dieciséis.

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Danae se permitió llorar un rato más, dejando que las lágrimas fluyeran hasta que ya no quedaba más. Finalmente, respiró hondo y se limpió las mejillas, aunque sus ojos permanecieron enrojecidos, igual que su nariz. Sintiendo el peso de la soledad y la tristeza, decidió distraerse explorando la historia del clan Omaticaya en la base. Aunque conocía algunos fragmentos, esperaba encontrar algo nuevo que le permitiera entender mejor el lugar al que ahora deseaba pertenecer.

De repente, el sonido familiar de pasos firmes y ligeros resonó en el silencio de la base. Levantó la mirada y sus labios esbozaron una sonrisa al ver a Neteyam y Lo'ak entrar. La presencia de los hermanos siempre la hacía sentir segura y menos sola. Sin pensarlo, se lanzó hacia ellos y los abrazó con fuerza, buscando en ese abrazo el consuelo que tanto necesitaba.

—¿Qué sucede, Danae? —preguntó Neteyam, mientras sus dedos recorrían con suavidad los mechones rojizos de ella, con una expresión de ternura y preocupación.

Danae se aferró a ellos, dejándose envolver por el calor de los dos. Suspiró, buscando las palabras adecuadas para explicar lo que sentía sin romper la magia de ese momento.

—Solo... estaba recordando a alguien —dijo en voz baja, sintiéndose en calma al estar rodeada por los dos Na'vi—. Era como una madre para mí, una amiga y mentora. Su nombre era Grace Augustine.

Los hermanos se miraron entre sí, sorprendidos. Sabían quién era Grace, la científica humana que había sido tan cercana a su padre, pero no sabían que había tenido una conexión tan especial con Danae. Y claro la madre de su hermana, Kiri.

—Nuestra hermana Kiri... ella es hija de Grace —dijo Lo'ak con suavidad, observando la reacción de Danae—. Bueno, nació del avatar de Grace. Mis padres la criaron como suya, y es de la misma edad que Neteyam.

Danae abrió los ojos, sorprendida por la revelación. Era algo inesperado, un detalle que ni siquiera los doctores Max y Norm habían podido explicarle del todo. Una sonrisa cálida se dibujó en su rostro, aliviando el peso de su tristeza al darse cuenta de que el legado de Grace aún vivía en Pandora a través de Kiri, esa joven Na'vi que había heredado algo especial de su mentora. Y que sin duda alguna tenía que conocer.

—Tengo que conocerla —dijo con un tono de entusiasmo, secándose los últimos rastros de lágrimas.

Neteyam la observó, satisfecho de ver que la tristeza de Danae se había disipado un poco al escuchar aquella noticia. Le dio un apretón en los hombros, transmitiéndole su apoyo.

—Eso sucederá más pronto de lo que imaginas —comentó Lo'ak, sonriendo con ternura mientras acariciaba su mejilla y depositaba un suave beso en su frente—. Ya no queremos que estés sola.

Danae cerró los ojos y soltó un suspiro, sintiendo la calidez del beso de Lo'ak, y luego se refugió en sus brazos, disfrutando de la textura de su piel, de la familiaridad que encontraba en cada caricia. Había algo en él, en la manera en que la miraba y en cómo la trataba, que hacía que se sintiera viva, completa.

Notando la cercanía de su hermano con Danae, Neteyam no quiso quedarse fuera del momento. Se colocó detrás de ella y, en un gesto de cariño, deslizó sus labios suavemente por el hombro descubierto de Danae, dejando pequeños besos. Su toque era delicado, como si estuviera tocando algo sagrado, y en ese instante, sintió cómo el lazo que los unía a los tres se hacía aún más profundo.

—Danae, queremos que sepas que siempre estaremos aquí para ti —murmuró Neteyam cerca de su oído, con voz cálida y firme—. Ya eres parte de nosotros, y no hay nada que cambie eso.

Danae se sintió abrumada por la intensidad de sus palabras y la sinceridad en sus ojos. No podía evitar sentir su corazón acelerarse y su respiración entrecortarse. Con ambos a su lado, la tristeza se diluía, y el vacío en su pecho se llenaba de algo nuevo, de una sensación de pertenencia y amor que la envolvía por completo.

 𝐇𝐲𝐩𝐧𝐨𝐭𝐢𝐳𝐢𝐧𝐠 ;; 𝙽𝚎𝚝𝚎𝚢𝚊𝚖 𝚢 𝙻𝚘'𝚊𝚔 𝚡 𝚘𝚌 | +𝟷𝟾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora