Capítulo 11

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«Y regresamos a la realidad, triste y pesada realidad»

Que lamentable consciencia.

El tiempo pasó más rápido de lo que esperaba, el semestre ya estaba a punto de terminar.

«Y eso significó desvelarse, ni una sola noche se pudo dormir en paz, debimos haberle hecho caso a mamá y quedarnos en Chicago ella se encargaría del trabajo arduo y pesado de mantener una casa, nuestra vida hubiese sido mejor si tan solo...»

Ya consciencia deja de ser tan dramática, madre mía, hija de Eleonor tenía que ser. Como sea lo que trataba de decir es que pronto llegarán nuestras merecidas vacaciones, y la verdad no se si quiero regresar a Chicago, me la estoy pasando de maravilla aquí, sin contar todo lo que dijo mi consciencia anteriormente. Mis amigos son lo máximo, en especial Layla y Logan, los considero como mis hermanos para este punto. Rose y yo nos estamos llevando un poco mejor, creo que ya entiendo su humor. Nate, bueno creo que no tengo palabras para describir el chico increíble que es, soy afortunada de tenerlo a mi lado, cada vez que salimos con los chicos, él me trae a casa, se me hace raro cuando no lo hace, nos vamos turnando para poner música en el camino.

«Que sus gustos son iguales»

Sí...

Bueno llegamos a la parte interesante creo yo, después de lo de Millie, Tyler me invitó un café como había prometido.


—Chai Latte ¿cómo es que no me sorprende Ty-Ty?

—No me puedes culpar ¡es delicioso!

—Claro que es rico, pero van varias veces que salimos por un café, y siempre pides lo mismo.

—Tu siempre pides Rocky Road cuando vamos por un helado.

—¡Mentiras! La vez pasada pedí de cereza. —Le di un largo sorbo a mi café helado. —Además la otra vez pedí de mango, no recuerdo exactamente cuándo; pero lo hice.

—Qué diferencia bonita, pero vale, te dejaré ganar esta vez.

—Es que sabes que tengo razón, el día que no la tenga.

—Te lo repetiré cada día de tu vida.

Lo golpeé suavemente en la gorra que traía puesta.

—Ey, eso dolió.

—Dramático. —Le saqué la lengua.

—¿Terminaste tu café? —dijo frotándose la nuca.

—Me queda un poco ¿Por qué?

—Te tengo una sorpresa.

—Vale ¿en dónde?

—Si te digo ya no sería sorpresa. Andando, vamos al coche.

—Podrías secuestrarme, no sé a dónde voy

—Julie vamos, ya te has subido conmigo antes, ¿confías en mí?

—Dudable. —Entrecerré los ojos

—Julie.

—Solo bromeo, vamos.


Fui observando el camino, y cada vez lo veía más sospechoso. Hasta que paramos enfrente de mi casa.

—Tyler.

—Bonita.

—¿Qué estamos haciendo en mi casa?

—Digamos, que Logan tomó una copia de las llaves de tu casa, un día que vino, entonces accedió a ayudarme con la sorpresa.

—Vale, recuérdame no dejar que Logan entre a mi casa en Chicago. Entonces ¿entramos guapo?

Una Noche en ParísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora