diecisiete.

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Habían pasado dos días desde la desaparición de su hija, y el Coronel Miles Quaritch apenas había dormido en ese tiempo. Cada minuto sin Danae lo llenaba de rabia e impotencia, pero no estaba dispuesto a ceder. Había organizado a varios equipos para buscarla por el bosque y estaba listo para salir él mismo a rastrear cada rincón de Pandora si era necesario. Justo estaba en medio de un intenso entrenamiento, tratando de liberar algo de la frustración que lo carcomía, cuando un grupo de soldados irrumpió en la sala de entrenamiento.

— Coronel, hemos recibido información importante — informó uno de los soldados, con voz tensa pero firme, al acercarse a Quaritch sosteniendo una tableta. — Parece que se ha reactivado una pequeña base en las montañas. Llevaba años en desuso, pero ahora muestra señales de actividad.

Quaritch se detuvo de golpe y dirigió una mirada fija y peligrosa al soldado, acercándose para ver el mapa que aparecía en la pantalla de la tableta.

— ¿Estás diciendo que alguien podría estar allí? — su voz era baja, contenida, pero cualquiera podría ver la furia latente en sus ojos.

— Exactamente, señor. Ya enviamos un equipo para investigar el área y confirmar.

Quaritch frunció el ceño, apretando los puños. El solo pensar que Danae pudiera estar en manos de esos "salvajes" le causaba un odio irracional que hervía en su interior. No podía soportar la idea de perder a su hija, lo único en su vida que consideraba realmente suyo, lo más valioso que había logrado proteger en este planeta hostil.

— Quiero que refuercen el equipo de inmediato. — ordenó con voz autoritaria. — No quiero que me vuelvan sin respuestas. Y si ven algo que indique la presencia de esos... Na'vi — escupió la palabra con desprecio —, quiero saberlo de inmediato.

El soldado asintió, pero antes de que pudiera dar media vuelta, Quaritch lo detuvo.

— Espera, yo mismo iré con ellos. No pienso dejar nada al azar. ¿Cuánto tiempo les llevará estar listos?

— Podríamos estar en el aire en menos de una hora, coronel. Solo necesitamos coordinar el equipo y cargar el armamento necesario.

— Perfecto. No perdamos más tiempo. Mi hija está allá afuera, y quien sea que la tenga, pagará el precio. — Quaritch pasó junto al soldado y se dirigió a toda prisa hacia los hangares para preparar su equipo personal.

Mientras se movía, murmuró para sí mismo:
— Danae, aguanta. Papá está en camino.

El soldado que había traído el reporte observó cómo el coronel se marchaba. Aunque había trabajado bajo su mando por algún tiempo, nunca había visto esa mezcla de ira y determinación en su rostro. Sabía que, si de Quaritch dependía, iba a poner Pandora entera patas arriba hasta encontrar a su hija.



● ● ●


La primera luz de la mañana comenzó a filtrarse entre las copas de los árboles, llenando la base con una suave claridad dorada. Danae apenas se movió, hundida en el sueño profundo que la agotadora noche anterior le había dejado. Neteyam fue el primero en despertar, sintiendo el calor del cuerpo de Danae aún en sus brazos. La miró por un momento, observando su expresión tranquila, y no pudo evitar sonreír. Despacio, le apartó un mechón de cabello rojizo del rostro y, casi sin pensar, depositó un suave beso en su frente.

Lo'ak, quien aún estaba adormilado a su otro lado, se despertó al notar el movimiento. Abrió un ojo y también la miró, una sonrisa apareciendo en sus labios.

— Está agotada — susurró Lo'ak, su voz un murmullo para no romper la paz de la mañana.

— Fuimos muy duros con ella. — respondió Neteyam en el mismo tono, sin apartar su mirada de Danae. — Quizás deberíamos dejarla descansar.

 𝐇𝐲𝐩𝐧𝐨𝐭𝐢𝐳𝐢𝐧𝐠 ;; 𝙽𝚎𝚝𝚎𝚢𝚊𝚖 𝚢 𝙻𝚘'𝚊𝚔 𝚡 𝚘𝚌 | +𝟷𝟾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora