Capítulo 22

1 0 0
                                    

—Solo si tú quieres claro, no te obligaría a ir conmigo cuando tú no quieras

—No, es decir sí, digo... Me encantaría ir a una cita contigo —Sacudí mi cabeza—. Pero ¿a dónde iremos? Muchos restaurantes deben de estar por cerrar.

—No te preocupes, yo me encargo Jules.

Estaba muy nerviosa, de verdad había sido correspondida por Nate y me estaba llevando a cenar, los dos solos. Encontró un restaurante cerca de donde estábamos o por lo menos eso creo, la caminata con él hizo que no sintiera el tiempo. El restaurante tenía las luces apagadas.

—Nate creo que está cerrado

—Espera aquí —soltó mi mano, no me había percatado que las teníamos unidas todo el camino aquí, hasta que sentí su ausencia.


Tocó la puerta del restaurante, y salió uno de los meseros. Nate movía las manos, el mesero entró nuevamente al restaurante y salió lo que pareció ser el chef del restaurante. Vi como empezaron a hablar y Nate sacó un fajo de billetes y se los dio al chef, el solo asintió con la cabeza.

Caminó hacia mí con una sonrisa en el rostro.

—Anda vamos —tomó mi mano—. Este restaurante es de los mejores de aquí

—Que fácil resolviste que estaba cerrado— reí

—Tengo mis métodos.

—Tienes dinero.

—Eso también —dejó mi mano y la deslizó por mi cintura, acercándome a él.

—¿Este es uno de tus métodos? —pregunté

—Aun no has visto nada Jules.


Caminamos al restaurante, la mesa estaba adornada con flores en el centro, al igual que con algunas velas. Se acercó un mesero con una botella de vino.

—Joven Collins aquí tiene su botella de vino, ¿quiere que les sirva una copa?

Él me miró buscando mi respuesta, a lo que yo asentí con la cabeza. Nuestra primera cita fue diferente para mí, no había sentido esos nervios en mucho tiempo. Ese cosquilleo dentro del cuerpo, que recorría desde la punta de mis dedos hasta mi cabeza. Cada vez que lo veía una sonrisa aparecía en mi rostro, más cuando se emocionaba contándome de su vida.

—Fue de las cenas más deliciosas que he tenido en la vida — le dije al salir del restaurante

—Te dije que era muy bueno, mi madre me trajo aquí hace algún tiempo.

—Pero igual de costoso, no quiero que gastes tanto en mi.

—Ey —se puso delante de mí cubriéndome el paso, tomó mi rostro con ambas manos, frotó su pulgar en mi mejilla—. Jules, no quiero que te preocupes por eso. ¿Disfrutaste la cena no?

—Sí.

—Entonces nos quedamos con eso ¿vale? Ambos disfrutamos la cena, no importa el costo, estuve contigo esta noche y eso es lo que importa.


Después de un rato llegamos al hotel, subimos a las habitaciones, me acompañó hasta la mía, iba a soltar mi mano cuando lo jalé dentro.

—¿No quieres quedarte aquí? —pregunté

—Solo si tú quieres

—Quiero que te quedes aquí, conmigo.

Ambos nos recostamos en la cama, nos quedamos mirando al techo, el silencio inundó la habitación.

—¿Te puedo hacer una pregunta? —le dije

—Todas las que quieras.

—¿No importa cuál sea?

—No lo creo.

—¿A cuántas personas les has dicho "te amo" realmente sintiéndolo?

—Depende en qué sentido lo digas, le he digo te amo a mi madre, incluso a Layla. Así que ahí serían dos. Pero sé que es diferente, de forma romántica diría que a nadie.

—¿Enserio?

—Sí, para mí un "te amo" vale mucho, no lo diría si no lo sintiera. Se que en algún momento lo diré de manera romántica.

Supongo que es mi turno para una pregunta

—Vale, házmela.

—¿Hay alguna canción que te rompa el corazón cada vez que la escuchas?

—No lo sé, hay muchas canciones. Supongo que depende de la situación que esté pasando o que me recuerde a algo.

Sabes mejor te lo muestro.

Tome mi teléfono, conecte los audífonos y abrí mi playlist. Fui poniendo canción por canción explicándole a las situaciones que me recordaba. Desde "Stop Crying Your Heart Out" hasta "Forever Winter"

Cada vez que hablaba el me miraba a los ojos, y yo hacía lo mismo, sus pupilas se dilataban y me regalaba una sonrisa.



Tocaron la puerta del cuarto, al parecer ya había amanecido.

—Julie, anda vamos a desayunar —Tocó nuevamente—. La puerta está abierta, voy a entrar Julie

—Es Layla verdad —dijo Nate—. Escóndeme.

—Nathaniel—le dije en voz baja


Él se escondió debajo de las cobijas, yo no pude evitar reír ante su acción. Layla me miro y miro el cuerpo de Nate

—¿Tú que haces aquí? —Señaló al chico—¿Y tú porque lo dejaste entrar? —me señaló a mí—¡Ay no me digan que ya tuvieron...!

—¡Layla! —dijo Nate saliendo de su escondite

—Solo nos quedamos dormidos escuchando música—contesté

—¿Donde estuvieron anoche? —gritó Layla

—¿Qué tanto escándalo? —llegó Logan—. Nate me quitaste mi turno con Julie. ¡Locos!

«Ojalá, si ni nos hemos besado»

—Chicos ya, tuvimos una cita, lo invité a mi cuarto, platicamos, escuchamos música y nos quedamos dormidos —expliqué.

—¿Nada más? —preguntó Logan.

—Nada más —respondió Nate.

—Bueno, entonces los esperamos afuera, para ir a desayunar, si es que quieren desayunar comida —Me guiñó un ojo, y jaló a su hermana del brazo mientras refunfuñaba


Nate mi miró, ladeó la cabeza

—Así que ya les dijiste que tuvimos una cita

—Perdona, no sabía si tú querías que supieran. Debí haberte preguntado antes.

—Oye, conozco a Layla en algún momento se iba a enterar. Le dijéramos o no lo que pasó—tocó suavemente mi mano—. Tuvimos una cita, una increíble cita en mi opinión.

—Una increíble cita.

Nos acercamos, nuestros rostros se movieron inconscientemente, puso su mano sobre mi rostro. Mi respiración se comenzó a acelerar, nuestros labios estaban a centímetros de distancia.

—Apúrense —gritó Rose desde la puerta

Nate y yo negamos con la cabeza con una sonrisa en el rostro.

—Esto va a ser más complicado de lo que esperaba.

—Ni que lo dudes.

Una Noche en ParísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora