𝐇𝐲𝐩𝐧𝐨𝐭𝐢𝐳𝐢𝐧𝐠 ;; 𝙽𝚎𝚝𝚎𝚢𝚊𝚖 𝚢 𝙻𝚘'𝚊𝚔 𝚡 𝚘𝚌 | +𝟷𝟾

dieciocho.

Danae estaba sobre el ikran de Lo'ak, aferrada a su cintura mientras trataba de mantener sus emociones bajo control. El rostro de su padre, lleno de ira y desesperación, seguía grabado en su mente. Aunque estaba aterrada por lo que podía suceder, sabía que tenía que mantenerse firme. No podía permitirse el lujo de caer presa de sus emociones.

— Aún no me lleven con su clan. Mi padre nos estará siguiendo, lo sé. — La voz de Danae era firme, pero cargada de preocupación. — Necesitamos despistarlo primero.

Lo'ak giró un poco la cabeza hacia ella, su mandíbula tensa.

— Danae, no vamos a dejarte sola en esto. No importa cuántos de los suyos traiga.

Neteyam lideraba el vuelo, calculando cada movimiento para mantenerse dentro de la cobertura del bosque. Hizo un gesto a su hermano para que lo siguiera mientras descendía en picada hacia un grupo de árboles altos. Los ikran zigzagueaban entre las ramas con agilidad, pero los giros bruscos y el vértigo comenzaron a afectarla. Danae apretó los ojos, luchando contra la sensación de náuseas que se acumulaba en su estómago.

Cuando finalmente aterrizaron bajo una cascada escondida en un rincón profundo del bosque, Neteyam fue el primero en desmontar, seguido por Lo'ak, que ayudó a Danae a bajar cuidadosamente.

— Estaremos bien, pequeña. — Neteyam le dedicó una suave caricia en su brazo, intentando calmarla. Su voz era baja, pero cargada de confianza. Era en esos momentos cuando odiaba la máscara, le evitaba el tocar su precioso rostro.

Danae respiró profundamente, sintiendo la calidez de su toque, pero sus ojos mostraban una mezcla de temor y tristeza.

— No es tan simple como creen. Temo mucho por ustedes... y por su clan. Mi padre no se detendrá hasta encontrarme. — Sus dedos temblaban mientras sujetaba la mano de Neteyam.

Lo'ak se acercó y pasó una mano por su espalda, inclinándose para inhalar el aroma de su cabello.

— No dejaremos que te lleve. — Su voz era grave, casi posesiva. — Mi Dae, eres nuestra mujer ahora. Nadie, ni siquiera tu padre, te quitará de nuestro lado.

Sus palabras, aunque dichas con amor, parecían subestimar el peligro real. Danae soltó un suspiro pesado, sus ojos nublados por la frustración.

— Lo hacen parecer tan fácil. — Se apartó un poco, su mirada acusadora. — Pero no lo es. Lo conozco. Sé de lo que es capaz.

Neteyam frunció el ceño, dando un paso más cerca de ella.

— ¿Crees que no entendemos lo que enfrentamos? — Su tono era firme, casi reprochador. — No subestimes nuestra determinación, Dae. Te protegeremos, y eso es todo lo que necesitas saber.

— ¡Pero él es mi padre! — explotó Danae, su voz rompiéndose al final. Su mirada se movió entre ambos, llena de dolor. — No dejará de buscarme, y yo... yo no quiero que ustedes sufran por mi culpa.

Lo'ak, que había estado escuchando en silencio, la tomó por los hombros con delicadeza, obligándola a mirarlo.

— Danae, escúchame. — Su tono era más suave, pero no menos serio. — Tú eres lo único que importa. Si tenemos que enfrentarlo, lo haremos. Juntos.

Danae apartó la mirada, luchando contra las lágrimas que amenazaban con caer. En su mente, una idea perturbadora comenzaba a tomar forma: "Si los quiero a salvo, tengo que volver con papá."

Neteyam notó su silencio y colocó una mano en su mentón, obligándola a alzar la cabeza.

— ¿Qué pasa por esa cabeza, Danae? — preguntó con seriedad, sus ojos buscando los de ella. — No estás pensando en algo estúpido, ¿verdad?