Si algo había aprendido las últimas semanas, es que Lauda y Marko adoraban absolutamente a los cachorros, los seis niños de la manada eran las personitas más consentidas de todo el mundo.
No había nada que quisieran que no consiguieran.
Lo único bueno de eso es que no se estaban convirtiendo en niños berrinchudos o algo por el estilo, los seis seguían siendo lindos y buenos niños.
Los dos hombres mayores se desvivían por los niños, no paraban de sonreír y reír, y al principio para Jules fue extraño ver a Marko tan feliz, pero entonces un día cuando el mayor hablaba con Lauda lo entendió todo.
– Desde su muerte me he sentido entumecido, como si las emociones y los sentimientos no existieran más, puedo saber cuando necesito mostrar algo, pero es tan doloroso que evito hacerlo, sin embargo, desde que la conocí... es como si volviera a la vida antes de que él se fuera, y me aterra pensar que es porque he dejado de amarlo – solo era un hombre que había perdido al amor de su vida y no sabía como seguir adelante.
Y aun así, había aprendido a amar a su hijo y sus nietos.
Lauda lo había mirado y había sonreído.
– En realidad sientes esa felicidad porque te recuerda a los tiempos donde Pedro seguía aquí, te recuerdan tanto a él que por fin sientes paz, y ya no hay dolor, por eso puedes sentir sin que duela y no te das cuenta de que estás feliz hasta que alguien más se sorprende y te lo dice de frente – Marko suspira entonces, pero parecía bastante nostálgico.
El Beta palmea su espalda.
– No lo has olvidado, y creo que Pedro lo sabe, y si supiera que estás diciendo todas estás cosas no dudo que vendría y te jalaría la oreja por idiota – el otro hombre se ríe, se ríe hasta que empieza a llorar.
Durante años se ha preguntado porque Sergio no se había lamentado como lo estaba haciendo Marko en estos momentos, pero entonces debe reconocer que no se amaron como el hombre había amado a su pareja.
Helmut Marko hablaba de su pareja con una devoción enorme, incluso cuando hablaba de sus defectos no podía escuchar nada más que amor en sus palabras, había amado a Pedro Rodríguez con toda su alma, y el día en el que había partido de este mundo, el hombre se había llevado parte de Marko consigo.
Sergio jamás se podría haber sentido así, porque si bien era cierto que lo había amado, jamás lo había amado con tal devoción, Jules había escuchado que estuvo a punto de dejarlo.
Y aunque había dolido lo había entendido, Sergio lo amaba, sí, pero se amaba más a sí mismo y a sus hijos que a él.
Podría ocupar la excusa de que Rodríguez y Marko eran almas gemelas.
Pero entonces Daniel no lo extrañaba como el austriaco extrañaba a su pareja, estaba triste, sí, pero estaba más triste por la perdida de lo que pudo ser, que por perderlo a él.
Esta triste por todo lo que Jules le quitó, y no por él.
Eso le hizo preguntarse por unos momentos que se sentiría tener un amor así de incondicional, pero entonces sabía que quizá no lo quería así, que había sido lo mejor para él que las cosas pasarán como habían pasado.
Si, amó a Sergio, quizá solo ahora se daba cuenta de que no lo amaba como antes, pero siempre significaría algo para él, después de todo seguía buscándolo en este estado para saber si estaba bien.
El hombre dejo de llorar unos momentos después, pero solo para mirar a la niña que se acercaba, Sarah parecía dudosa en acercarse.
– ¿Estás bien, abuelo Helmut? – el hombre sonríe entonces, pero es más triste que otra cosa.
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Before I Go
FanfictionJules muere tras no poder despertar de aquel coma, las heridas fueron demasiado graves para que su cuerpo pudiera soportarlo. No estaba listo para morir, dejar todo lo que amaba atrás, dejar a sus seres queridos con una herida que curar. En sus últi...