Treat you better.

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La vida había continuado, para bien o para mal, y aunque la mayoría seguía sufriendo por la ausencia de Lauda, de Niki, el Beta ya no estaba, y tenían que lidiar con eso, porque había bastantes personas que todavía querían hacerles daño, algunas para ganar a su costa, y otras solo por diversión.

Wolff había podido tranquilizar un poco el luto de su lobo, al menos ya no estaba tan perdido como antes, y prestaba más atención a la seguridad de su esposo y sus hijos y nietos, casi como si estuviera totalmente alerta.

Se había vuelto muy paranoico con cualquiera que no fuera de la manada que se acercara a los cinco.

Cómo aquella mañana en la que los mecánicos del neerlandés prestaron atención de más a su esposo.

Lo vio tensarse al darse cuenta que los ojos de los jóvenes estaban demasiado tiempo sobre su marido.

Y entonces el Alfa había caminado con naturalidad a dónde se encontraban, mirando a su esposo, con ojos llenos de posesividad.

– ¿Qué se supone que haces?, estaba hablando contigo – Wolff se encogió de hombros y sonrió.

– Quería apreciar el ángulo desde el que estaban comiéndote con la mirada, los entiendo, es una buena vista, no es que tengas una mala, mi favorita es cuando est-... – el Omega al ver a donde se dirigía el comentario corrió a cubrir la boca del mayor con su mano, totalmente sonrojado.

– No te atrevas a terminar esa frase Torger Wolff – el castaño sonrió, pero giro su mirada a los mecánicos que se encogieron sobre si mismos como si quisieran desaparecer.

– No lo soñaría señor Horner-Wolff, mi lobo quiere reclamarte delante de ellos, ¿Puedo...? – parpadeo sorprendido ante el pedido del mayor, no creía que el hombre fuera de esa clase de Alfa.

Mucho menos que el Omega dejara que algo así sucediera.

Y demostraron que precisamente no eran así cuando el más alto simplemente puso su nariz sobre la glándula marcada del otro.

Lo estaba llenando de su olor, bañándolo en él si las miradas dolorosas de los otros dos Alfas eran algo que decir.

Sus hijos por otro lado parecían divertidos, mirando a su madre avergonzarse y parecer complacido y presumido en iguales medidas.

– Eres un caprichoso, te comportas como un cachorro al que le quieren quitar su juguete favorito – el Alfa se rie entre dientes, pareciendo muy complacido.

– Eres mi juguete favorito, y no haces mucho como para que no me comporte así, en realidad pareces orgulloso de provocar esas reacciones en mi – el británico golpeó el brazo de su esposo.

– No te comportes como un cachorro, ¿Qué ejemplo le estás dando a nuestros hijos? – los dos mencionados sonrieron con inocencia, tal como Wolff lo estaba haciendo, para desesperación de Horner.

Pato se rió divertido.

– Para que digo algo, son iguales a ti.

– Y faltaron dos nietos, hablando de mis sobrinos preciosos, ¿Cómo sigue lidiando Thomas con la separación? – Sergio suspiro cansado.

– Sigue sin querer hablar conmigo o con Max, y Sarah dijo que el otro día se escondió durante seis horas, la niñera me llamo llorando en histeria al no encontrarlo – bueno, su cachorro no estaba lidiando muy bien con la separación.

– Es un cachorro que tiene un lazo con su padre Alfa por primera vez en su vida, y lo separamos de él muy rápido, solo necesita tiempo para acostumbrarse – Wolff seguía abrazando a su Omega, y parecía muy contento al respecto, con la espalda del rubio contra su pecho, abrazándolo con fuerza y hundiendo su nariz sobre el cuello de su esposo.

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