Capítulo 19

1 0 0
                                    

Pasaron varias semanas desde que Nate me dijo que éramos amigos, y realmente él estaba diferente, pero yo seguía sintiendo ese cosquilleo cada vez que está cerca de mí. Al más mínimo roce, mil descargas eléctricas recorrían mi cuerpo, no podía evitar suspirar cada que lo veía.

Esa sonrisa que pone cada que digo algo tonto, el cómo brillan sus ojos al contarme cosas que vivió con su mamá, el embriagante aroma de su perfume.

«En pocas palabras, ¿cómo demonios no me va a gustar este hombre?»

Y el saber que él fue el chico del que una vez me enamoré, no me pone en una situación sencilla.

Tyler es un chico super dulce conmigo, cada que puede viene al departamento a pasar tiempo conmigo, o yo llego a ir al suyo. Disfruto mucho pasar tiempo con él y Camille, me recuerdan bastante la relación que tengo con mi hermano.

Me siento cómoda con ellos, de alguna forma me siento tranquila, en casa, algo que no había sentido en algún tiempo. Estoy segura con él o es lo que quiero pensar, si no, no habría forma que me subiera a esa cosa de la muerte que es mejor conocida como moto.

Aunque a pesar de eso hay momentos que no me han agradado tanto, en especial cuando estamos hablando de mis amigos y sale a flotar el nombre de Nate. Veo como frunce el ceño, y trata de cambiar de tema en el mejor de los casos.

Trato de no darle tanta importancia, pero no dejan de pasar en mi cabeza como recordatorio.

Además, no es lo único que me tiene dándole vueltas al asunto, Nate me dice que somos amigos, pero a veces me hace dudar sus propias palabras.

«Se trata de convencer más a si mismo pensaría yo»

Quizás sea eso consciencia. Pero no lo sé, las cosas están extrañas, por ejemplo, el otro día en la uni.


«—Disculpe, ¿es usted Juliette Laurent? —dijo un joven con un delantal.

—Sí —respondí dudosa.

—Alguien me pidió que viniera a verte, esto es para ti —señaló el carrito de café con postres

—¿Qué? —exclamé, ¿Cómo demonios?

—El carrito —respondió el chico asintiendo con la cabeza

—¿Para mi?

—Cortesía de Nathaniel Collins

—Oh, ya veo. Bueno, no quiero café por ahora. Gracias de todos modos, no quise hacerte perder tu tiempo.

—No hay problema —movió el carrito caminando conmigo

—¿Qué haces?

—Me contrataron por el día

—¿Enserio? —madre mía con Nate

—Sí, todo el día. Cada vez que quieras café, galletas o algún postre aquí estaré.

—Eso no es necesario

—Ya me pagaron, y mucho —dijo él con una sonrisa

—Vale —suspiré —. ¿Estás seguro que fue Nathaniel quien te contrató?

—Por supuesto, es un chico alto de lentes, su madre es diseñadora de modas.

—Entonces si es él»


«Fue un buen día, tuvimos café gratis y postres de a montón»

Claro, pero a quien se le ocurre contratar un carrito de café, para una persona, además quien sabe cuánto le costó a Nate. Y con este tipo de cosas, me confunden más de lo que estoy.


«—Sabes, tengo antojo de pasta de esas que son tan cremosas que hasta llegan a tener un sabor a mantequilla—dije

—Vamos —contestó él

—¿A dónde?

—A que tengas tu pasta, anda vamos yo te llevo»

Y me llevó a comer la pasta que quería, incluso el pagó la cuenta. Ha escuchado todas y cada una de las canciones de mi playlist, les ha hecho reseñas en una libreta que me regaló hace poco. Todos estos momentos me han hecho suspirar, pero no tanto como cuando estábamos en su casa los dos solos.

Hablamos de todo y nada a la vez.


«—Tengo pensamientos, pensamientos que me gustaría compartir contigo —comenté en voz baja

—¿Y no estas compartiéndolos ahora? Digo, siempre me puedes hablar de lo que quieras

—Lo que estoy tratando de decir, es que regularmente cuando leo algo nuevo, o interesante, provocativo. Eres tú quien pasa por mi mente. No suelo hablar de los libros que leo, ya que por lo regular son cosas que las personas no suelen entender. Eres tú con quien quiero hablar, acerca de esas opiniones o pensamientos

—Ya veo —contestó

—Y entonces, me estaba preguntando si, quizás tú también tengas esos pensamientos de mí, cuando piensas en algo que los demás no puedan entender.

—Espera

Entró a su habitación, tras unos minutos salió con una pequeña torre de libros.

—He leído todos estos

—¿Y?

—Y... los aparte para ti. Pensé que quizás, podrías compartir tus opiniones conmigo. Todos y cada uno de ellos tienen anotaciones, quizá tontas, pero que siento tu entenderías.

Tomé uno de los libros, y efectivamente tenían anotaciones en los bordes. Cada una de ellas escritas con su puño y letra, me llamó la atención que había cosas de ciertos colores.

—Hay colores porque significan cosas diferentes, las azules son pensamientos míos, los violetas cosas que me recuerdan a ti y los rosas lo que me recuerda a nosotros»


Esto me hace preguntarme si quizás puede surgir algo entre nosotros, aunque me lo quito inmediatamente de la cabeza porque él dice que somos amigos, y quizás tiene razón puede que solo sea amable porque somos buenos amigos. No mejores amigos, porque ese el lugar de Logan y se infartaría si digo que es mi mejor amigo.

Olvidando esto último creo que es solo cuestión de tiempo para aclarar las cosas, además estoy saliendo con Tyler eso debe hacerlo más sencillo.

¿No?

Una Noche en ParísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora