Capítulo 29

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Nate y yo hemos estado más que ocupados con los preparativos de la boda solo faltan dos semanas para el gran día, y yo no puedo con la emoción. Hoy tocó ir a checar los vestidos que voy a usar el día de la boda, para después irnos a la despedida de soltera que organizó Layla.

Y si no estoy diciendo mentiras, son los vestidos. La madre Nate desde que se enteró de nuestro compromiso me dijo que no había forma que ella no hiciera mi vestido de novia, al igual que el de las damas. Las chicas y yo fuimos a una de las tiendas que tiene para que me los pruebe y estén más que listos.

—Julie querida me alegra que estes aquí

—Mil gracias, señora Collins, no podría confiar en nadie más para hacer mi vestido.

—Vestidos querida, una para la ceremonia y el otro para la fiesta. Quiero que durante la fiesta puedas bailar todo lo que quieras y que el vestido no te esté estorbando. Traté de englobar todas las ideas que me dijiste romántico, sensual pero con un toque de elegancia. Y el de las chicas un color entre oro rosado y champagne, sencillo pero elegante, se van a ver hermosas. —explicó emocionada la madre de Nate

Nos hizo señas y nos adentramos más en la tienda. Sentó a las chicas en un sillón frente a un espejo que es donde estaría yo enseñándoles los vestidos. Primero les enseñé el de la ceremonia.

—Estas preciosa —exclamó Layla

—Se ve muy tu —recalcó Rose

—Te ves increíble Julie —dijo Emma

—Eres una princesa de cuento realmente —dijo Camille

El vestido tiene un escote en forma de corazón que llega hasta la mitad de mi abdomen, con flores y pequeños cristales incrustados en todo mi torso hasta bajar un poco antes de llegar a mis caderas, la espalda está descubierta hasta la mitad y se nota un poco mi piel por las transparencias del corsé, la falda es de un delicado tul que da un poco de volumen pero no demasiado, y con la luz que entra de la ventana se notan los destellos al moverme. Es un vestido encantador y chic.

—Es perfecto —dije con lágrimas en los ojos

—Estas hermosa Julie —comentó la madre de Nate juntando las palmas —. De verdad que mi hijo es afortunado por estar contigo. Anda vamos a probarte el siguiente.

El vestido de la fiesta es de satín, un color blanco aperlado, muy sofisticado. Es un vestido entallado y con un poco de vuelo. Algo romántico con escote y hombros descubiertos, está adornado con aplicaciones florales tridimensionales adornadas antes de fundirse en un sutil escote redondo. Tiene unos fruncidos impecablemente colocados esculpen el cuerpo al tiempo que ofrecen un hermoso movimiento y fluidez, al igual que con la espalda descubierta que le dan ese toque sensual.

—Señora Collins es una artista de verdad, no había visto vestidos tan preciosos como estos —dijo Layla

—Gracias dulzura. Enseguida vengo voy por sus vestidos chicas

Los vestidos de las damas efectivamente son entre un champagne y un oro rosado, de la misma tela que es mi vestido de la fiesta, con un escote columpio...

«Esos nombres raros de la moda»

Tirantes delgados, con una abertura en la pierna y la espalda descubierta.

—¡Son todas unas princesas! —exclamó la madre de Nate


Emma, Camille y Layla estaban muy emocionadas con el vestido, no paraban de mirarse en el espejo. Rose comenzó a moverse y ver como se le veía el vestido de todos los ángulos

—Creo que no me veo tan mal —Giró la cabeza para ver la espalda del vestido.

Después de un rato de admirar el trabajo de la señora Collins, nos fuimos al hotel donde Layla tenía planeado todo

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Después de un rato de admirar el trabajo de la señora Collins, nos fuimos al hotel donde Layla tenía planeado todo. Al llegar nos llevaron a la suite para todas nosotras, en la cama se encontraban varias batas de seda, cuatro del mismo color y una color blanco.

Corrimos al baño a ponernos nuestras batas, al salir una botella de vino blanco estaba sobre la mesa, junto con varias copas y fresas bañadas en chocolate.

—¡Bienvenidas a la despedida de soltera de Julie! —gritó Layla

Ese fue el comienzo de nuestra noche de chicas, no podría escribir todo lo que hablamos esa noche porque en realidad lo disfrute tanto que no recuerdo con exactitud las palabras que nos dijimos. Todo se trató de pasar un tiempo juntas, comimos golosinas a montones al igual que una tabla de quesos que estuvo de maravilla, tomamos alrededor de tres botellas de vino.

Nos pusimos mascarillas, nos hicimos las uñas entre nosotras, jugamos como si fuéramos adolescentes y cantamos mil y un canciones a todo pulmón. En verdad fue una noche inolvidable

Una Noche en ParísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora