Capítulo 8

1 0 0
                                    

Llegamos a la cancha de beisbol para el partido de Tyler, observé todo el partido en las gradas. A decir verdad, no entendí nada de lo que estaba pasando, si he visto partidos de voleibol con mi padre, pero no es que fueran de mi interés. Solo aplaudía cuando el resto de las personas lo hacían para no quedar como tonta.

«Al igual que siempre»

Al terminar el partido, Tyler vino corriendo hacia mí

—¿Qué te pareció?

—Interesante

—No entendiste nada, ¿verdad?

—Ni un poco —comencé a reírme, y vi como el negaba con la cabeza

—Lo importante es que estuviste aquí conmigo. ¿Quieres ir por un helado, un café?

Sonó el teléfono de Tyler

—One Republic, I Lived, ¿huh?

—Efectivamente. —Sacó el teléfono de su bolsillo, tocando la pantalla para responder. —¿Ahora qué Camille?

La iba a llevar a tomar algo. La verdad no sé si quiera, bien.

Agarró el teléfono y lo pegó a su pecho para que su hermana no escuchara lo que me estaba diciendo

—Bonita, ¿quieres ir a mi casa? Mi madre hizo pasta para cenar, si no quieres ir no hay ningún problema, podemos hacer otra cosa

—No, me encantaría ir, me gusta la pasta

—Bien. —Acercó de nuevo el teléfono a su oreja. —Dice que sí, por favor no grites, me vas a dejar sordo. Nos vemos en la casa

—Creo que tu hermana esta más emocionada que yo

—Sí, no es que lleve a muchas chicas a mi hogar


«¿Esa es buena o mala señal?»

Creo que es buena, pero no estoy segura.


Salimos de la cancha sin ninguna prisa, recogimos sus cosas, él se despidió de su entrenador al igual de sus amigos. Caminamos al lado del otro tranquilamente. En el camino a su casa él puso música, al parecer es un chico como yo, la vida sin música no es vida realmente.

Cuando llegamos, que casa más preciosa, pintada de negro completamente, ventanales enormes, un aire moderno.

Estaba a punto de tocar el timbre, cuando tocó mi hombro con suavidad deteniéndome.

—¿Pasa algo —pregunté

—Si mi hermana te empieza a molestar solo necesitas decirme, con una señal de lejos si no puedes acercarte. No tenemos que estar aquí si te encuentras incómoda, es lo que menos quiero. O también mamá llega a ser algo intensa a veces.

—Tyler, tranquilo todo va a estar bien, además se lo de madres intensas he vivido con ella dieciocho años de mi vida.

—De acuerdo.


Tras unos segundos de sonar el timbre, una chica abrió la puerta. Sonrió y soltó un chillido de emoción, miré a Tyler de reojo y vi que se pasaba una mano por el rostro.

—No empecemos Camille.

—No seas amargado hermanito. —lo volteó a ver y arrugó la nariz. —Tu debes de ser Julie, igual o más preciosa que como te imaginé.

—Gracias. —Me froté mi brazo de arriba abajo, y sentí como el calor de mis mejillas aumentaba

—No seas intensa Millie, adelante pasa Julie, debes de estar hambrienta.

Una Noche en ParísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora