𝙽𝚎𝚝𝚎𝚢𝚊𝚖 𝚢 𝙻𝚘'𝚊𝚔 𝚡 𝚘𝚌 | +𝟷𝟾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora